Sueldos estratosféricos, cajas B, subvenciones desviadas, malversación, donaciones ilegales… Las noticias sobre corrupción llenan las portadas de periódicos y las horas de emisión de radios y televisiones. La figura del político se ha manchado. Pero, ¿son todos iguales? El Gobierno de la Nación había planteado inicialmente en su Ley para la Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local -con el argumento de contener el gasto- medidas como la prohibición de que los alcaldes de los pueblos de menos de 1.000 habitantes cobraran un sueldo de las arcas municipales. Pero más allá de la polvareda que levantó esta -que se descartó- y otras medidas que en cierta medida recortan la autonomía de los municipios, lo cierto es que pocos concejales cobran de las arcas municipales en los pueblos pequeños.
Desde IU aseguran que la mayoría de sus concejales en pueblos pequeños hacen su trabajo de forma voluntaria. El PSOE sostiene que el 95% de sus concejales tampoco cobran por su labor y en el PP matizan que una gran parte sus responsables políticos en localidades pequeñas tampoco reciben ningún tipo de salario. Eldiario.es/andalucia ha conversado con cuatro de estos alcaldes de otros tantos pueblos pequeños de Andalucía para conocer qué opinan del desprestigio de su profesión y cómo es el día a día de un regidor sin sueldo de fondos públicos. Son los otros políticos, los que conocen el nombre de todos sus vecinos.
Lobras
Una de ellas es Ana Rodríguez, que se ríe de sí misma cuando cuenta que es “la oveja negra de la familia” por dedicarse a este mundo y “bajo una siglas equivocadas” según su madre. Es alcaldesa por el PSOE desde hace casi siete años en el municipio de Lobras. Duerme “tranquila y a pierna suelta” porque en su pueblo “las cuentas están claras”. En su localidad, dice, existe la verdadera democracia “ya que las listas son abiertas” y sus 168 vecinos votan a la persona, no a una relación de nombres cerrada.
Con este método el Ayuntamiento de Lobras está gobernado por cuatro mujeres, las cuatro socialistas y todas sin cobrar un solo euro. El único concejal de la oposición, del PP, también renunció a su derecho de recibir una compensación por asistencia a plenos o comisiones. “El dinero lo hemos dedicado a contratar jóvenes del pueblo por temporadas para evitar la emigración”, relata. Con un presupuesto de 300.000 euros están muy limitados, pero aseguran haber “mejorado el abastecimiento y la calidad del agua”, su segundo gran objetivo. Gracias a su jubilación, Ana Rodríguez, puede ahora dedicarse por entero a la alcaldía, porque antes trabajaba en un hospital como auxiliar de enfermería por lo que tenía que “juntar las guardias para poder tener días” en el consistorio. “Esto es vocacional”, asevera. Le molesta oír que todos los políticos son iguales: “El problema es que no se puede gobernar de espaldas a la gente”. Esta máxima es lo que ha llevado a las cuatro mujeres de Lobras a dirigir su pueblo con reuniones periódicas con todos los vecinos en las que se alcanzan acuerdos plenarios.
Quéntar
Las resoluciones más importantes para los habitantes de Quéntar también se alcanzan la mayoría de las veces en las dependencias municipales. Daniel Peña, del PP y con trayectoria política desde 1998, se siente a veces “como un padre” con sus 1.056 vecinos. “Ser alcalde de tu pueblo es muy gratificante sobre todo cuando ves que se te respeta y que hasta existe una especie de autoridad moral”, dice. Y es que en Quéntar muchos de los problemas menores entre vecinos se resuelven con Daniel Peña como mediador para evitar acudir a los juzgados. “Estamos hablando de ruidos, lindes… Cosas domésticas que al final es lo que importa a la gente”, explica.
Este municipio tiene un presupuesto de 900.000 euros y ninguno de sus nueve concejales cobra por su trabajo en el consistorio. En el caso del alcalde, sus ingresos provienen de su profesión como administrativo en la Fundación Granada Educa por lo que compaginar las dos labores es complicado: “Mucho teléfono y todos los días de asuntos propios dedicados al pueblo, aquí no hay horas, pero esta es la política de verdad. Como en el fútbol, que en Tercera División es donde está el verdadero juego”. Por eso, también se revuelve cuando escucha los sueldos “escandalosos de algunos políticos”. La micropolítica “es lo esencial” y por eso casi todos los días, asegura, cerca de una cuarta parte de los habitantes de Quéntar participa en algunos de los cursos o utiliza los recursos de su municipio: “Porque no solucionamos grandes problemas, pero damos servicio a nuestros iguales”.
Ardales
En Ardales tampoco hay grandes autovías, ni trayectos de AVE que inaugurar, “aunque en breve abriremos el Caminito del Rey, un paso situado en las paredes de un desfiladero que será un foco de atracción turística”, en palabras de Juan Calderón, de IU y alcalde de esta localidad de 2.600 habitantes. Los casi siete años que lleva con el bastón de mando han sido de plena crisis. Por eso cuando el pasado 31 de octubre se prejubiló como maestro, a los 60 años, renunció a cobrar cualquier tipo de prestación económica que provenga de las arcas municipales. De hecho, jubilarse antes le ha hecho “perder 1.000 euros de sueldo” para dedicarse a la política “las 24 horas del día los 365 días del año”. Porque en un pueblo no hay horas y sí mucha responsabilidad. “Esto dignifica a la política y no otros personajes”, apostilla.
Alpujarra de la Sierra
José Antonio Gómez, alcalde de Alpujarra de la Sierra de 1.230 habitantes, tiene claro quién son esos otros. “Los que nunca han necesitado al pueblo para gobernar porque tienen otro tipo de poderes y está hundiendo la labor del 99% de los políticos honrados de este país”. Gobierna desde hace dos mandatos de este pueblo. Médico de profesión, decidió hace 13 años implicarse más en su pueblo. Ni él, del PSOE, ni ninguno de los nueve concejales cobran por su labor en el Ayuntamiento de Alpujarra de la Sierra. “Entiendo que la persona que tenga dedicación exclusiva perciba un sueldo siempre que sea un trabajo real y un salario ajustado”, explica. En su caso, nunca se ha planteado dejar su otra profesión como médico para sumar gastos en las arcas municipales.
Madruga, y antes de pasar consulta, ya está en el consistorio, y luego por las tardes, los días que no tiene guardia, los fines de semana… El secreto está en la implicación personal, resume, y en querer ayudar a los vecinos. De hecho, en el pueblo han logrado aumentar el censo “gracias a la apuesta por la agricultura de alta montaña que está atrayendo a gente joven”. Por eso le duele cuando “se intenta menoscabar la función del político al amparo de otro tipo de intereses”.
Y es que José Antonio Gómez más de una vez ha pasado consulta en la alcaldía, a Juan Calderón le han despertado varias ocasiones a las tres de la madrugada por una tubería rota, Daniel Peña ha mediado en discusiones por vecinos que se taponan sus cocheras y Ana Rodríguez lleva siete inviernos recetando mil tomillo y limón para el resfriado y poniendo inyecciones a los mayores que no pueden ir al centro de salud. Son los otros gobernantes, los que viven alejados de los flashes, y de los juzgados.