El Gobierno andaluz ha detectado profesores de Religión sin carga horaria lectiva en 252 colegios de Infantil y Primaria repartidos por todas las provincias de la comunidad. Después de meses negando la existencia del problema, la investigación interna puesta en marcha por la Consejería de Educación a principios de curso ha confirmado que la reducción horaria de la asignatura de Religión en Andalucía, implantada en el 65% de las escuelas en el curso 2015-2016, provocó un desajuste entre la plantilla de maestros de Religión y la carga lectiva que venían desempeñando en sus centros.
Los datos que recoge la investigación interna ordenada por la consejera Sonia Gaya ponen por primera vez una cifra al conflicto de los maestros de Religión que cobran sin tener clases que impartir: sobran profesores y horas de contrato desde hace tres años. Esto es “un desperdicio de recursos para la escuela pública” y “un perjuicio a las arcas públicas”, en palabras de Gaya.
El Ministerio de Educación, que contrata a los docentes de Religión de Infantil y Primaria en Andalucía, lleva tres años pagándoles sus salarios íntegros a pesar de la reducción horaria. Y los afectados han seguido acudiendo regularmente a su escuela, “pasando las horas en la Sala de Profesores de brazos cruzados”, y sin querer o sin poder desempeñar otras tareas (porque o bien el Obispado, que los selecciona, o bien la Consejería, que los ocupa, prohíbe que hagan otras funciones distintas a dar clases de Religión).
Los datos de la investigación, a los que ha tenido acceso este periódico, también evidencian que tanto el Ministerio de Educación como la Consejería del ramo fueron conscientes del problema desde 2015, y negaron reiteradamente que estuviera sucediendo, verbalmente y por escrito. El departamento de Gaya remitió la conclusión de este informe al Ministerio hace meses.
A principios de 2015, la Junta de Andalucía aprobó una orden que adaptaba el currículum de Primaria a la nueva legislación educativa del Gobierno de Mariano Rajoy. La LOMCE no estableció un mínimo legal para el horario de cada asignatura, delegó esa potestad en las comunidades autónomas, la mayoría gobernadas por el PP, y Andalucía decidió legislar a contracorriente. Hasta ese momento, la carga lectiva de Religión en las aulas era de 90 minutos a la semana como mínimo. El Ejecutivo andaluz dictó una orden que permitía rebajar de 90 a 45 minutos, pero en vez de implantarlo así en todas las escuelas, delegó la decisión en los equipos directivos de cada colegio “en el ejercicio de su autonomía pedagógica”.
El 28 de mayo de 2015, la Consejería de Educación envió unas instrucciones a todos los centros de Infantil y Primaria de Andalucía para que comunicaran por vía telemática si mantendrían la clase de Religión en 90 minutos o la recortarían. Los colegios registraron esa información en el sistema informático de la consejería (Séneca), y ésta remitió posteriormente los datos al Ministerio, de quien dependen los sueldos de los más de 2.000 maestros de Religión de Primaria en Andalucía.
Hasta ahora, la Junta había ocultado cuántos centros escolares andaluces optaron por recortar la clase de Religión, un dato fundamental para saber dónde se produjeron los desajustes entre plantilla y horario, dónde sobraban maestros. Las cifras son éstas: el 65% de los colegios públicos de Infantil y Primaria de Andalucía (2.657 centros), que hasta ese momento impartían 90 minutos de Religión a la semana, optó por reducir el horario, amparándose en la nueva normativa de la Consejería. Sólo un 35% de las escuelas mantuvo la asignatura en una hora y media. Seis de cada diez centros optó por recortar la clase de Religión para reforzar otras áreas más importantes, como Lengua, Matemáticas o Inglés.
Para la mayoría de los directores, la decisión no fue fácil, porque sabían que indirectamente estaban quitando trabajo a los compañeros de Religión. Muchos optaron por una solución intermedia: en lugar de reducir de 90 a 45 minutos (el mínimo), se recortó el horario de Religión media hora: de 90 a 60 minutos, una fórmula que venía contemplada en la orden de la Consejería como algo excepcional, pero que se convirtió en la solución intermedia para la mayoría de centros. De los 2.657 colegios públicos que redujo el horario de Religión, el 60% bajó de 90 a 60 minutos semanales, y sólo el 5% aprobó la reducción más drástica, pasando de hora y media a 45 minutos de clase a la semana.
En este porcentaje es donde la Consejería de Educación ha detectado a los profesores de Religión que siguen cobrando y asistiendo a 252 colegios pese a que su jornada lectiva fue suprimida total o parcialmente. En algunos casos sobran docentes y en otros sobran horas de contrato (la mayoría de ellos es personal laboral indefinido desde hace años). La situación depende de cada caso, puesto que algunos profesores de Religión tienen un contrato de jornada completa -25 horas lectivas- y otros con contrato parcial, de 22,5 horas o menos.
Gaya ha acudido con estos datos este miércoles al Parlamento para responder a las preguntas de Izquierda Unida, el grupo que planteó por primera vez el problema en la Comisión de Educación en septiembre del año pasado.