La cultura echa raíces en el medio rural andaluz con más de 130 museos
Almedinilla es un pequeño pueblo situado en el extremo
oriental de la comarca de la Subbética cordobesa, lindando con las provincias
de Jaén y Granada. Tiene 2.523 habitantes, un número de personas que se
multiplica por seis cuando se cuentan los visitantes que recibe al año su Museo
Histórico y su complejo cultural entorno a la villa romana de ´El Ruedo´. Cada
año, 15.425 turistas pasan por este municipio que ve cómo tiene en sus espacios museísticos
uno de los principales motores económicos y de desarrollo.
Como Almedinilla,
otros muchos pueblos de Andalucía apostaron un día por sus museos y hoy éstos
forman parte de su identidad y de su actividad económica.
“El museo, la villa romana y todo lo que se ha desarrollado
alrededor en el pueblo es un sector estratégico para el municipio por los
puestos de trabajo que genera, tanto directos como indirectos“, explica a eldiario.es/andalucia la gerente de la Empresa Pública de Desarrollo ”Somnus“
de Almedinilla, Inmaculada Román, como ejemplo de lo que significa para un
pueblo la apuesta por sus museos.
Y ofrece unos datos que reflejan esa realidad: “Antes de poner en valor nuestro patrimonio, en Almedinilla había
tres restaurantes. Ahora, sólo en alojamientos rurales ya hay más de una
quincena“.
La cultura en general y los museos en particular se
convierten así en un motor de desarrollo económico y social de los municipios
andaluces, al que ahora también pasa factura la crisis. “Apostar por todo eso
es un proceso lento pero es un proyecto de desarrollo local que genera riqueza
para la localidad a largo plazo“, asegura desde su experiencia Román.
De hecho, e
l caso de Almedinilla ha sido estudiado por
otros municipios andaluces que se han acercado hasta este pueblo cordobés para analizar
cómo han desarrollado su proyecto y han puesto en valor los recursos
patrimoniales y culturales. Exportar su modelo de gestión a otras localidades
refuerza el logro que Almedinilla ha alcanzado alrededor de su Museo Histórico,
la villa romana de ´El Ruedo´, el poblado
ibérico del Cerro de la Cruz y toda la actividad económica que alrededor del pasado romano del municipio se ha creado: comidas y banquetes romanos, banquetes
funerarios, bodas romanas, teatro y talleres.
Genalguacil: un pueblo-museo
Genalguacil: un pueblo-museo
Toda esa generación de actividad alrededor de la actividad
museística tiene un curioso ejemplo en un pueblo de Serranía de Ronda: Genalguacil está considerado un “pueblo-museo” y así se promociona
entre sus visitantes. Este pequeño municipio recibe cada dos años la visita de artistas
foráneos que se reúnen en sus ´Encuentros de Arte´ para, durante dos semanas, crear
distintas piezas de arte que luego dejan expuestas de manera permanente en las
calles del pueblo.
Genalguacil se define así como un museo permanente al aire
libre en el que, caminando por sus calles, el visitante se encuentra
pinturas en las paredes, esculturas, tallas en troncos, etc que se integran con
el entorno. Así, cada detalle de la vía pública (números de las casas, nombres
de las calles o bancos para sentarse) tienen algún componente artístico para
crear un itinerario acorde entre las obras de arte del pueblo y el propio Museo
de Arte Contemporáneo del municipio.
Cultura, historia y gastronomía en los museos
Cultura, historia y gastronomía en los museos
Almedinilla y Genalguacil son sólo unos ejemplos de los 130
espacios que se inscriben en el Registro Andaluz de Museos y Colecciones
Museográficas de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte. En él, aparecen
los espacios que, a partir de la Ley de Museos de 2007, cumplieron los trámites
autonómicos para quedar inscritos legalmente como museos.
Pero hay más. Y así se recoge por ejemplo en los 157 museos que, con
presencia en Internet, se encuentran ubicados en municipios de toda Andalucía y
el profesor de Historia y conservador de
museos, José Ramón López. Ahí figuran los 43 museos de la provincia de
Córdoba, los 31 de Málaga, los 29 de Cádiz, los 14 de Jaén, otros 13 en
Granada, 12 más en Sevilla, los 8 en Huelva y otros 7 de Almería, sólo en
pueblos, sin contar los de las capitales.
Museos y casas-museo repartidos por toda la geografía
andaluza que, lejos de mostrar sólo la historia, pintura o escultura, recogen
la riqueza del patrimonio arqueológico, la orfebrería, alfarería, además
de todo tipo de trabajos artísticos que tratan de mostrar las tradiciones y artesanías
típicas de la región.
Y junto a ello, toda una suerte de museos o centros de interpretación creados sobre cada
uno de los productos agroalimentarios que mueven el principal de desarrollo
económico en Andalucía: el Museo del Mantecado en Estepa (Sevilla), el Museo
del Vino en Jerez (Cádiz), el Museo de la Matanza en Alcaracejos o el del Anís
en Rute, ambos en la provincia de Córdoba, el Museo del Olivar y del Aceite en
Baena (Córdoba) o el Museo del Jamón en Aracena (Huelva), son algunos ejemplos de
esta suerte de gastronomía museística de los pueblos andaluces.
Los museos requieren una inversión continuada
El profesor y experto en museos José Ramón López lleva más
de una década recopilando información, documentación y registros de los museos
andaluces. 'La Historia de los Museos de Andalucía' es uno de los libros
publicados de este estudioso que tiene claro que “un museo puede generar
desarrollo para un municipio“, aunque distingue entre los museos –colecciones de
originales para ser mostradas- y los centros de interpretación surgidos para
explicar un producto o un lugar.
Y avisa:
“La crisis, como a todo, les está afectando”, señala López. “Los
recursos cada vez son menos y un museo requiere una inversión continuada. Si se
piensa que una vez creado no hay nada más que hacer, ni actividades ni trabajo,
se convierte en algo muerto“, precisa. Por eso, señala la importancia del
equipo humano que trabaja en cada uno de los museos andaluces y que, “indirectamente,
con su trabajo, hacen que lleguen más visitantes“ a cada municipio.
De ahí que llame la atención sobre la desaparición y el cierre de algunos museos. “Se han
cerrado algunos“, cuenta y alerta sobre la merma cultural y económica que
seguir esa linde puede acarrear para muchos pueblos.