Javier de Lucas: “Un refugiado lleva la muerte en su espalda y encuentra un muro”
“Frente a la necesidad de protección que tienen más de 60 millones de personas, según ACNUR, ¿cuál está siendo la respuesta europea? Muros”. La descripción es de Javier de Lucas, experto en políticas migratorias y derechos humanos. Un “contexto de crisis civilizatoria”, dice, que deja “pocas esperanzas” reducidas a una pugna dialéctica: democracia frente a desigualdad.
Mientras nace el “acuerdo de deportación” entre la Unión Europea (UE) y Turquía las migraciones siguen su curso natural. Y ahí está “el mayor desafío que tienen nuestra civilización”: que el desarrollo humano vaya ligado al de los derechos humanos. “Extender la democracia inclusiva”, apunta el catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política en la Universidad de Valencia.
“Los refugiados, los migrantes, no son otros. La cuestión migratoria no es ajena y sus protagonistas no son diferentes a nosotros. Todos somos animales migratorios. Si hay una realidad humana, es ésa”, explica De Lucas en la conferencia titulada 'Propuesta para otra política de inmigración y asilo posible en la Unión Europea'. Un encuentro con apertura por parte del alcalde de Sevilla, Juan Espadas, y organizado por el Fondo Andaluz de Municipios para la Solidaridad Internacional (Famsi) en la Fundación Biodiversidad.
La desigualdad como “cáncer” social
“Una ciudad debe tener recursos para trabajar con el movimiento asociativo”, sostiene Espadas. Y en este punto, continúa, el ayuntamiento “y la ciudad tiene mucho que decir”. Con la mirada puesta en “las tremendas situaciones que estamos viviendo en la UE en torno al drama de los refugiados” que refiere el alcalde sevillano, los municipios tienen algo que decir: “el asentamiento en una comunidad local”, refiere Javier de Lucas. Acoger, integrar. “Contribuir” a políticas migratorias cojas con las apuestas “nacionales y regionales de la UE”, según el profesor del Instituto de Derechos Humanos de la universidad valenciana.
Un ejemplo, coinciden Juan Espadas y De Lucas, es la propia Famsi y el proyecto 'Amitie Code. Migraciones y desarrollo'. La iniciativa trata de traducir el nexo entre ambas realidades desde la toma de conciencia a la práctica con un enfoque basado en los derechos humanos. Generar conciencia colectiva sobre los procesos migratorios y su vinculación con el desarrollo mundial, la ciudadanía y las comunidades locales. Cuenta con 14 socios de seis países de la UE, entre ellos la Fundación Sevilla Acoge y Famsi.
“El cáncer fundamental de los problemas que afrontamos es la desigualdad”, resume el profesor Javier de Lucas. Y precisa: “se está convirtiendo a seres humanos en mercancía con fecha de caducidad. Como los productos que mueven los mercados”. Es una forma de “rebajar ese estatus mínimo que corresponde a los humanos para convertirlos en parias, en seres reemplazables que son utilizados además como elemento de desestabilización de los grupos menos beneficiados frente a los que se usa como acicate a los inmigrantes y en estos momentos también a los refugiados”.
Muros de exclusión en la UE
“Las migraciones no son un fenómeno laboral”, sostiene. Se trata de una “mirada reductiva que lanzamos sobre la comunidad migratoria ignorando que esas migraciones son fenómenos sociales globales”. Una visión interesada que trae frutos como el acuerdo entre la UE y Turquía. “Es una desfachatez humana y política presentarlo como solución del tema de los refugiados”. “No es más que un instrumento vergonzoso y de más que dudosa legalidad, es un acuerdo de deportación”, define De Lucas.
“¿Cómo se consigue que en el espacio más amplio de justicia y libertad que hay en el mundo, la UE, se estén levantando muros de exclusión y se amplíe la desigualdad?”, pregunta el profesor y experto en derechos humanos. También en España, con las fronteras de Ceuta y Melilla como lugares “donde se practica ese disparate jurídico que llamamos devoluciones en caliente y que son expulsiones ilegales”. Un país, además, “donde en los últimos años los índices de desigualdad muestran un aumento asombroso como consecuencia de las políticas de recortes aplicadas”.
Cuando la terapia a ese carcoma es “aumentar la democracia inclusiva y plural, la inversión en proyectos y recursos que fomenten el desarrollo humano”. Desarrollo, puntualiza, “no tanto económico como de distribución equitativa de los recursos”.
Lanza una definición: “un refugiado es la persona que lleva la muerte en su espalda y se encuentra un muro delante”. “Nuestras crisis son el paraíso, un horizonte deseable para cientos de millones de seres humanos”, dice De Lucas. O como explica la tesis de las fronteras internas de la democracia de la profesora de Ciencia Política de la Universidad de Berkeley (California, EEUU), Wendy Brown, a la que alude el profesor y que completa una paradoja: “vivir en un mundo teóricamente sin fronteras que no deja de implementar muros”.