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“La primera lección del político debería ser saber escuchar”

Paco Casero

Javier Ramajo

Este lunes 12 de febrero se cumplen cuatro años del momento en que Francisco Casero inició una huelga de hambre que duró 25 días, recorriendo 7.000 kilómetros y manteniendo hasta 60 encuentros y reuniones con colectivos y agentes sociales. El principal motivo de aquella protesta pacífica no ha variado mucho en este tiempo, a tenor de sus palabras y de las múltiples preguntas que se hace en cada respuesta. Sirvió de reflexión y de germen de lo que hoy es la fundación Savia. Repasamos con él cómo está la cuestión entonces y cómo estamos ahora.

¿Habría motivos para empezar hoy mismo otra huelga de hambre como aquello?

Posiblemente haya más motivos ya que, por desgracia, en todos los aspectos, nuestra sociedad se va deteriorando, sobre todo porque es una sociedad más pasiva y, por otro lado, porque tenemos una clase política que no termina de dar respuesta a los distintos problemas y se aleja de la conexión entre sociedad civil e instituciones. La Justicia no da confianza, los temas medioambientales se están abandonando cada vez más, las desigualdades van en aumento,.... Es decir, no hay una definición clara de dónde queremos ir. Se trabaja solamente en el hoy y no en el mañana. Hay una tensión permanente que no ayuda en absoluto a crear una convivencia para que podamos abordar los problemas con seriedad y rigor.

¿Dónde está el origen de que no terminen de resolverse tantas cuestiones?

Las políticas que se están llevando a cabo son cada vez más liberales y eso nos está llevando a cuestionar muchísimas cosas. Unos intereses muy determinados están llevando a cabo todos sus planteamientos y gran parte de la clase política va de palmero. Todo nuestro espíritu de entrega e ilusión de los años 60 y 70 daría para un debate mucho más serio y de rechazo, pero realmente todo sucede ahora con el beneplácito y el silencio de muchos.

¿Habría que luchar más para lograr ciertas cosas?

Las cuestiones fundamentales deberían imponerse desde el punto de vista del consenso y aquí siempre estamos en la situación de tensión. Es fundamental buscar la unidad, porque realmente la otra parte es muy fuerte y las grandes fortunas hacen y deshacen a su antojo. Es fundamental una clase política mucho más cerca de la realidad, que fomente la participación ciudadana a la hora de tomar decisiones.

¿Aumentar la democracia?

Una de las cuestiones que desde la Fundación Savia estamos realizando es cómo hacer que la ciudadanía tome conciencia y participe. Eso es fundamental. La democracia no puede seguir siendo votar cada equis tiempo. Una cosa son los mensajes y otra es la realidad. Lo que es inconcebible es que el fondo de reserva de las pensiones esté a cero para gente que hemos trabajado toda la vida. Las cuestiones públicas son elementos esenciales y no pueden estar supeditadas a vaivenes del capital o de empresas.

¿Cree que sigue habiendo desafección?

La clase política va por un lado y la ciudadanía va por otro, y al final hay un alejamiento muy claro. Y eso repercute muy negativamente en poder abordar los temas. Lo de Cataluña es un ejemplo del uso nada correcto de las instituciones. Los problemas siempre deben encaminarse al diálogo y el diálogo no puede tener topes de tiempo ni de fronteras sino que tiene ser machacón. No se está valorando el precio de la convivencia. Estamos creando una situación de no convivencia con consecuencias muy graves para el futuro de esta sociedad, y en eso hay unas responsabilidades políticas.

¿Qué tipo de responsabilidades?

Seguimos dándole vueltas a las cuestiones y no avanzamos. ¿Cómo es posible que las administración sea un inconveniente en el día a día de la ciudadanía? ¡Para una iniciativa como montar una empresa todos son obstáculos! Los jóvenes se marchan. Las relaciones entre el mundo rural y el mundo urbano cada vez son más distantes. Y en el tema del cambio climático hay una hipocresía permanente.

En su huelga aludía a la crítica situación de diversos aspectos de la sociedad y economía andaluza. ¿En qué punto estamos?

El sector agrícola y ganadero tiene un peso muy importante para Andalucía y es donde podemos ser competitivos. Que sea un referente en la producción ecológica es debido a que una serie de gente hemos dado parte de nuestra vida. Y eso significa mayor valor añadido, más puestos de trabajo, mejor respuesta al cambio climático,... ¿Por qué no hay una estrategia clara? Estos días se está hablando mucho de las granjas intensivas. Oiga, aquí tenemos una ganadería extensiva que es fundamental para el manejo del territorio porque eliminamos pasto y el monte está acondicionado. Ahí tenemos las consecuencias de los incendios del año pasado en Portugal.

¿Dónde estaría la clave para que la clase política tome conciencia?

Hace falta una política más abierta y mucho más receptiva. Hemos tenido varios encuentros con el consejero de Economía, para debatir, y cuando eso se produce, la clase política se da cuenta de que tiene que escuchar mucho más. Es un defecto de nuestros sistema político y es que todo lo sabemos. ¡No! Hay que saber escuchar. La primera lección del político debería ser saber escuchar.

Tenemos que tener una administración que responda, que a mi me dé confianza de que está pendiente de que resuelve las cuestiones, no de crearme más problemas. Para cualquier proceso es una montaña y la burocracia nos cuesta a los españoles 40.000 millones al año. ¿Por qué no premiamos a las nuevas iniciativas con medidas fiscales? ¿Por qué no lo hacemos en el mundo rural para frenar el despoblamiento? ¿De verdad estamos preparando a nuestros jóvenes en las universidades para enfrentarse a los retos? ¿Hay estrategias o simplemente vamos a las cifras?

¿En qué habría que poner primeramente el foco?

Es fundamental que se llegue a un acuerdo para ver cuáles son las cuestiones fundamentales y que cada uno ponga el empeño para poder ir cambiando esa realidad. ¿Cuáles son las razones para que Andalucía, en sus mejores momentos, no haya bajado del 15% de paro? Tenemos que llegar a un acuerdo para ver dónde tenemos que actuar y para eso hace falta un amplio consenso de la clase política y también de la ciudadanía. Tenemos que actuar mirando al futuro. Todo tiene que tener un sentido. Hablemos más de crear riqueza, de aprovechar para generar el máximo. Tener la mentalidad de que cada uno tenemos que aportar algo. No hablemos solo de derechos, sino también de deberes. Mientras ese desequilibrio exista, no habrá un cambio de mentalidad. Hace falta una nueva actitud y una nueva disposición.

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