La Universidad de Granada colabora en un proyecto para reducir el impacto del Covid-19 en la población
Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia del coronavirus hace ya más de un año, el planeta entero ha cambiado. Muchas de nuestras actividades cotidianas no son iguales que antes de la llegada de la Covid-19 y las ciudades han sufrido transformaciones tan drásticas como rápida tuvo que ser la capacidad de reacción de los gobiernos de todo el mundo. Por eso, y de cara al futuro, la Universidad de Granada (UGR) está colaborando en un proyecto europeo que busca reducir el impacto del Covid-19 y otros eventos globales inesperados.
Junto a otras cuatro universidades y dos ayuntamientos europeos, la UGR está participando en la investigación que permitirá ser más eficaces para combatir las consecuencias de una pandemia como la del coronavirus. Enrique Herrera Viedma, vicerrector de Investigación y Transferencia, es la persona que está liderado el equipo de trabajo local que está monitorizando y controlando el comportamiento de la población en un núcleo urbano para entender cómo minimizar el impacto de un evento masivo como la crisis de la Covid-19.
“Queremos crear espacios para compartir experiencias sobre cómo se comporta socialmente la gente e intentar incidir en los organismos públicos para diseñar ciudades que estén preparadas para este tipo de pandemias”, explica Herrera Viedma en eldiario.es Andalucía. Así y junto a la Universidad de Tallin en Estonia, el Institute for Training of Personnel in International Organizations de Bulgaria, Fondazione per l'Innovazione Urbana en Italia y los ayuntamientos de Vilnius en Lituania y Bolonia en Italia, se ha creado el proyecto “Minimizing the influence of coronavirus and negative emotions in a built environment by behavioral change” (MICROBE por sus siglas en inglés).
Adaptar el entorno urbano
Se trata de una apuesta investigadora que se va desarrollar durante dos años y medio con el objetivo de recopilar datos y experiencia sobre el terreno para mejorar los entornos urbanos de cara a eventos globales que requieren respuestas rápidas. Con una inversión dentro del programa Erasmus+ de algo más de 292.000 euros, la Universidad de Granada aporta un equipo integrado por personas del ámbito de las Ciencias de la Computación y la Inteligencia Artificial. Algunas de ellas trabajan también en el desarrollo del futuro acelerador de partículas de Granada, convirtiendo a la UGR en un polo tecnológico de vanguardia.
“Creemos que esta investigación puede servir para que las ciudades ayuden psicológicamente a la población cuando se enfrenten a situaciones como esta pandemia"
La base del proyecto se inició el pasado mes de diciembre en el Institute for Training of Personnel in International Organizations de Bulgaria. Desde esta institución y gracias a la información que se va recogiendo, los investigadores están desarrollando diferentes cursos online abiertos (MOOC en inglés) con los que quieren involucrar a todas las universidades y grupos de investigación que quieran adherirse al proyecto. Por otro lado, al ser un proyecto tan amplio, requiere de diferentes áreas de conocimiento y en concreto, explica Emilio Herrera Viedma, “en el ámbito de la computación no habíamos hecho nada en ese sentido y para nosotros es un reto”.
El trabajo granadino irá en dos sentidos: el análisis del comportamiento de las personas y el análisis de las opiniones que hay en los diferentes países sobre la pandemia. Con los datos que se recojan en ambos casos, se tendrá “una base para poder recomendar a las autoridades cómo organizar las ciudades desde el punto de vista urbanista, por ejemplo, con más zonas verdes”, añade el vicerrector de Transferencia e Investigación de la UGR. Hasta ahora, lo que se ha hecho es recoger las acciones relevantes que se han hecho en cada país y en cada ambiente universitario de cara a frenar el impacto de la Covid-19.
El proyecto no se centra solo en cómo debe modificarse el entorno urbano, sino en las secuelas psicológicas que este tipo de eventos pueden tener en los ciudadanos. “Creemos que esta investigación puede servir para que las ciudades ayuden psicológicamente a la población cuando se enfrenten a situaciones como esta pandemia. Teniendo lugares de esparcimiento o actividades que no pongan en peligro a los demás, pero que se puedan desarrollar”, dice Herrera Viedma.
Gracias a lo que se pueda investigar en el MICROBE, los MOOCs que se creen servirán de apoyo a cualquier institución, sea del ámbito que sea, para que puedan “nutrirse de esta información”. En todo caso, el objetivo principal es “pensar y repensar el futuro de las ciudades de cara a mejorar la convivencia y, si es posible, evitar que las pandemias se puedan propagar y tengan efectos negativos”. Además, el proyecto está coordinado por la Vilnius Gediminas Technical University que tiene experiencia en este tipo de investigaciones.
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