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Un tren rescatado, pueblos sin agua y el regreso de la luz escalonado: así se ha vivido el apagón en Almería y Granada

Los 260 pasajeros de un tren que cubría la ruta entre Granada y Sevilla pasaron la noche en un pabellón de Tocón de Íllora

Álvaro López

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“Estuvimos horas incomunicados y solo podíamos coordinarnos entre protección civil y la policía local, pero al final la colaboración entre todos permitió que rescatásemos a los 260 pasajeros que se habían quedado atrapados en el AVE”, cuenta Antonio Salazar. Él es el alcalde de Íllora (Granada) y uno de los cargos públicos que, durante el apagón generalizado que afectó a la península Ibérica (incluyendo a Portugal) este lunes y parte del martes, han tenido que afrontar la gestión de un suceso sin precedentes en España. Un corte de la red eléctrica que se ha saldado con rescates, fallos en el suministro del agua y un regreso escalonado de la luz que ha tardado más que en el resto del país en las provincias de Almería y Granada.

Todo comenzó al mediodía. De pronto, semáforos apagados y gente saliendo a las puertas de los comercios mirando sorprendidos por qué no había luz. Lo que en un primer momento parecía la típica caída del suministro en un barrio o en una zona, pronto se convirtió en una sorpresa al empezar a llegar mensajes por redes sociales de personas que reportaban el mismo contratiempo en diversos puntos de la geografía peninsular. Uno de esos puntos eran las vías de alta velocidad que pasan justo por Tocón de Íllora, en Granada, en las que el AVE que cubre la ruta entre Granada y Sevilla se detuvo con 260 pasajeros a bordo.

En ese momento, la solidaridad ciudadana y la gestión municipal de esta pedanía de Íllora de apenas un millar de habitantes entraron en juego. “Todos se coordinaron para echarles una mano y se les invitó a pasar la noche en el pabellón del pueblo”, cuenta el alcalde Antonio Salazar. La Delegación del Gobierno en Granada, que poco antes del mediodía de este martes confirma que el suministro eléctrico ha vuelto a toda la provincia, no supo de este incidente hasta que desde Íllora no pudieron comunicárselo a la Guardia Civil porque “el 112 no funcionaba”, dice Salazar. En todo caso, asegura que el buen hacer los vecinos y la buena disposición de los viajeros atrapados han hecho de la situación una historia para recordar con felicidad.

Porque lo vivido fue por barrios, casi de forma literal. Al igual que la luz ha ido regresando escalonadamente a lo largo de toda la península, en los municipios de Almería y Granada ha pasado exactamente lo mismo. En tierras granadina, la mayor parte del suministro ha vuelto a media noche y en Almería no lo ha hecho hasta primera hora de la mañana. “No sabíamos qué estaba pasando, pero de pronto todo estaba raro”, dice Juana López, una vecina de Puerto Lope (Granada), que el momento del apagón se encontraba trabajando desde casa, afortunadamente acompañada de su familia.

Ella, que vive habitualmente en Madrid, se alegra de no haber estado en la capital de España: “Me habría estresado mucho no saber nada de mi gente”. No en vano, la extrañeza era el sentimiento generalizado. Al principio la broma, después la sorpresa y por último la ansiedad por no saber nada ni del mundo exterior si no había una radio cerca ni de los seres queridos al no haber teléfono ni internet.

“Me estresó mucho no poder hablar con mi familia”, cuenta también Irene Martínez, vecina de Churriana de la Vega, también en Granada. Como muchas personas, no tenía ni siquiera una radio a mano para saber qué estaba ocurriendo, así que echó mano de un recurso completamente digital como lo es un libro: “Me lo leí entero”. Otros vecinos granadinos cuentan cómo durante toda la jornada intentaban ponerse en contacto con sus conocidos y no podían hacerlo, teniendo que recurrir a sentarse en los portales, plazas o incluso pasillos para departir con los vecinos.

Cortes (también) de agua en Almería

Si bien el apagón se ha solventado sin pérdidas personales, ya que los servicios de emergencia pudieron actuar en ambas provincias gracias a los generadores eléctricos con los que cuentan, sí se han realizado rescates en ascensores y se ha trasladado a dependencias públicas a vecinos que necesitasen de aparatos eléctricos por motivos sanitarios. Además, sobre todo en la provincia de Almería, ha habido problemas con el agua potable.

Según ha podido saber elDiario.es Andalucía por fuentes de la Delegación del Gobierno en Andalucía y por vecinos y asociaciones de Almería, Roquetas y la zona de Aguadulce ha presentado problemas en el suministro del agua potable durante todo el apagón. Al parecer, la pérdida del tendido eléctrico ha hecho que las bombas que transportan el agua desde las desaladoras hasta las viviendas no hayan funcionado correctamente por falta de energía. Precisamente en municipios como Roquetas también han pasado la noche a oscuras. “Los edificios han dejado los garajes abiertos y ha habido cierto temor a que entrasen a robar”, explica Julio Valdivia, vecino de este municipio.

“Se ha visto presencia policial” para evitar posibles casos de robo o pillaje, lo que ha permitido solventar la situación sin contratiempos. “He tenido que sacar a mi perro con linternas y todos los vecinos que iban incluso a trabajar lo hacían también”, explica Julio sobre una realidad que se ha vivido en muchos pueblos y barrios de Granada y Almería puesto que la luz ha tardado mucho más en llegar que en el resto de la península.

Pese a las dificultades, ha habido quienes no han dejado de ayudar a los demás. Ese es el caso de Juan Miralles, portavoz de Almería Acoge que durante todo el día, junto con sus compañeros, se acercaron a todas las casas de acogida para echar una mano y dar consejos esenciales para salvar víveres y mantener la calma de las personas asistidas. De hecho, los cortes del suministro de agua también se han dado en Almería capital en barrios tan populares como la Fuentecica. “Los vecinos se acercaban a la única fuente que mantiene el ayuntamiento funcionando para poder llenar sus garrafas”, dice Miralles.

En la provincia vecina, en Granada, la comarca de Baza y alrededores ha tardado más en tender luz. Recuperando el suministro de forma escalonada a partir de las nueve y media de la mañana del martes. Antonio Francisco Martínez, oriundo bastetano, cuenta cómo la falta de electricidad elevó “cierta paranoia” entre los habitantes del municipio. “La gente iba a comprar al supermercado muchos suministros de agua o pilas, pensando que duraría mucho más”.

Pero no todos fueron rescates o personas incomunicadas pensando que estaban viviendo otro suceso histórico sin final. Algunos, como Teodoro Labella, que vive en Granada capital, estaban mucho más preparados. Contaba con un kit básico que ya había adquirido previamente y confiesa que no tuvo miedo, de hecho, todo lo contrario: “Fue bonito vivir la noche con las velas y la radio encendida”. Porque, si algo ha dejado claro este apagón, es que lo clásico siempre perdura cuando nada queda. Un transistor, un vecino al que ayudar y ser ayudado y la certeza de que en comunidad todo es mucho más fácil.

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