Lo que los ecologistas de Doñana no han podido contar a los diputados alemanes: “Esto es una carrera alocada por el agua”
La suspensión a ultimísima hora de la visita de parlamentarios alemanes a Andalucía para interesarse por la situación de Doñana ha supuesto la cancelación de reuniones que se tenían previstas con representantes del Gobierno andaluz, expertos y los ecologistas de WWF, una organización global que dio sus primeros pasos precisamente para proteger lo que hoy es parque nacional y que se mantiene como una de las pocas propietarias de suelo en este paraje. ¿Y qué le iba a transmitir WWF en este encuentro? Pues Doñana iba a ser el punto de partida para hablar de manera global sobre “la mala gestión que se hace de la sequía y el cambio climático” en España, que tiene en este enclave natural un reflejo de la “carrera alocada de la agricultura española por el agua y el regadío”.
Quien así lo apunta es Juanjo Carmona, responsable de WWF en Doñana, que no entra a valorar los motivos por los que la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento germano ha aparcado una visita que, está convencido, “al final se llevará a cabo”. La idea era transmitirle a esta delegación una visión global de que la sequía y el cambio climático están generando problemas por ejemplo en puntos de Murcia, el Levante y las dos Castillas, pero que todo ello tiene su reflejo en Doñana. Así, en una tierra en la que escasean los recursos hídricos, la apuesta agrícola que se publicita como despensa de Europa “nos ha llevado a convertirnos en exportadores de agua” en forma de alimentos.
“Es absurdo que se hable de ampliar regadíos cuando no tenemos ni agua para los que ya tenemos”, subraya Carmona, que aboga por una reconversión del sector y “desocupar” cultivos para “dejar de regar y adaptarnos al cambio climático”. Esta es la solución que propone la ciencia, recuerda, pero administraciones como la andaluza están caminando en sentido contrario. Mientras tanto, en Doñana ha subido la temperatura media, el régimen de lluvias es diferente y se sufre un largo periodo seco que supera ya la década, lo que ha propiciado por ejemplo la desaparición de miles de lagunas.
“Podemos intentar engañar a la gente, pero cualquiera puede acceder a imágenes por satélite que indican que no hay una buena inundación de la marisma desde hace ocho años”, incide el responsable de WWF. Todo ello supone un riesgo para la diversidad, y al final resulta que las aves que invernan en Doñana “son también alemanas” porque pasan la mitad del año en Centroeuropa. A ello se une que el mercado germano es uno de los principales destinos de las exportaciones de fresas que se producen aquí, de ahí también el interés por “conocer de primera mano qué se está haciendo”. “Esto es un mercado común, y nosotros somos proveedores de un tercero”, resume.
La proposición de ley de PP y Vox
La delegación de parlamentarios llevaba meses preparando esta visita, que por tanto no guarda una relación directa con la reciente campaña de la asociación alemana Campact, que ha hecho un llamamiento a los supermercados alemanes –refrendado ya por más de 160.000 personas– para que dejen de vender las que han bautizado como “fresas de la sequía”. El interés de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento alemán sí puede tener una conexión con el considerable revuelo internacional que ha generado la proposición de ley de PP y Vox para legalizar regadíos en la Corona Norte de Doñana, una iniciativa que se tramita en el Parlamento andaluz y que ha encontrado el rechazo frontal del Gobierno español, la Comisión Europea y la Unesco, que ha llegado a señalar que puede poner en riesgo la condición de Patrimonio de la Humanidad del enclave.
“En Doñana tenemos un acuífero sobreexplotado, en parte porque hay muchos regadíos y en parte porque se riega de manera ilegal”, apostilla Carmona, para quien lo que ocurre en esta comarca es un espejo del “problema de gestión del agua” habitual en toda España, con unas administraciones que actúan “tarde y mal”. Y mientras tanto, “se van a seguir robando” los recursos hídricos y eso ha puesto el foco en los frutos rojos, porque –al margen de campañas nacionalistas– “al final la fresa española la consumen los alemanes”, unas fresas que en su inmensa mayoría provienen de Huelva.
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