El Partido Popular ha conseguido retener la alcaldía de Almuñécar, si es que alguna vez la tuvo en peligro. El PSOE de la candidata Rocío Palacios no ha conseguido arrebatársela tras la salida de la exregidora Trinidad Herrera, que ahora será parlamentaria andaluza del PP, porque el concejal que representa a la coalición entre Podemos e Izquierda Unida ha decidido mantener a los populares en el sillón de mando, después de que la asamblea de la coalición votase esa decisión por unanimidad. Un acuerdo que sorprende, pero que no es nuevo ya que fue el mismo que se selló en 2019 después de las elecciones municipales y similar a lo que lleva ocurriendo desde 2011.
Acaba así un pequeño culebrón que tuvo su primer episodio hace tres años y que ha vivido una reedición este 28 de junio. Lo ocurrido en esta ocasión se explica fruto de las elecciones andaluzas del 19J. La ya exalcaldesa de Almuñécar, Trinidad Herrera, iba como número 3 en las listas del PP al Parlamento de Andalucía, por lo que, tras logar seis diputados, ha entrado a formar parte de la cámara de representantes y ha tenido que dejar su puesto en el consistorio sexitano. De esta forma, Almuñécar ha tenido que elegir a un nuevo alcalde que será el también popular y número 2 de Herrera, Juan José Ruiz Joya y al que se postulaba Rocío Palacios por el PSOE. La socialista ha estado presionando para que el edil de Podemos-IU le diese su respaldo para un gobierno progresista con los votos de Convergencia Andaluza, ofreciendo un pacto de gobierno este mismo lunes, pero sin éxito. Es decir, un gobierno mínimo de solo cuatro ediles (los tres del PSOE y el de Podemos-IU), toda vez que un gobierno con Convergencia era imposible si los socialistas pretendían que Podemos-IU formara parte del mismo, debido a la enemistad que hay entre el portavoz de izquierdas, Francisco Fernández y el de Convergencia Andaluza, Juan Carlos Benavides, aunque desde la coalición de izquierdas insisten en que se trata de una decisión tomada en asamblea.
Así, la investidura se ha decantado por el voto decisivo precisamente del concejal de Podemos-IU, Francisco Fernández, que ha apoyado al nuevo alcalde del PP. Los populares han logrado el apoyo de sus seis concejales, los dos de Ciudadanos, los otros dos de Más Almuñécar y el del edil de la coalición de izquierdas para sumar los 11 votos de la mayoría absoluta, dejando al PSOE, que se había postulado como alternativa, muy lejos de su aspiración precisamente por la decisión de Podemos-IU. La candidata socialista, Rocío Palacios, que en 2019 obtuvo 10 apoyos, esta vez se ha limitado a sus tres sus concejales, después de que Convergencia Andaluza haya decidido salirse del pacto a última hora tras ver que Podemos-IU no iba a dar su respaldo al acuerdo progresista. Para el concejal de la coalición de Podemos-IU, la propuesta socialista ha resultado ser “frívola” por esperar a última hora y por pretender un equipo de trabajo de solo cuatro ediles. Así que de una posible investidura con 11 votos, el PSOE se ha quedado únicamente con sus concejales por las disputas abiertas entre Podemos-IU y Convergencia Andaluza. Una enemistad prácticamente irreconciliable.
Porque aunque fuera de Almuñécar pueda sorprender este apoyo de la izquierda al Partido Popular, no es algo nuevo. Lleva ocurriendo desde 2011. Tanto en las municipales de aquel año como en las de 2015, los votos de lo que entonces era Izquierda Unida fueron esenciales. En 2011, de hecho, el PSOE también apoyó al PP y en 2015 el concejal de IU se votó a sí mismo lo que hizo que Trinidad Herrera fuese alcaldesa de esta localidad de la costa de Granada al haber sido la lista más votada y no haber ninguna mayoría absoluta. Esta situación anómala tiene varias explicaciones que chocan entre sí, pero que son el argumento que esgrimen las partes. Lo único constatable es que existe un enfrentamiento abierto entre los representantes de Izquierda Unida (en este caso en coalición con Podemos) con el que fuera alcalde hasta 2011, Juan Carlos Benavides.
Años de enfrentamientos
Para tratar de entender esto, cabe explicar que Juan Carlos Benavides es un político sobradamente conocido en la Costa Tropical por haber sido el 'eterno' alcalde de Almuñécar. Hoy es el portavoz de Convergencia Andaluza, una escisión local de parte del PSOE y del viejo Partido Andalucista, y puede presumir de haber ganado todas las elecciones locales a las que se ha presentado a excepción de las de 1991 y 2015, gobernando hasta 2011. A pesar de eso, no gobierna desde hace una década merced a estos pactos antinaturales entre el Partido Popular y los partidos a la izquierda del PSOE.
Lo que ocurre es que Benavides y los concejales de IU-Podemos se han acusado histórica y mutuamente de utilizar el Ayuntamiento de Almuñécar como su particular “cortijo”. Así es como lo califican los propios interesados cada vez que se les pregunta. De hecho, Francisco Fernández, el edil que le ha dado el apoyo al PP en la investidura de hoy, se excusa por no darle su apoyo al PSOE ya que eso implicaría que Benavides tuviese que formar parte del equipo de Gobierno local. Porque a pesar de que Convergencia Andaluza, la formación de Benavides, ganó las elecciones en 2019, y renunció entonces al bastón de alcalde, su apoyo sería esencial durante los próximos meses, aunque finalmente no entrase en el Ejecutivo local. El PSOE apenas tiene tres concejales y con el de Podemos-IU solo serían cuatro frente a los 21 que componen el pleno.
Según explica Juan Carlos Benavides a este diario, “lo que subyace son intereses materiales porque el concejal de Podemos-IU tiene pactado con el PP arreglar algunos desafueros urbanístico”. Un argumento que se parece al que utiliza el propio edil de la coalición de izquierdas cuando dice que “no puede entrar en el Gobierno ni él (Benavides), ni su señora, ni nadie de Convergencia Andaluza” porque, dice, llevan a cabo una “política de especulación urbanística” y de “cobrar convenios a cuenta de un plan salvaje que le echó para atrás la Junta de Andalucía”.
Para el concejal de Podemos-IU, Francisco Fernández, la propuesta del PSOE tampocono le ha convencido porque solo serían cuatro ediles y porque los propios socialistas han hecho declaraciones contra el hombre al que hoy pedían su apoyo. Por otra parte, según Fernández, “hay un error conceptual en la gente que no es de Almuñécar cuando se dice de formar un gobierno progresista con el individuo que mejor representa a la derecha de este pueblo”, dice en referencia a Juan Carlos Benavides. Palabras que para el exalcalde lo único que buscan es enturbiar la labor que han hecho cada vez que han estado en la alcaldía. “Hemos hecho un trabajo importante en el municipio y el referente de nuestra gestión tiene peso. Todo este tema no lo termina de digerir el PP que es un partido minoritario en Almuñécar”.
En todo este cruce de declaraciones, el PSOE es casi un convidado de piedra, a pesar de que tanto en 2019 como en esta ocasión ha intentado alcanzar el bastón de mando sin éxito. La relación de poder que existe en el Consistorio de Almuñécar es tan complejo que la portavoz socialista Rocío Palacios apenas puede ejercer de árbitro para tratar de entablar un acuerdo de izquierdas. En esta oportunidad las posibilidades de los socialistas eran tan bajas como evidente parecía que Podemos-IU iba a volver a apoyar al PP. De hecho, en las últimas horas el edil de la coalición ha declinado responder sobre sus intenciones a la candidata socialista lo que ya daba pistas de lo que finalmente ha sucedido. El Partido Popular retendrá la alcaldía de Almuñécar hasta mayo del año que viene cuando se celebren las próximas elecciones municipales. Pero esa será otra historia.