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Hablan las familias de las víctimas de Queipo: “Siento una sensación de alivio inimaginable”

María José Patiño junto a su padre, Fernando

Juan Miguel Baquero

3 de noviembre de 2022 20:35 h

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María José Patiño contesta al teléfono desde Argentina: “La justicia trae alegría”, grita. María José es nieta del capitán Patiño, militar asesinado en Sevilla por los golpistas tras permanecer leal al Gobierno de España y la legalidad democrática de la II República. “Siento una sensación de alivio inimaginable. La misma alegría que recuerdo de mi abuela Emilia cuando se enteraba aquí en Buenos Aires de la muerte de Franco”, evoca. “Ahora puedo entenderlo todo un poco más” porque su familia, su padre, “siempre se pensaron olvidados”, explica. “Hoy bailo más que nunca y lo haré pronto en las calles de Sevilla”, invita.

“Abrazo al pueblo español por su valentía –dice María José– Podrán ahora seguir reparándose para completar su propia historia y no dejar a nadie afuera. Los desaparecidos están apareciendo y estos actos de justicia benefician a todos, inclusive a la descendencia de los asesinos”, reflexiona desde tierra bonaerense.

Porque Gonzalo Queipo de Llano ya está fuera de La Macarena. La Hermandad que rige la Basílica ha atendido el mandato gubernamental, como adelantó elDiario.es, para que cumpla la actual Ley de Memoria. De noche, sin un observador del Gobierno (porque no era obligatorio, aseguran desde el Ministerio) la tarea de exhumación ha sido completada, también con el otro golpista que acogía el recinto eclesiástico, Francisco Bohórquez. Las tumbas vacías ahora, quedan guardadas bajo sendas alfombras.

“La gente demócrata lo ha sentido”

“Voy a tratar de disfrutarlo al máximo”, coincide María Luisa Hernández. Ella, que busca su abuelo, Francisco Portales, empleado del Ayuntamiento de Sevilla detenido por los golpistas “hasta que lo fusilan en las murallas de la Macarena”, como indica a este periódico.

Y “un día como hoy, de mucho agradecimiento y mucho recuerdo”, se acuerda de su familia, “porque para ellos hubiera sido la liberación de gran parte de su trauma, tanto de mis tíos como de mi madre, incluso de mi abuela. Lo hubieran disfrutado muchísimo si esto se hubiera hecho hace 45 años”.

“Aunque llega tarde lo vamos a celebrar por las víctimas asesinadas y por todas las que quedaron, que fueron sus familiares, que quedaron viudas, huérfanas… que esto fue lamentable y horroroso, solo por la codicia de los que más tienen y el empeño de la Iglesia católica de imponer su credo”, manifiesta. “Queda mucho por hacer, pero bueno, vamos avanzando”, resume.

Con tierra en las manos está otra mujer. “La gente sensibilizada, y demócrata lo ha sentido, sí, y aunque esto es solo un paso más en la reparación, es muy simbólica”, refiere la arqueóloga Concha González desde Pico Reja, la fosa común con 1.600 víctimas en el cementerio de Sevilla que sigue abriendo un equipo multidisciplinar de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.

Queipo, recuerda, “es la máxima figura de la represión en Andalucía”. De hecho, está documentado que dejó en Andalucía al menos 45.566 asesinados y 708 fosas comunes. Con Queipo como máximo responsable, como dictaminan sus propios discursos, del genocidio contra miles de civiles y exponentes como el poeta Federico García Lorca o el Padre de la Patria Andaluza, Blas Infante.

Todos los nombres en el recuerdo

Y por eso era una anomalía “que estuviera enterrado con los máximos honores en un lugar público”. El día ha estado plagado de “mensajes” de “gente contenta y dando la enhorabuena” e, incluso, “de personas preguntando cómo pueden buscar a sus familiares asesinados y enterrados todavía en fosas”.

Ella también es víctima. “Me he acordado mucho… soy malagueña y mi gente se tuvo que ir aprisa y corriendo, eran todas mujeres, y mi abuela llevaba a mi madre en brazos, que era una bebé, dejando todo atrás, en la Desbandá o la Huía, como decimos allí”. El mayor crimen de guerra del franquismo en una tierra donde miles de personas siguen desaparecidas en fosas comunes, sin una tumba digna donde reposen sus huesos, como sí hizo el genocida Queipo durante 70 años de homenaje público en Sevilla.

De fondo, el eco de las palabras de otra familiar de víctimas del franquismo, Paqui Maqueda, que sonó en la madrugada, delante de la basílica, mientras sacaban los restos de Queipo y se apagaban con su voz los aplausos de los familiares: “¡Honor para las víctimas del franquismo!”. Parecía que estaba sola, pero hoy Maqueda sabe que no lo estaba, y que la noche de este jueves, representó a todas esas víctimas y familias, a todos los nombres. Como los de los familiares de Concha González, María Luisa Hernández y María José Patiño que estará, como ha prometido, “bailando más que nunca”.

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