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Detenido un secretario judicial que desvalijó 17 millones de euros en criptomonedas custodiadas en su juzgado

Policía Nacional

Néstor Cenizo

Málaga —
23 de abril de 2025 10:23 h

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El pasado septiembre, la Policía recuperó 17 millones de euros en criptomonedas. Fueron incautadas a un presunto estafador holandés de 24 años que vivía a todo trapo en Marbella, donde fue detenido. Había timado a todo tipo de personas, también organizaciones criminales, y sus ganacias eran millonarias: en aquel momento, tenían un valor de cambio de 17 millones, pero por momentos valieron 19. Así que aquella operación, denominada Geld, fue todo un éxito para la Policía. Una vez recuperadas las criptomonedas, la autoridad judicial selló la cartera donde se guardan virtualmente, puso una clave y metió el papel con las clave en una caja fuerte.

Pero cuando el juez fue a convertirlas en dinero corriente, el pasado diciembre, se encontró con que la cartera estaba vacía. Había sido desvalijada.

Cuatro meses después, la Policía ha esclarecido lo que ocurrió: un robo millonario de criptomonedas bajo custodia judicial, perpetrado por uno de sus custodios, un funcionario de la administración de justicia. En su domicilio se encontró un papelito hecho una bola oculta tras el marco de una puerta: escritas en él, las doce palabras que daban acceso a la billetera desvalijada.

El dinero, que provenía de una operación internacional en la que se llevó a cabo la mayor incautación de criptomonedas de España, ha sido recuperado en su totalidad y reintegrado a la autoridad judicial. El arrestado, tras haber accedido a las claves, esperó tres meses a que éstas fueran entregadas al órgano encargado de su conversión a euros (Oficina de Recuperación y Gestión de Activos -ORGA-) en Madrid para presuntamente perpetrar el robo.

Se han llevado a cabo tres registros simultáneos para poder encontrar las claves de las carteras digitales delictivas donde se guardaban las criptomonedas, según ha informado la Policía Nacional en una nota.

Algo más de un año como secretario judicial sustituto

El detenido era letrado de la administración de justicia (antiguos secretarios judiciales), y había sido llamado en octubre de 2023 a sustituir a la letrada titular del juzgado de instrucción 1 de Marbella, que estaba de comisión de servicio en Madrid. Se desempeñó como secretario del juzgado marbellí hasta finales de 2024. Era la primera vez que ejercía estas funciones, según fuentes judiciales.

Para realizar estas sustituciones no es necesario haber accedido por oposición a la carrera de secretario judicial, sino ser licenciado en derecho y estar inscrito en una bolsa. El sospechoso sí era funcionario por oposición de la administración de justicia, por lo que antes había desempeñado otros puestos en juzgados de primera instancia e instrucción de la Costa del Sol y en Sevilla. El funcionario celebró su “promoción” a secretario publicando en Instagram una story donde se le veía con los pies en la mesa de su nuevo despacho, cuentan fuentes judiciales que coincidieron con él.

Ahora, el juzgado de Instrucción 4 de Marbella le investiga por un presunto delito de malversación y otro de infidelidad en la custodia de documento público. El pasado 9 de abril, el juzgado de guardia en Málaga le tomó declaración, acordando su libertad provisional previa suspensión de sus funciones en el órgano judicial en el que trabajaba. Además, fuentes judiciales explican que se ha elevado una petición al Ministerio de Justicia para que sea definitivamente expulsado o cesado de la Bolsa de Trabajo de Secretarios Judiciales Sustitutos.

Claves en un sobre cerrado y sellado

El sospechoso planificó su golpe con mimo y con paciencia. La incautación de las criptomonedas se remonta a septiembre de 2024 cuando los investigadores, en el marco de la operación “Geld”, participaron en una operación internacional en el sur de España contra un estafador que buscaba blanquear dinero ilícito obtenido con el tráfico de drogas.

En el momento de la incautación de las criptomonedas estas tenían un valor de 17 millones de euros y las claves de las carteras digitales, donde se almacenaban, quedaron bajo custodia judicial en un sobre cerrado y sellado que permaneció varios días custodiado. Posteriormente este sobre fue enviado a una cuenta de consignaciones judiciales que se guardaba en una cámara acorazada hasta su traslado, tres meses después, hasta la ORGA.

En enero de 2025 cuando la ORGA procedió a la monetización de los criptoactivos por orden judicial, descubrieron que las carteras estaban prácticamente vacías. Se habían esfumado de un lugar presuntamente hermético e inexpugnable. 

Una vez iniciadas las pesquisas, los agentes se centraron en todas las personas que habían estado en contacto con el mencionado sobre con las claves. Lo primero fue realizar un análisis pericial del sobre que contenía las contraseñas. Aparentemente, no había nada raro: en el sobre no había ninguna huella ajena a las personas que podían haber accedido de manera legítima. Pero eso abría la principal vía de investigación: el responsable debía estar entre esas personas.

Pronto, los agentes dieron con su principal sospechoso, sobre el que centraron las pesquisas: un empleado de la administración que se encontraba en esos momentos realizando una sustitución durante el procedimiento judicial. El sospechoso era plenamente consciente del valor de lo intervenido y había indicios de que presuntamente había demorado la entrega del sobre a la cuenta de consignaciones judiciales. Según los investigadores, además, también había programado la llegada del sobre tres meses más tarde al organismo en Madrid encargado de su conversión en dinero, en un día próximo a la ejecución del robo. Asimismo, según investigaciones policiales, esta persona se autodefinía como criptoinversor y había comprado una billetera de cripto para guardar de manera segura las claves privadas.

Claves en una bola de papel

Con todos esos indicios y alguno más, los agentes intervinieron registrando simultáneamente tres localizaciones donde, según sospechaban, podrían esconderse las claves de las carteras digitales delictivas. Y allí estaba: en uno de los registros, bajo el marco de una puerta, se localizó una bola de papel en la que se encontraban apuntadas doce palabras que, tras la detención del principal sospechoso, se pudo comprobar que se trataban de las claves de accesos a las wallets donde se almacenaban las criptomonedas sustraídas.

El ahora arrestado había programado realizar el robo, cometido a mediados de diciembre del año pasado, posteriormente a que el sobre estuviera en poder de la ORGA, de este modo sería mayor el número de sospechosos que pudieran estar implicados en los hechos y así eludiría la investigación policial. 

Sin embargo, no había muchos que hubiesen tenido contacto con el sobre. La compra de un almacén virtual para guardar las critpomonedas sustraídas terminó por marcarle ante los investigadores, que iniciaron una investigación secreta. Cuando lo interrogaron confesó. Y terminó por apuntar al marco de la puerta donde estaban las palabras que daban acceso a un botín millonario.

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