La Cultura hace su sudoku: cómo se adaptarán salas y festivales a las restricciones horarias en Andalucía
Después de la hostelería, el sector de la Cultura es quizá el que se ha visto más afectado por las nuevas restricciones horarias dictadas este domingo por el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno. Aunque desde la semana pasada todo parecía indicar que se imponía ir pensando en un plan B, desde que las nuevas medidas se hicieron oficiales son muchos los espacios culturales y los festivales que están replanteando su programación en lo que puede llegar a convertirse en un verdadero sudoku, ese pasatiempo japonés en el que no siempre resulta fácil que los números cuadren.
Al Festival de Cine Europeo de Sevilla (Seff) la noticia le ha pillado de lleno, apenas dos días después de la inauguración de su 17ª edición. Con 150 películas en programación con sus respectivos pases, cabe imaginar que el reajuste no está siendo un camino de rosas, pero la reacción ha sido rápida y se ha podido salvar la mayor parte de la planificación prevista.
Según fuentes del propio Seff, “las restricciones anunciadas afectan prácticamente a un tercio de la programación, pero gracias a los reajustes realizados ayer, se han salvado prácticamente todas la proyecciones. ¿Cómo? Se ha ampliado el número de salas de exhibición en los cines Cinesur Nervión Plaza y se ha reestructurado el combo de actividades previstas”, aseguran.
Cambio de horario teatral
El teatro tampoco se está librando de hacer sus cábalas. Después de reducir sus aforos al 40 por ciento, lo que deja unos márgenes de beneficio que no sería arriesgado calificar de “agónicos”, ahora toca, además, ajustar horarios. Lo que vamos a hacer es pasar las funciones de sábados y domingos que se puedan a las 16.30 horas“, explica la responsable de comunicación de la sevillana Sala Cero. ”Las funciones familiares de los sábados, que por lo general se celebran a las cinco de la tarde, pasarán a mediodía. Y las funciones de los viernes, como los conciertos que teníamos programados con Almaclara los miércoles, se suspenden“, explica con resignación.
La situación se complica un poco más teniendo en cuenta que noviembre es el mes del Fest, el festival de artes escénicas que suele suponer un importante balón de oxígeno para los espacios y las compañías de la capital hispalense. Malos tiempos para un ámbito que vive del encuentro directo con el público, y que llega a esta segunda oleada de la pandemia exhausto. Hay quien se plantea incluso echar mano de las nuevas tecnologías, aunque suponga un esfuerzo extra de incierta compensación económica. “En nuestro caso tenemos pensado adelantar las funciones, pero otras salas están hablando de hacerlo en streaming”, agregan desde la sala Cero.
Apoyo a los profesionales
Para la gente del teatro, como de tantos otros sectores, las esperanzas están puestas en lo que suceda a partir del 23 de noviembre, fecha en que concluirían las restricciones… en función de lo que dicte la dichosa curva de infectados. Lo que nadie parece dispuesto es a dejar caer a los sufridos profesionales del ramo. “A muchas compañías se les está añadiendo un fijo por función, además del porcentaje de taquilla habitual. Intentamos seguir apoyándolas un poco desde las salas, porque sin ellas no hay teatro”, agregan.
Lo cierto es que el juego de previsiones, rectificaciones y cancelaciones viene siendo una costumbre desde el estallido de la pandemia, en el pasado mes de marzo. Ello ha motivado que alguna importantes citas, como el Festival de Cien Iberoamericano de Huelva o el Off Sevilla hayan decidido celebrar ediciones íntegramente virtuales, en el primer caso a través de la plataforma Filmin y en el segundo con una imaginativa aplicación digital.
En Cádiz, donde la apuesta por la presencialidad del Festival Iberoamericano de Teatro (FIT) ha tenido recompensa, culminando este domingo una edición “expandida” de dos semanas que se completará en los próximos días con un epílogo virtual, a partir de esta semana la hora de acudir el teatro será la de la merienda: por ejemplo, la próxima cita del Gran Teatro Falla, el concierto previsto para este miércoles, se adelanta a las 16.00 horas.
También se va a proceder así en la programación del Teatro del Títere La Tía Norica y en la Sala Central Lechera. “Las modificaciones afectan sólo al horario, toda vez que los aforos continúan tal y como fueron aprobados en Junta de Gobierno Local, ya que siguen adaptándose a lo recogido en las medidas decretadas por la Junta de Andalucía. Junto a ello, la Delegación Municipal de Cultura está trabajando en fórmulas para agilizar el proceso de devolución de entradas en el caso de que fuera necesario ante los perjuicios ocasionados, y se están barajando diferentes posibilidades”, explica el Consistorio gaditano en una nota, mientras que la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz, Lola Cazalilla, ha criticado la “criminalización constante de la Cultura” por parte de la Junta de Andalucía en sus medidas, y lamenta que “no se le dé la importancia que merece a este sector, tan importante, imprescindible, para la sociedad y para estos momentos trascendentales”.
El desbarajuste horario está afectando incluso al gremio de los escritores, que estos días ven como algunos de sus “bolos” –charlas, conferencias, mesas redondas, lecturas– son aplazadas o anuladas a cuenta de la nueva normativa. Prueba de ello es el programa de eventos que está organizando la consultora Tres Pies al Gato, que el próximo sábado celebrará en la citada Sala Cero, a mediodía, la presentación conjunta de nada menos que tres libros, los últimos de Carlos Frontera, Mercedes de Pablos y Gregorio Verdugo. Pero no siempre es posible ajustar los tiempos, ni asegurar que un contrato pospuesto se retomará cuando la pesadilla de la Covid-19 pase.
“Lo del cierre a las seis es un desastre”, lamenta el escritor Salvador Gutiérrez Solís. “La mayoría de nuestras actividades se basan en la presencialidad, no son como los talleres, que se pueden hacer online. Una charla o una tertulia se van al carajo con este plan. Yo lo que pediría es que las administraciones de toda índole articulen una serie de medidas en las que actividades ya programadas, la intervención les permita que se retrasen y se puedan hacer cuando se den las condiciones óptimas, pero que no supongan presupuestariamente un problema. Si no se puede realizar la actividad, deberían ser sensibles y atender a esta realidad. Todo esto no es más que una gran excepción, y como tal debería entenderse”.
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