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Martin Mckee: “El Gobierno español no quiere ver el impacto de la crisis en los ciudadanos”

Usted coordina la investigación sobre los efectos que la crisis está teniendo en los europeos. ¿Cuál es la situación?

Una red de médicos de toda Europa está analizando lo que está ocurriendo en Europa. Grecia, Portugal e Irlanda son algunas de las regiones que estamos analizando junto con España, donde colaboramos con la Escuela Andaluza de Salud Pública. Y hay que decir que la situación es preocupante para los sistemas sanitarios y para la salud de sus usuarios.

¿Cómo se refleja lo que usted llama “preocupante”?

En un aumento relativamente significativo de suicidios, en un incremento de problemas mentales en la población, además de otro tipo de enfermedades ya olvidadas en comunidades europeas como la tuberculosis. En este sentido, estamos también revisando la falta de cobertura sanitaria en los inmigrantes en situación irregular y qué consecuencias tendrá en un futuro. Estamos viendo más violencia en la calle y más ingresos hospitalarios. A Grecia, el FMI le prestó dinero, pero le impuso recortes en sanidad que están provocando que la sociedad enferme. En España ya existen problemas importantes a este respecto.

En España, la crisis ha traído consigo la aparición masiva de desahucios. ¿Qué dice su investigación sobre este tema?

Los graves problemas mentales de la población española y del resto de Europa están provocados por la pérdida de trabajo, la pérdida de vivienda y la acumulación de deudas económicas.

¿Qué están haciendo los gobiernos europeos ante esta situación?

Todos los gobiernos, incluido el español, no están teniendo en cuenta las consecuencias de las crisis, no han dado soluciones y, algunos casos, no han querido ver la realidad de cómo la situación y las medidas adoptadas están influyendo sobre la salud de la población. Los gobiernos se han centrado sólo en lo financiero, no en lo social, y varios han negado lo que está ocurriendo.

¿Estamos hablando de…?

Grecia, por ejemplo. Y algo más cercano a ustedes, el Gobierno español, que ha sido reticente a ver las consecuencias de la crisis. Esto significa que no quiere ver el impacto que está teniendo sobre sus ciudadanos.

Entonces, ¿qué medidas se deberían tomar? ¿Dónde se deberían hacer los recortes presupuestarios?

Bueno, en principio no se deberían hacer recortes en temas esenciales. Dinero hay porque se han dado billones a los bancos. Han sido rescatados y ellos están gastando cantidades ingentes en pagar a su personal, a sus directivos… sin importarles en nada la situación del resto de la población. Se ha recortado en sanidad y en educación, cuando se ha demostrado que es negativo, cuando se debería justamente hacer lo contrario: incrementar su inversión porque las consecuencias son altamente positivas para el futuro de toda Europa. Hay que aumentar el gasto del Gobierno en los sectores que dan rédito. La austeridad no tiene ningún sentido. Sin embargo, la Troika tiene como objetivo prioritario pagar sus deudas a los bancos.

En el caso de la sanidad española una de las medidas que se ha intentado poner en marcha es la privatización o externalización de los servicios. ¿Qué dice la experiencia sobre esto en otros países?

En Inglaterra, el Gobierno ha intentado privatizar la mayor parte de la asistencia y el caos es completo. Existe una gran confusión y un servicio de baja calidad.

¿Qué ocurrirá con España si se sigue ese camino?

Que nos encaminamos al modelo norteamericano donde se gasta mucho en sanidad y se tiene un servicio muy deficiente, con peores resultados. En Estado Unidos, 50 millones de personas no tienen cobertura sanitaria, pese a lo caro que es su sistema. Es más caro y menos eficiente.

Si algún día finaliza la crisis, ¿seremos capaces de volver a lo que teníamos?

Hay que pensar que siempre podemos volver, nada es inevitable. Sin embargo, hace falta que el mundo político quiera. Cada vez que hay una crisis, un desastre, muchos aprovechan para terminar con la solidaridad social. La austeridad es una decisión política, no una necesidad, pero desgraciadamente para muchos la crisis se ha presentado como una oportunidad para destrozar el Estado del Bienestar.