Pedro Sánchez ha elegido para el Ministerio de Agricultura al andaluz Luis Planas, ex consejero del ramo en el último Gobierno de José Antonio Griñán. Un hombre con perfil técnico, profundo conocedor de los entresijos de la política agraria europea, de la que el campo español -y singularmente andaluz- es tan dependiente. Planas es la persona elegida para plantar cara a los ajustes de subvenciones a la agricultura que plantea la Comisión Europea para el horizonte 2021, y el que librará la batalla en la guerra arancelaria que ha lanzado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a los productos agroalimentarios europeos (sobre todo andaluces).
Pero esto no es lo primero que ha pensado el Gobierno andaluz cuando ha oído su nombre con sorpresa. Si la elección de María Jesús Montero para la cartera de Hacienda se entendió, desde el punto de vista orgánico, como un gesto de Sánchez hacia Susana Díaz, el nombramiento de Planas produce justo la sensación contraria. El presidente del Gobierno ha dejado para el final una de las grandes sorpresas de su gabinete, un desconocido fuera de Andalucía que, sin embargo, levanta ampollas en el sur, porque fue el rival de la hoy presidenta de la Junta en las primarias a la secretaría general del PSOE andaluz, en 2013.
La noticia se ha hecho pública coincidiendo con un Pleno en el Parlamento andaluz que, precisamente, aprueba hoy la Ley integral de Agricultura. Sin embargo, la expectación estaba en otra parte. Una nube de periodistas y fotógrafos esperaba para recoger las primeras declaraciones de la nueva ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que asiste a su última sesión plenaria como consejera. Las caras de muchos socialistas andaluces han mutado del entusiasmo por Montero al estupor por el nombramiento de Planas. La cartera de Hacienda del Gobierno de Sánchez parecía poner fin a la disputa interna del PSOE, que enfrenta a sanchistas y susanistas desde las primarias en las que el madrileño derrotó a la andaluza. El nombre de Planas remueve aguas revueltas.
Sin peso orgánico
El ex consejero andaluz de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, hombre cercano a Griñán, se postuló por sorpresa para liderar el PSOE andaluz en 2013, cuando el ex presidente anunció su dimisión y convocó un congreso extraordinario. Planas presentó su candidatura contra la favorita para suceder a Griñán, la entonces consejera de Presidencia y estrella ascendente del socialismo, Susana Díaz. Lo hizo sin padrinos orgánicos -no es un hombre de partido, aunque lideró el PSOE de Córdoba-, contra las recomendaciones del propio Griñán -que había postulado a Díaz, primero en el partido, luego en su Gobierno- y sin saber que la sevillana ya se había garantizado los apoyos necesarios de los secretarios provinciales del PSOE antes incluso de que se convocasen las primarias.
Susana Díaz arrasó en aquella pugna interna, acaparó 22.000 avales -casi el 50% de los militantes del PSOE andaluz- y dejó en la cuneta a Planas, que ni siquiera logró el mínimo de firmas para competir en las primarias (4.500 avales de los 6.860 exigidos). El resto es bien conocido: Díaz fue elegida secretaria general de los socialistas andaluces por aclamación y sucedió a Griñán en la presidencia del Gobierno autonómico. Planas fue derrotado de forma ostentosa y abandonó su puesto de consejero tras la salida del ex presidente, negándose a continuar bajo el mandato de Susana Díaz. “Tenía un compromiso político y personal con el presidente Griñán. Al dejarlo él, yo también dejaré el Gobierno”, dijo entonces.
El hombre que pilotó la fallida campaña de Luis Planas en aquellas primarias fue el sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, enemigo íntimo de Díaz desde que militaban juntos en las Juventudes Socialistas Andaluzas. Fue uno de los primeros andaluces en alinearse con Pedro Sánchez cuando éste aún era un desconocido, y ahora forma parte de su ejecutiva federal -ocupa la Secretaría de Relaciones Institucionales- aunque ya no está en el círculo íntimo de confianza del líder socialista. En aquellas primarias andaluzas hubo un tercer candidato, mucho más desconocido: se trataba del alcalde del municipio granadino de Jun, José Antonio Rodríguez, que jugó un papel fundamental en la campaña en redes sociales que permitió a Sánchez derrotar a Díaz, y que hoy también está en su ejecutiva.
Embajador en la UE
Al margen de la lectura orgánica, Luis Planas es un hombre con un profundo conocimiento de la situación del campo andaluz, uno de los motores de la economía regional, y sabedor de los entresijos de la Política Agraria Comunitaria (PAC). Actualmente era el secretario general del Comité Económico y Social de la Unión Europea. Fue por primera vez consejero andaluz de Agricultura en el gabinete de Manuel Chaves, en 1993. Se ganó la confianza del ex presidente para ascender al área de Presidencia en la conocida legislatura de la pinza (1994-1996), cuando un Gobierno socialista en minoría era hostigado desde la oposición por esa pinza de PP e IU. En el mandato siguiente, Chaves le ofreció ser presidente del Parlamento andaluz, pero declinó la oferta. Planas regresó a Bruselas como parte de la representación del Gobierno de España ante la Comisión Europea, como jefe de gabinete del comisario Manuel Marín, primero, y Pedro Solbes, después.
Sus ex compañeros le consideran una persona dialogante, moderado, atento, “un hombre tranquilo”. El ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero lo nombró en 2004 embajador de Marruecos, donde permaneció seis años, para luego volver a Bruselas como embajador de España ante la UE. Es la experiencia que más le servirá para su ministerio: representar los intereses del país en Bruselas en un momento crucial, ante el reto arancelario impuesto por Trump y la reducción de subvenciones al campo.
Planas es quien negoció la aplicación de la Política Agraria Común (PAC) actual en España con el ex comisario europeo Miguel Arias Cañete, nombrado por un Gobierno del PP, con el que trabó una íntima amistad. El ex consejero andaluz volvió de Bruselas “satisfecho”, defendió el reparto de ayudas de la PAC como “muy beneficiosa para Andalucía”, y se sorprendió al ver a los suyos -la Junta y el PSOE andaluz- torcer el gesto, y quejarse ostentosamente del acuerdo. Los socialistas afearon el acuerdo de la PAC -algunos llamaron a Planas “amigo del PP”- y lo usaron como arma arrojadiza contra el Ejecutivo del PP.
Ahora, integrado en el gabinete de Pedro Sánchez, será el interlocutor preferente de la Junta de Andalucía, hostigada por las reducciones de las ayudas de la PAC en el nuevo marco financiero 2021-2027 propuesto por Bruselas, y por los aranceles a los productos agrícolas impuestos por el Gobierno estadounidense de Donald Trump. El nuevo ministro de Agricultura ya lidió con las restricciones de las ayudas europeas al campo andaluz a principios de la década del 2000, y ahora afrontará -para todo el territorio nacional- una posible reducción del 5% de las partidas del primer del primer pilar de la PAC y en un 12% las del Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural (Feader).
La Comisión Europea acaba de programar el nuevo marco financiero anual que contempla 13.000 millones de euros para España. En Andalucía hay 250.000 beneficiarios de las ayudas de la PAC. Según la Junta, esta región se juega cada año 1.700 millones, unos 1.400 de ayudas directas, unos 200 millones de los programas de desarrollo rural y 100 millones para las organizaciones de productores.
Nacido en Valencia en 1952, Planas está casado y con tres hijas, es licenciado en Derecho y tiene plaza de inspector de Trabajo y de la Seguridad Social. En 1982 inicia su carrera política como diputado por Córdoba en el Congreso, una etapa en la que fue miembro de la Comisión Constitucional y de la Comisión de Asuntos Exteriores, portavoz del Grupo Parlamentario Socialista sobre Asuntos Europeos y miembro del Comité Mixto Cortes Generales-Parlamento Europeo.