La Federación Andaluza de Municipios y Provincia (FAMP) sigue muda, y todo indica que así continuará hasta las próximas elecciones municipales, para las que queda poco más de un año. Este descabezamiento político de la asociación se ha producido en el momento más trascendental de la historia reciente de los consistorios, por la aprobación de la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, un debate en el que la voz por excelencia del municipalismo en Andalucía no ha entrado. El compromiso que hace justo un año alcanzaron los partidos para desbloquear su dirección -sometida a una interinidad desde que en 2012 dimitiera su presidente, el alcalde de Dos Hermanas Francisco Toscano (PSOE), y lo relevara la vicepresidenta y regidora de Marbella Ángeles Muñoz (PP)- ha quedado en nada.
En este tiempo, lo único que ha ocurrido es que los partidos mayoritarios, y por tanto llamados a sentar las bases para un acuerdo, se han limitado a usar la situación para sus batallas: desde el PSOE se le insta a Ángeles Muñoz que acabe con su “secuestro” y convoque la ejecutiva para fijar una asamblea y decidir su nueva dirección y desde el PP se insiste en la legitimidad de su control del organismo porque es lo que dicen los estatutos. La cuestión de fondo es que el PSOE quiere la presidencia porque controla más consistorios en Andalucía que el PP y los populares sostienen que en conjunto fueron los más votados en las elecciones municipales de 2011. Se ha llegado a plantear una presidencia rotatoria, pero esto no gusta nada a los socialistas.
En este contexto, y pese a que no lo reconocen abiertamente, el PSOE y el PP saben que va a seguir bloqueada hasta el nuevo mapa de poder que arrojen las elecciones municipales de 2015. De momento, la presidenta en funciones no responde a las consultas que este diario le ha hecho sobre la situación. En este sentido, pese a que la FAMP no tenga un poder real sí es cierto que sus pronunciamientos tienen peso y puede convertirse en ese protagonista incómodo en los debates de leyes de envergadura. Y entretanto sí se juega con la propuesta de alternativas en este convencimiento que tienen los partidos de que es necesaria una interlocución con la administración más cercana a los ciudadanos.
Guerra de órganos
Guerra de órganosEl líder del PP-A, Juan Manuel Moreno, le proponía hace unos días a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que convocara una “conferencia de alcaldes” con los regidores de las ocho capitales de provincia para “terminar con el bloqueo político” de distintos proyectos de estas ciudades “y de los que dependen cientos de miles de puestos de trabajo”. Entiende que es necesario que la presidenta mantenga una línea más directa con los alcaldes de las grandes ciudades para solucionar el mayor problema que tiene la comunidad autónoma, que es el paro.
No tardaba en contestarle el portavoz del Gobierno de Andalucía, Miguel Ángel Vázquez, exigiéndole que diera orden a su partido para abandonar la presidencia de la FAMP, “en lugar de dedicarse a rescatar propuestas fracasadas de su antecesor Javier Arenas”. En su opinión, esta propuesta “pone de manifiesto su profundo desconocimiento de la realidad de Andalucía” porque “ya existe un Consejo de Alcaldes que está regulado por la Ley de Autonomía Local, un Consejo de Concertación Local integrado de forma paritaria por la Junta de Andalucía y los regidores, y, finalmente, la propia FAMP”. Esto le lleva a una conclusión: “No hacen falta más órganos para las relaciones”.
También el portavoz del PSOE-A en el Parlamento de Andalucía, Mario Jiménez, se ha pronunciado sobre este tema. Cree que Juan Manuel Moreno hace gala de “cinismo y la caradura” con esta propuesta en lugar de “liberar” a la FAMP. Es más, interpreta que cuando el PP-A reclama un “terreno neutral para el diálogo entre la Junta de Andalucía y las administraciones locales, está reconociendo que está en guerra con las instituciones que representan el municipalismo”.
Pero no han sido los populares los primeros en lanzar este tipo de propuestas. El PSOE-A creó el pasado mes de febrero el Consejo Municipalista Andaluz, un órgano de debate integrado por munícipes de esta formación y que se presentaba como “un altavoz para los alcaldes” y una “alternativa” a una FAMP “amordazada”. Y en aquella ocasión también se apresuraban en replicar los populares. Su portavoz en el Parlamento de Andalucía, Carlos Rojas, exigían a los socialistas que no cayeran en la tentación “de querer sustituir a la FAMP” y le exigía “respeto a las instituciones cuando las gobiernan y cuando no”. El consejero de Relaciones Institucionales y Administracion Local, Diego Valderas (IU), por su parte, ha manifestado desde el Gobierno de Andalucía su intención de potenciar el Consejo Andaluz de Concertación Local, pese a asegurar que no es un órgano que sustituya a la FAMP.
Más de 30 ayuntamientos del PP se han salido de la FAMP
Eso en el plano político, mientras que el día a día de la FAMP continúa con las tareas que marcan sus fines como asociación sin ánimo de lucro y que ejecutan su veintena de empleados. “Esto funciona como un reloj”, aseguraba gráficamente uno de sus trabajadores en referencia a los proyectos en marcha, centrados básicamente en respaldar a las administraciones locales, eso sí, cada vez con menos presupuesto. También por las dificultades para cobrar las cuotas -la pertenencia es voluntaria y se paga en función del volumen de la población- porque no todos los socios cumplen fielmente. En este tiempo, además, se ha salido de la FAMP un municipio gobernado por el PSOE, Marchena (Sevilla), y paradójicamente, dado su empeño en controlarla, más de 30 en manos de los populares, según confirman desde la propia asociación.