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Sarcófagos infantiles o un mosaico perdido: la mudanza del Museo Arqueológico de Sevilla recupera tesoros ocultos

Visita al traslado de las piezas del Museo Arqueológico Provincial

Alejandro Luque

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Si una mudanza es esa operación delicada y trabajosa que casi todo el mundo conoce, no resulta difícil imaginar cómo será la de un museo. Y si se trata, además, de uno como el Arqueológico de Sevilla, con una cifra alrededor del millón de piezas, el asunto puede adquirir tintes de aventura. Así parecen vivirlo los responsables del centro, que desde mediados de enero emprendieron el traslado de la vasta colección de acuerdo con el plan de rehabilitación integral de tres años de duración aprobado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, administración gestora de la institución, y el Ministerio de Cultura y Deporte, que ostenta la titularidad del Museo. La idea de la consejera Patricia del Pozo es que las obras propiamente dichas comiencen a principios de 2022.

Dicha mudanza al Centro Logístico del Patrimonio Cultural de Andalucía en San José de la Rinconada (Sevilla), que durará un año, se ha visto por si fuera poco sorprendida el pasado año por la irrupción de la pandemia de la COVID-19 y el posterior confinamiento de la población. “El primer confinamiento que se inició en marzo del año pasado tuvo un efecto inmediato en el proceso de traslado, dado que todos los trabajos de embalaje de piezas se tuvieron que interrumpir”, explica a elDiario.es Andalucía la directora del Arqueológico, Marisol Gil de los Reyes. “Visto lo inevitable de esta situación, se optó por aprovechar la coyuntura para agilizar todos los trabajos de planificación, documentación, gestión administrativa o redacción de pliegos, es decir, todos los trabajos que se podían realizar en remoto, puesto que la mayoría del equipo estuvo trabajando desde casa todo el tiempo. En ese sentido, fue más una replanificación de los trabajos que un parón”.

En el proceso de embalaje de la colección se emplearán 16.000 cajas y contenedores homologados, además de casi otras 1.000 cajas de madera que deberán fabricarse especialmente para la ocasión, destinadas a las piezas más delicadas y pesadas. “Indudablemente, al ser una tarea que debe seguir unas pautas y unos pasos que se repiten en cientos o miles de ocasiones, puede parecer mecánica o, incluso, tediosa”, comenta Gil de los Reyes. “Sin embargo, este proceso se está realizando sobre una de las mejores colecciones arqueológicas de nuestro país y, además, se está realizando por parte de profesionales con una intensa vocación por la arqueología, por lo que estas tareas repetidas producen grandes gratificaciones y sorpresas, y son sin duda emocionantes”.

Piezas revividas

Algunas de esas grandes sorpresas se refieren a piezas emblemáticas que no se mostraban al público, como el mosaico del rapto de Europa ‒hallado en 1886 y no expuesto desde los años cuarenta‒, el suelo de adobe del santuario de El Carambolo, con restos de la policromía original, o dos sarcófagos infantiles de plomo, con una hermosa decoración en el exterior. “No son piezas ocultas o extraviadas, sino piezas que siendo excepcionales permanecen por distintas circunstancias en los almacenes durante muchos años como cientos de miles de piezas de un museo como el Museo Arqueológico de Sevilla”, puntualiza la directora. “Qué duda cabe de que los trabajos que estamos llevando a cabo actualizan y reviven muchas piezas emblemáticas almacenadas, pero por básicos que sean los sistemas de control, sea cual sea el soporte, existe un control sobre las colecciones”.

“Otra cuestión, a tener en cuenta, es que la relevancia de las colecciones con las que contamos nos obliga a seleccionar las piezas a exponer. En un museo de esta naturaleza, las piezas exhibidas individualmente o por conjuntos no alcanza el 5% de la colección. La oportunidad que nos brinda el Proyecto de Rehabilitación, además de ampliar ligeramente el porcentaje de exposición, puesto que la huella del edificio no crece, sí que nos permite diversificar las estrategias de exhibición permitiendo la visita a determinados almacenes en donde se ubicarán piezas tan especiales como los suelos del Carambolo o el mosaico del Rapto de Europa”, añade Gil de los Reyes.

En ello ha tenido no poco protagonismo la aplicación informática Clío, donde se registra cada una de las piezas, su estado de conservación, su ubicación en un contenedor específico y, por supuesto, el lugar donde se halla ese contenedor, ya sea en una sala de almacenamiento del museo, en una sala de tránsito, en un camión o en su ubicación final en el Centro Logístico del Patrimonio Cultural de Andalucía.

'Clío' toma nota

Según la directora, “el manejo es muy sencillo y la adaptación ha sido inmediata. El funcionamiento es muy simple y su manejo es básico y fácil de aprender. Cada elemento introducido en el sistema está ubicado en un contenedor, que a su vez puede estar ubicado en un espacio físico o en otro contenedor mayor, que a su vez debe estar ubicado en un espacio físico. Cada vez que algún elemento o contenedor cambia su ubicación, se registra el movimiento en la aplicación a través de un sistema de códigos de barras. Todo está perfectamente localizado en todo momento y con un simple gesto del lector de códigos de barras podemos saber el contenido de cualquier caja”, subraya.

Así, a día de hoy, la aplicación Clío cuenta con 16.692 registros de elementos, que pueden ser tanto piezas individuales como conjuntos de piezas que van unidas y forman un único registro; 11.195 registros de contendores primarios, la mayoría cajas homologadas llamadas eurocontenedores, donde se conservan las piezas, y 352 registros de contenedores secundarios, de los cuales 229 son palés y otros 123 son grandes contenedores. Tan solo en 2020 el equipo que trabaja en la evacuación del Museo ha dedicado más de 30.000 horas de trabajo a esta labor, sin contar con las empresas de transporte y servicios puntuales. La inversión asciende a tres millones de euros.

Y mientras el sueño de la rehabilitación del edificio del arquitecto Aníbal González va haciéndose realidad, las salas del convento de Santa Inés acogerán, bajo el título Abierto por obras, una selección única de piezas emblemáticas del Museo, así como las más recientes incorporaciones, al tiempo que se dará cumplida información de los avances del proyecto de rehabilitación. “Santa Inés se convertirá en el vínculo vivo del Museo con la ciudad”, asevera la consejera Del Pozo, mientras que Gil de los Reyes apunta a 2022 como fecha para la apertura de esta exposición. “La adaptación de las salas de Santa Inés ha requerido una intervención mayor de la inicialmente prevista, además de los pequeños retrasos provocados por la interrupción de los trabajos durante el confinamiento. Actualmente se está trabajando en el desarrollo del proyecto expositivo, pero el objetivo ha sido siempre que muestre una selección de las mejores piezas de la colección a través de un discurso especial, contando una historia única, específica para esta ocasión irrepetible”, apostilla.

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