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¿Comportamiento homosexual en los animales? Naturalmente

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Las recientes y controvertidas propuestas de leyes anti-LGTB en varios países del centro y norte de Europa han generado un gran debate social y político en relación a la naturaleza de los comportamientos homosexuales. Esto hace que mucha gente en la calle se formule las siguientes preguntas: ¿Existe diversidad de comportamientos sexuales en animales no humanos más allá de interacciones macho-hembra? ¿Es el comportamiento homosexual común en el reino animal? La respuesta es, claramente, SÍ.

Las interacciones homosexuales, o comportamiento sexual con el mismo sexo (CSMS), se han descrito en mas de 1500 especies animales. Relaciones sexuales entre dos hembras o dos machos son frecuentes en muchos tipos de mamíferos, aves, reptiles, anfibios, insectos, moluscos y nemátodos. Por ejemplo, ocurren en varias clases de patos y pingüinos, en multitud de especies de escarabajos, en leones, bisontes americanos, ciervos, gamos y otros ungulados o en primates tales como langures, macacos, bonobos y gorilas de montaña.

Los biólogos evolutivos estudiosos de la conducta se han preguntado, por su parte, por la función y por el contexto de estos comportamientos, en búsqueda de pistas que ayuden a explicar la gran diversidad en el comportamiento sexual animal. Una pregunta ha sido recurrente: ¿por qué los animales se involucran en interacciones homosexuales cuando éstas no aumentan el éxito reproductivo? Esta pregunta, sin embargo, no tiene una única respuesta. Lo que parece claro es que, en muchos casos, las interacciones homosexuales pueden conllevar una gran variedad de beneficios. Esto, incluso, ha llevado a que recientemente se haya propuesto al CSMS como el comportamiento sexual ancestral en el origen de todos los animales.

El comportamiento homosexual está asociado a una gran variedad de beneficios, especialmente sociales, en muchos animales.

El comportamiento homosexual está asociado a una gran variedad de beneficios, especialmente sociales, en muchos animales. Entre aquellos en los que se han documentado interacciones con el mismo sexo, probablemente aquellos con más proporción de estas interacciones son los delfines mulares. Los machos de delfín mular forman pequeños grupos que usan las montadas y el contacto genital para reforzar alianzas entre miembros del grupo. Además, también se piensa que este comportamiento les proporciona práctica que puede ser útil en futuros encuentros con hembras. Un ejemplo más cercano a nosotros es aquél de los bonobos, primates similares a los chimpancés. Los bonobos son altamente sociales y viven en grandes grupos, y como es común en cualquier sociedad, los conflictos entre miembros de los grupos son bastante frecuentes. En el caso de los bonobos, esta tensión social se resuelve involucrándose en comportamientos homosexuales, sobre todo entre hembras, con el fin de facilitar la reconciliación entre los miembros.

En otros casos, como es el de muchos insectos, el CSMS es más difícil de explicar y en algunas ocasiones se ha sugerido que se debe a errores a la hora de identificar el sexo. Por ejemplo, en muchas especies las características que sirven para discriminar entre sexos (olores, formas o colores) no varían mucho entre machos y hembras, y se piensa que, en ciertas oportunidades, la estrategia de los machos en situaciones de alta competencia sexual es intentar aparearse indiscriminadamente.

Curiosamente, aunque los CSMS son muy comunes en animales no humanos, la orientación o preferencia a largo plazo por individuos del mismo sexo ocurre con baja frecuencia. Algunos ejemplos vienen por parte de machos de ciertos pingüinos en cautividad, los cuales forman vínculos de pareja de por vida, y de una especie de oveja alpina, cuyos machos solo montan a las hembras cuando estas se comportan como machos. En humanos, sin embargo, aunque los CSMS son también muy comunes (experiencias homosexuales, individuos bisexuales), la preferencia de por vida de individuos del mismo sexo es bastante frecuente. Son necesarios más estudios de ecología de la conducta en un amplio abanico de grupos animales para avanzar en nuestra comprensión de las causas que expliquen esta variación entre especies.

Además de la evidencia existente, hay razones para pensar que los comportamientos entre individuos del mismo sexo en animales no humanos son más frecuentes de lo que creemos. Por ejemplo, la mayor parte de investigaciones científicas en los campos de selección sexual, o ecología del comportamiento, se dirigen a entender cuáles son las características de los individuos o los comportamientos que afectan al éxito reproductor en interacciones macho-hembra, pero pocos se dedican a estudiar las interacciones entre individuos del mismo sexo. Por otro lado, en muchas especies, los machos y hembras son similares a un nivel morfológico básico, lo cual hace difícil distinguir si las interacciones sexuales que observamos son hetero u homosexuales. Hacen falta más investigaciones sobre el origen y evolución de los comportamientos sexuales en animales. Asimismo, necesitamos más datos sobre si otros animales, aparte de nosotros, muestran preferencias y orientaciones homosexuales de por vida.

Lo que está fuera de duda es que las interacciones homosexuales cumplen varias funciones que pueden diferir entre especies y que estas interacciones son comunes, naturales y diversas en sus manifestaciones.

Las recientes y controvertidas propuestas de leyes anti-LGTB en varios países del centro y norte de Europa han generado un gran debate social y político en relación a la naturaleza de los comportamientos homosexuales. Esto hace que mucha gente en la calle se formule las siguientes preguntas: ¿Existe diversidad de comportamientos sexuales en animales no humanos más allá de interacciones macho-hembra? ¿Es el comportamiento homosexual común en el reino animal? La respuesta es, claramente, SÍ.

Las interacciones homosexuales, o comportamiento sexual con el mismo sexo (CSMS), se han descrito en mas de 1500 especies animales. Relaciones sexuales entre dos hembras o dos machos son frecuentes en muchos tipos de mamíferos, aves, reptiles, anfibios, insectos, moluscos y nemátodos. Por ejemplo, ocurren en varias clases de patos y pingüinos, en multitud de especies de escarabajos, en leones, bisontes americanos, ciervos, gamos y otros ungulados o en primates tales como langures, macacos, bonobos y gorilas de montaña.