“No nos han dicho ni adiós”: dudas y temores en torno a la transformación del Centro Andaluz de Danza
La primera señal de alarma llegó cuando el Ballet Flamenco de Andalucía, coincidiendo con el confinamiento de la población, pasó a ocupar las dependencias que hasta entonces habían albergado al Centro Andaluz de Danza. La segunda, que fue haciéndose más acuciante conforme avanzaba el calendario, tenía que ver con el hecho de que el curso terminara el 30 de junio y el personal del CAD no tuviera la menor noticia acerca de posibles renovaciones. El mes de julio llegó, los contratos expiraron y el Centro Andaluz de Danza, tal y como lo conocíamos, ha dejado de existir. Sobre la institución que la reemplazará, el Centro Coreográfico Andaluz de Danza, poco se sabe por el momento.
“No conocemos el borrador ni los que hemos estado trabajando aquí muchos años”, afirmaba hace un mes un veterano miembro del equipo docente que, como la mayoría, prefiere mantenerse en el anonimato. “Lo lamentable es que no se ha contado con la profesión para llevar a cabo este cambio. No tenemos muchas expectativas, pero confiamos en que al final se imponga la sensatez”.
El desenlace ha sido la salida de la práctica totalidad de la plantilla del CAD, excepción hecha de las dos únicas figuras estables de la casa, Ana María Bueno en calidad de profesora de danza española y la también profesora y jefa de estudios Pilar Pérez Calvete. Todos los demás terminaron su contrato, conseguido por concurso público, el 30 de junio: “No nos han dicho ni adiós”, protestaba otra trabajadora del Centro. “Cuando volvimos tras el confinamiento, nos encontramos con que nuestras taquillas estaban vaciadas y nuestras pertenencias depositadas en un almacén. Creemos que no son formas de despedir a gente que ha dado mucho por la danza desde esta institución”.
No obstante, la preocupación que estos trabajadores expresan no es tanto por su puesto de trabajo como por el enfoque que el borrador del futuro Centro Coreográfico Andaluz de Danza –que todavía no conoce ni la Asociación de Profesionales de la Danza– deje a un lado un aspecto clave, como es el formativo. “Parece que el nuevo rumbo va a enfocarse hacia las residencias coreográficas y a la investigación”, especulan. “Pero un programa de formación lo tienen que diseñar los profesionales. No lo puede hacer un gestor. Y lo que está a punto de desaparecer es precisamente un trabajo de formación que se ha mantenido durante 25 años”.
En defensa del CAD
La resistencia del mundo de la danza ante las medidas de la Junta llegaron en forma de vídeos difundidos en las redes sociales por diversas personalidades del sector, bajo el lema Sin formación no hay futuro. “Cuidemos la formación, cuidemos la cultura, cuidemos la danza”, afirmaba Rafaela Carrasco, mientras Mercedes Boronat aseguraba que el CAD es “una experiencia que llevo tatuada en mi piel”, Fabrice Edelmann defendía que su historia se ha escrito “con la C mayúscula de compromiso y calidad”, Goyo Montero lo define como “un proyecto fantástico fuera del eje Madrid/Barcelona”, y Alicia Márquez piensa que “con la pérdida de esta institución desaparece un eslabón fundamental entre un estudiante y un profesional de la danza”.
“Se trata de cerrar dignamente este periodo, por lo que pueda venir… Que esperamos sea bueno”, se resignan los promotores de esta campaña, aunque lo cierto es que los ánimos están bajos. Algunos se manifiestan con un claro pesimismo: “El Centro Andaluz de Teatro se cerró con la Junta diciendo que no se iba a cerrar, y con el presupuesto aprobado. Llevamos muchos años en esto y hemos visto pasar a muchos directores y políticos con buenas intenciones, pero esta es la historia de las artes escénicas de Andalucía”.
Cabe recordar que el Centro Andaluz de Danza, el primero de su clase en España, ha sido desde su fundación en 1994 una referencia insoslayable, si bien fue en 1996, con los talleres impartidos por coreógrafos de la talla de Manuela Nogales, Fernando Lima o Salud López, cuando se consolidó. Encabezado inicialmente por Juan Antonio Maesso, ha tenido entre sus sucesivos directores a María Pagés, José Granero, José Antonio, Ramón Oller o Blanca Li. Y en su historia consta que el legendario maestro Ángel Pericet, de la familia que conservó desde el siglo XIX la Escuela Bolera Sevillana, impartió en el CAD sus últimas clases.
“En breve anunciaremos las novedades”
Fuentes de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía han querido lanzar un mensaje de tranquilidad, que no ha acabado de lograr su objetivo: “El Centro Andaluz de Danza no va a desaparecer, como se comenta, sólo ha cambiado de nomenclatura”, explican. “Como se recordará, se modificaron por Decreto las denominaciones y la estructura de la Agencia de Instituciones Culturales y ahí se modificó su nombre a Centro Andaluz de la Coreografía, ampliando sus funciones y sus objetivos. Nunca se ha eliminado ni nunca se va a dejar a ningún alumno fuera de su aprendizaje. En breve anunciaremos todas las novedades respecto al Centro Coreográfico Andaluz de Danza para el nuevo curso”, afirman.
“Que el futuro de tanta gente esté en manos de gente que no tiene ni idea de lo que es un bailarín, es algo que nos enoja y nos entristece”, concluyen los que hasta ahora formaban parte del CAD. “Es gente a la que solo les preocupa que no se hable mal de ellos en la prensa. Y no tiene nada que ver con colores políticos, hemos visto estos abandonos con el PSOE y los vemos ahora con los que están en el Gobierno. No es una cuestión de siglas, es una cuestión de incompetencia”, apostillan.
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