La Universidad de Granada defiende la inversión de 2,2 millones de euros para frenar la Covid-19 antes del cierre presencial de la Junta

La medida de la Junta de Andalucía de frenar la Covid-19 cerrando las clases de la Universidad de Granada (UGR) no ha sentado bien a casi nadie. Salvo el alcalde de Granada, Luis Salvador (Ciudadanos), que asegura respetar la decisión del Gobierno regional para regresar a los pocos contagios “que hemos tenido durante el verano”, el resto de partidos y sindicatos afean la decisión del Ejecutivo de Juan Manuel Moreno. Aunque, sin duda, la rectora de la UGR ha sido la más tajante al respecto denunciando una falta de comunicación con la Junta. Sobre todo, por el hecho de que se les señale como culpables de que Granada capital supere los 500 contagios de coronavirus por cada 100.000 habitantes.

Pilar Aranda sostiene que su institución es “una universidad segura”. La regidora insiste en que se están llevando a cabo “rigurosamente todos los protocolos que nos han ido enviando”. Al tiempo que desde la UGR, y según confirma la propia Aranda, se pone en valor la inversión realizada para frenar la Covid-19 en las aulas. Fuentes de la institución aseguran que se han invertido más de 2,2 millones en todo lo relacionado con la crisis sanitaria. Una partida económica en la que se suman tanto las clases online, que ahora serán obligatorias hasta noviembre, como las señales y los elementos de mobiliario que permiten mantener la distancia de seguridad entre alumnos y profesores. Y una inversión que defienden en este curso donde la polémica por los recortes de presupuesto a la universidad para destinarlo al fondo Covid han sido muy criticados por los rectores andaluces.

Los propios estudiantes, a través de la Delegación que tienen en la Universidad de Granada, recuerdan que las clases ya se estaban haciendo semipresenciales y que por lo tanto se estaba controlado el riesgo de contagio. Por otro lado, el coordinador de la Delegación de Estudiantes, Javier Torres, apenas alcanza a comprender cómo es posible que se cierre la universidad cuando los bares continuarán abiertos. “Vemos mucha actividad en las calles y no solo por las noches”, matiza el estudiante.

Por otro lado, a preguntas de eldiario.es Andalucía, la Universidad de Granada deja abierta la posibilidad de presentar un recurso contra la decisión del Ejecutivo andaluz. Las fuentes consultadas indican que es algo sobre lo que no pueden informar, pero dejan en el aire dicha opción. En todo caso, si nada lo remedia, desde mañana jueves no habrá alumnos en la UGR hasta el próximo mes de noviembre, aunque podrán seguir yendo a los bares sobre los que no se ha tomado ninguna decisión.

Toque de queda en los colegios mayores

Los que quizá no puedan hacerlo son los estudiantes que se alojen en colegios mayores que tendrán toque de queda para no poder salir más tarde de las diez de la noche. Algo que ha provocado el enfado de algunos de los afectados como los del Colegio Mayor Isabel La Católica. En la tarde de este martes hicieron una sentada a las puertas del centro para reivindicar su derecho a salir a la calle más tarde de esa hora. La cuestión es que la medida, dicen los alumnos, tendría poca incidencia en los contagios porque los estudiantes de residencias representan apenas el 4% de los más de 50.000 alumnos matriculados en la ciudad nazarí.