Vuelta a las salas de cine. Ese es el gran mensaje que lanza el Festival de Sevilla a su público cinéfilo, que el año pasado superó los 76.000 espectadores, y es la base del cartel de la nueva edición. Diseñado por la artista sevillana Ana Langeheldt, del colectivo Garabattage, el póster de la 16ª edición, que se celebrará del 8 al 16 de noviembre, muestra a una joven que contempla una película, como si ella misma fuera parte de su trama. Es “un homenaje a los espectadores y una reivindicación del cine como experiencia colectiva y enriquecedora”.
Langeheldt apunta a que “es un homenaje a la ciudad de Sevilla. En la imagen se puede ver un personaje que se expande y se transporta durante esos minutos, que se olvida de su vida, entrando de lleno en una historia que contempla como un personaje más. A su alrededor brotan y flotan elementos que evocan las sensaciones que nos producen las películas. Las hojas de acanto representan las artes; los hongos, el folclore europeo y la magia. La serpiente simboliza la renovación y las flores expresan la pasión y la creatividad. Se encuentra en una sala, en la que podemos intuir más personas, pero podría estar en cualquier parte”.
Variedad, riesgo, libertad. Son algunos de los conceptos que subyacen en la programación de este año, según su director, José Luis Cienfuegos, que subraya que “la variedad y el riesgo formal de todas las propuestas, apunta a un recambio generacional y a un cine de nuevas maneras, más libre. Cineastas militantes que utilizan referentes cinematográficos, literarios y artísticos que no tenían cabida hace poco más de una década”.
Europa revisa el cine de género
Elena Duque, programadora del festival, ha glosado algunas de las bondades de la sección Las Nuevas Olas, que también se ha presentado este miércoles en el sevillano Espacio Santa Clara, como “la revisión de los géneros muy acusada. Tenemos dos road movies que no tienen nada que ver la una con la la otra, como es el caso de Take Me Somewhere Nice. Tendremos también western, thriller o cine bélico, pero que no tiene nada que ver con cine de sobremesa. Hay una película que es una relectura moderna de la I Guerra Mundial que es absolutamente arrebatadora. Hay animación y también mucha deriva fantástica”.
Javier H. Estrada, también programador del festival, ha destacado que solo han pasado el filtro 15 cintas de un total de 700 obras. Son películas que “no miran el mundo con ideas preconcebidas, hay mucha sinceridad y nos abre los ojos a perspectivas insólitas”, ha analizado el crítico y programador durante la presentación en el Espacio Santa Clara.
Las Nuevas Olas representa una de las secciones más mimadas del Festival de Sevilla. En esta edición se ha querido explorar, precisamente, los nuevos territorios de la producción europea. Una producción que no termina en los límites geográficos de sus países, sino que se expande, vía coproducción, a países como Túnez, Argelia, México o Argentina.
“Hemos disfrutado en este proceso de selección. Queda en evidencia que el cine europeo sigue ahí resistiendo. De hecho, podría ser la sección oficial de festivales de otros países o de España. Para nosotros, tiene la misma importancia que oficial. La una sin la otra, el festival no se entendería qué es el Festival Europeo de Sevilla, ha subrayado Cienfuegos.
El español Jaione Camborda (Arima), la bosnia Ena SendijareviÄ (Take Me Somewhere Nice), la suizo-peruana Klaudia Reynicke (Love me Tender), los alemanes Ulrich Köhler y Henner Winckler (A Voluntary Year), el franco-argelino Rabah Ameur-Zaïmeche (Terminal Sud) o la argelina Amin Sidi-Boumedine (Abou Leila) son algunos de los potentes autores europeos que conquistarán este año al espectador del festival. Muchos de ellos lo harán tras haber triunfado en festivales como Locarno, Venecia o Berlín.