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La salpa: ni pez ni medusa

Laura Prieto

Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN/CSIC) —

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Las playas de la Costa Tropical de Granada y una parte de la zona oriental de la Axarquía malagueña se vio plagada hace algunas semanas por unas criaturas invertebradas cuyo aspecto se asemeja al de las medusas. Sin embargo, no hay nada de qué temer. Son absolutamente inofensivas y hacen una función fantástica en los mares y océanos.

La salpa no es ni pez ni medusa. Su nombre científico es Salpa fusiformis y forma parte, filogenéticamente, a un grupo de animales que se llaman tunicados. Son hermafroditas y su forma de reproducción es la alternancia generacional. Es decir, combinan una fase asexuada con otra sexual. En la primera, se reproducen clonándose y en la segunda, a través de gametos femeninos y masculinos Se multiplican muy rápido.

Importantes para el ecosistema

Realmente, tenemos que concluir que es una suerte que tengamos salpas. Tienen un papel y función muy buena para el ecosistema. Os contaré algo más específico al respecto.

Se alimentan de fitoplacton que son organismos fotosintéticos. El fitoplacton transforma el dióxido de carbono en biomasa en las capas superficiales de los océanos y las salpas favorecen viaje más rápido a aguas profundas. Ciertamente, podemos decir que es una suerte que tengamos salpas. Tienen un papel y función muy buena para el ecosistema. Son capaces de alimentarse de bacterias, fitoplancton y pequeñas larvas de zooplancton, atrapan el carbono en éstos compartimentos del ecosistema en forma de pelotas fecales que pesan más y acaban yendo al fondo. En decir, secuestran así el carbono.

De otro lado, es fundamental conocer que no pican ni son urticantes y, por si fuera poco, constituyen el alimento para 202 especies marinas. La que ha aparecido en la costa andaluza es bastante típica y de tamaño medio. Lo que no es habitual es localizarlas en playas… y por eso han sido muy poco estudiadas a pesar de los miles de años que llevan en la Tierra. Viven en mar abierto y estudiarlas, por lo tanto, no es sencillo. Lo que sí conocemos los investigadores marinos es que, aunque no se saben cuándo pueden aparecer, aunque se asocia con un aumento de su comida, el fitoplacton en una determinada zona. Un temporal es también otro de los factores.

Además, como otras especies que viven en mar abierto, reproducir sus condiciones de vida en un laboratorio no es fácil. Y las salpas son seres vivos tan frágiles que puedes conseguir que en laboratorio sobrevivan una semana o un mes, pero es complicado que complete el ciclo de vida.

En conclusión, son seres bastante desconocidos por la ciencia, aunque sí se sabe que inofensivos y beneficiosos para el ecosistema. Algunos se han preguntado si son comestibles y yo, francamente, no lo recomiendo. Como consumen fitoplancton, desde mi punto de vista científico sería un poco arriesgado porque hay fitoplancton tóxico y sí se ha visto que cuando ellas han consumido ese tipo de fitoplancton, los peces que las consumen, mueren.

Las playas de la Costa Tropical de Granada y una parte de la zona oriental de la Axarquía malagueña se vio plagada hace algunas semanas por unas criaturas invertebradas cuyo aspecto se asemeja al de las medusas. Sin embargo, no hay nada de qué temer. Son absolutamente inofensivas y hacen una función fantástica en los mares y océanos.

La salpa no es ni pez ni medusa. Su nombre científico es Salpa fusiformis y forma parte, filogenéticamente, a un grupo de animales que se llaman tunicados. Son hermafroditas y su forma de reproducción es la alternancia generacional. Es decir, combinan una fase asexuada con otra sexual. En la primera, se reproducen clonándose y en la segunda, a través de gametos femeninos y masculinos Se multiplican muy rápido.