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Rubiales y la teoría de la neutralización

Manuel Jesús Caro Cabrera

Criminólogo y profesor titular de Sociología de la Universidad de Sevilla —
27 de agosto de 2023 20:28 h

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Tras escuchar las explicaciones que el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, dio acerca del beso a Jenni Hermoso y leer la interpretación que Ana Requena hace de dichas explicaciones, en su fantástico artículo Un hombre encaramado a sus testículos: Luis Rubiales sigue paso a paso el manual de la reacción machista, no puedo dejar de pensar que Rubiales, además de seguir dicho manual, siguió a pies juntillas buena parte del manual que los delincuentes usan para justificar que pueden cometer sus delitos, recogido a partir de 1947 por Matza y Sykes y otros autores en la llamada teoría de la neutralización. Permítanme que me explique.

Según estos autores, quienes cometen delitos y quienes no lo hacen no son tan diferentes; de hecho, comparten la mayor parte de los valores sociales. Los delincuentes no están haciendo el mal las 24 horas del día, por ejemplo, compran el pan y admiran a las mismas personas a las que admiran las personas normativas: futbolistas, cantantes, sus madres... Por otro lado, las personas normativas cometen pequeños actos de desviación de vez en cuando: ¿quién no se ha saltado un semáforo alguna vez, escondido algún ingreso extra en la declaración de la renta o sustraído alguna cosilla de un supermercado? La clave para explicar la delincuencia, plantean Matza y Sykes, está en encontrar aquellas triquiñuelas que quienes delinquen usan para 1) justificarse a sí mismos/as que no pasa nada por desviarse y 2) poner sordina, neutralizar, a su conciencia, que no deja de decirles que han hecho mal, lo mismo que haría la de cualquier persona que siga las leyes a pies juntillas. A estas triquiñuelas Matza y Kykes las llamaron técnicas de neutralización.

Pues bien, en la asamblea extraordinaria de la RFEF, Rubiales usó el viernes tres de las mismas técnicas de neutralización que usaban muchos de los delincuentes que Matza y Kykes y otros autores entrevistaron en sus estudios y que cualquiera usa en su día a día, para apaciguar su conciencia a la hora de delinquir o simplemente sacar los pies del plato: la técnica de “negar la responsabilidad”, la del “libro de cuentas” y la de “condenar a quienes me condenan”.

Al hablar de que todo ocurrió en un momento de alegría inmensa al haber ganado el Mundial, lo máximo a lo que se puede aspirar en fútbol, Rubiales usó la técnica de “negar la responsabilidad”, pues deja claro que se dejó llevar por el momento, que no hubo “intención”, que no había “deseo”. Lo mismo que hace un delincuente cuando dice que se dejó llevar por el momento o una estudiante cuando explica que no pudo resistirse a copiar al acercarse la hora de entregar un trabajo. 

Al usar la técnica del libro de cuentas, Rubiales está planteando que ese pico es una minucia comparada con todo lo bueno que ha hecho

 

Cuando Rubiales empieza a listar las numerosas cosas positivas que ha hecho por el fútbol femenino en España, está usando la técnica del libro de cuentas. Está planteando que ese pico es una minucia comparada con todo lo bueno que ha hecho. Como buen contable, Rubiales está poniendo en las columnas del haber y del debe de su libro de cuentas todo lo que ha hecho como presidente de la RFEF, dejando claro que la columna del haber es mucho más larga que la del debe. Tras esta comparación, la conclusión es clara, no merece el trato que está recibiendo: él es un gran presidente que ha cometido una pequeña imprudencia, “¿de verdad merezco esto?”. Es la misma técnica que usa un estudiante cuando argumenta que su suspenso no tiene sentido porque él es de notable, o la que usa una empresaria acusada de infracción laboral cuando dice que la acusación es injusta porque ella crea no sé cuántos empleos o es un pilar de la comunidad.

Cuando acto seguido Rubiales dice que lo que le está pasando es un ataque de un falso feminismo que es “una lacra en este país”, está usando la técnica de condenar a quienes condenan. Según Rubiales el revuelo que se ha montado por el beso sólo parece ser visto como algo terrible por personas malas, por las falsas feministas a las que no les “importan las personas”. Si los malos, las malas en este caso, son quienes me juzgan, ¿qué legitimidad puede tener ese juicio?; igual es que ese beso no es algo tan execrable... Es la misma técnica que usa una mala estudiante cuando dice que la profesora le ha cogido manía o un delincuente que argumenta que la policía es corrupta y que por eso le persigue.

Basándome en esto y, al margen de todo lo demás dicho por Rubiales y comentado en excelentes artículos, creo que es factible decir que el presidente de la RFEF no sólo estaba dando explicaciones públicas sobre el beso sino acallando su conciencia y, me temo, la de toda la Federación Española de Fútbol que, entre aplausos, intentaba convencerse con las técnicas de neutralización ofrecidas por su presidente de que no tiene que abordar cambios. Sólo el tiempo dirá si lo consigue.

Tras escuchar las explicaciones que el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, dio acerca del beso a Jenni Hermoso y leer la interpretación que Ana Requena hace de dichas explicaciones, en su fantástico artículo Un hombre encaramado a sus testículos: Luis Rubiales sigue paso a paso el manual de la reacción machista, no puedo dejar de pensar que Rubiales, además de seguir dicho manual, siguió a pies juntillas buena parte del manual que los delincuentes usan para justificar que pueden cometer sus delitos, recogido a partir de 1947 por Matza y Sykes y otros autores en la llamada teoría de la neutralización. Permítanme que me explique.

Según estos autores, quienes cometen delitos y quienes no lo hacen no son tan diferentes; de hecho, comparten la mayor parte de los valores sociales. Los delincuentes no están haciendo el mal las 24 horas del día, por ejemplo, compran el pan y admiran a las mismas personas a las que admiran las personas normativas: futbolistas, cantantes, sus madres... Por otro lado, las personas normativas cometen pequeños actos de desviación de vez en cuando: ¿quién no se ha saltado un semáforo alguna vez, escondido algún ingreso extra en la declaración de la renta o sustraído alguna cosilla de un supermercado? La clave para explicar la delincuencia, plantean Matza y Sykes, está en encontrar aquellas triquiñuelas que quienes delinquen usan para 1) justificarse a sí mismos/as que no pasa nada por desviarse y 2) poner sordina, neutralizar, a su conciencia, que no deja de decirles que han hecho mal, lo mismo que haría la de cualquier persona que siga las leyes a pies juntillas. A estas triquiñuelas Matza y Kykes las llamaron técnicas de neutralización.