La gamba de Huelva estaría más cerca de la prima de riesgo que del Producto Interior Bruto si el sector del marisco onubense fuese un indicador de macroeconomía. El principal mercado de los crustáceos refleja al instante la situación de la economía, con una inmediatez que ya quisieran los profesionales de la estadística y una precisión tan aproximada como real.
Para calcular el propio PIB del trimestre anterior se necesitan otros dos meses. Los datos de la Encuesta de Población Activa se refieren también a un trimestre completo y se tiene acceso a ellos trascurridos al menos 20 días. Para conocer el Índice de Precio al Consumo del mes anterior hay que aguardar casi dos semanas. Y las cifras sobre venta de coches, un exponente muy de moda para valorar la coyuntura socioeconómica, se publica una vez finalizado el mes. Con la gamba de Huelva no hay espera. Basta con asistir a una subasta en el Puerto de Huelva o repasar los precios establecidos por los exportadores para hacer una radiografía de los bolsillos de los ciudadanos. El método es el más elemental y primitivo del liberalismo, la ley de la oferta y la demanda en su versión más pura.
“El precio de la gamba pequeña o arrocera está alto en comparación con otras épocas y el de la gamba blanca, la de mayor tamaño, más bajo. Esto es porque con motivo de la crisis ha bajado la demanda de los consumidores más selectos y se ha incrementado el número del consumidor medio”, explica Bernardo Pelayo, presidente de la Asociación de Exportadores de Pescados y Mariscos de Huelva. El kilo de gamba arrocera estuvo mediado julio en torno a los 5 euros y la gamba blanca entre 25 y 35 euros, precios que pueden variar en cualquier momento porque “son muchos los factores que influyen”, casi todos relacionados con una realidad socioeconómica y política.
El estado de los caladeros es uno de los más trascendentes. Mauritania, Marruecos, Senegal y Nigeria son orígenes alternativos a la Costa de Huelva que han tenido mucho peso en la oficiosa pero legalmente inexistente denominación de origen de la gamba onubense y que bien por falta de acuerdo entre países, bien por paradas biológicas han influido en los precios por carencias. “Existen otros géneros de nuestras exportaciones que también reflejan muy bien la evolución de la economía. El pulpo, por ejemplo, está ahora muy barato porque hay mucho. La 'puntilla' está cara porque hay muy poca y se nota en el día a día”, añade Pelayo.
El 80% del marisco que se comercializa en España procede de los saladeros y cámaras frigoríficas de Huelva. Es muy común ver reclamos en todo el país con alusión a este producto. 'Hay gamba de Huelva' se puede leer en las pizarras de miles de bares. La identificación tiene que ver más con el cuidado, el especial tratamiento, la preparación y la comercialización que con el origen, que es diverso según el momento. A pesar de ello, el modelo es el del litoral del suroeste español y la costa africana sirve de impulso desde hace décadas. En estas circunstancias, se han escuchado voces para el establecimiento de una denominación de origen de la gamba de Huelva que acompañe a la de su jamón y sus vinos. El esfuerzo de pescadores, armadores y exportadores onubenses durante años por mantener el prestigio, no solo de la gamba blanca, también del langostino o de la cigala, es el principal aval.
“Ahora se trabaja el doble para ganar igual o menos que antes, pero siempre con la idea de ofrecer un producto de calidad, sea de gamba blanca o arrocera o de cualquier otros tipo de marisco o incluso pescado”, expone José Domínguez, un exportador con más de 40 años de experiencia en el sector.
No en vano, existen datos generales en el sector que atestiguan efectos devastadores de la crisis económica. En los últimos cuatros años, la cifra de miembros de la Asociación de Exportadores de Pescados y Mariscos han bajado de 87 a 40. El volumen de negocio ha descendido y las temporadas altas, la de verano y la de Navidad, suponen impulsos, al menos sobre el calendario. “Puede pasar que coincida con algunos de estos periodos una gran oferta de un producto porque un caladero tenga un buen momento y baje el precio al estar por encima de la demanda, incluso”, advierte Bernardo Pelayo, quien matiza: “No es lo normal ahora”. Ocurrió en diciembre de 2008, con una bajada de casi el 50%. En la actualidad, la demanda es la que se retrae. Tanto en las fechas navideñas como en la época estival, el consumo sube un 30% de media.
Pelayo defiende que el marisco, más en concreto la gamba, “no debe considerarse un producto elitista”. “Con un kilo de gamba 'tapean' hasta 10 personas. Los bares y restaurantes lo encarecen hasta elevarlo a un producto de lujo”, denuncia el presidente de los exportadores onubenses. “Cuando sale de nuestras dependencias es un pescado más y si no se produjese ese incremento, desproporcionado muchas veces, se podría consumir muchas más veces al año”, agrega.
La venta de marisco en España está basada en el congelado, apenas el 10% de las capturas salen a diario a través de las pequeñas y mediadas pescaderías. Huelva se ha encargado de que el sabor permanezca inalterado con un tratamiento estudiado de las mercancías. Estos establecimientos están en declive desde antes de que se manifestara la crisis global en toda su crudeza y los principales clientes de los exportadores onubenses con las grandes superficies comerciales e hipermercados, amén de los servicios de 'catering' para bodas y otros eventos.