La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La Policía desaloja a los activistas para volver a talar en Arraijanal, la última playa virgen de Málaga

Las máquinas volvieron este miércoles a la parcela de Arraijanal, donde los operarios vallaron el perímetro con vistas a continuar la tala de árboles que empezaron e interrumpieron el pasado lunes. Los activistas, expulsados del interior, no pudieron ver cuántos árboles se talaron, y convocaron una protesta para última hora de la tarde. La tala es parte de los trabajos de preparación del terreno para levantar en ese lugar, la última playa virgen de la ciudad de Málaga (una de las últimas por urbanizar en toda la Costa del Sol), la futura ciudad deportiva del Málaga CF.

Ya el jueves por la mañana, las sierras volvieron al lugar. Los operarios talaron varios árboles, mientras algún activista logró encaramarse a un eucalipto. La Policía intervino para identificar, al menos, a quienes entraron en la parcela. La constructora Bilba continuó de esta forma los trabajos que algunos ecologistas habían interrumpido el pasado lunes, cuando se talaron los primeros árboles, de los 166 que había en la parcela. Ayer habría continuado la tala, pero con pocos árboles, según activistas que permanecieron todo el día en el lugar. Los ecologistas, agrupados en torno a tres asociaciones vecinales, alegan que existen denuncias ante el Seprona que deben resolverse antes de continuar con los trabajos, y que la empresa no les ha mostrado las licencias municipal y autonómica para mover tierras y llevar a cabo la tala.

Elisa Martínez es arquitecta, y una de las activistas que se ha movilizado para paralizar la obra. “Al haber puesto la denuncia las obras tienen que pararse. El Seprona debe estudiarla con un tiempo suficiente”, explica. Los activistas han puesto tres denuncias: una en octubre, otra ampliatoria el 12 de marzo, y una tercera el martes, ampliando la información ambiental y arqueológica.

Las asociaciones Ciriana, Arcusves y Torre Vigía justifican en esas denuncias el interés medioambiental de la parcela y alegan que la propia Consejería de Medio Ambiente considera el lugar como “zona especial de conservación”, donde existen hábitats catalogados “de interés comunitario prioritario para Andalucía”, como vegetación de salicornia, “dunas móviles embrionarias”, dunas con céspedes del malcomietalia, y dunas fijas. Esta denuncia pide que se “revoque la desprotección” de los terrenos destinados a la ciudad deportiva del Málaga“ y aún no se ha resuelto.

Una petición con más de 60.000 firmas

Arraijanal es una parcela junto a la playa de Guadalmar, muy cercana a la desembocadura del Río Guadalhorce, que es un hábitat protegido por albergar diversas especies de aves migratorias. Arraijanal es también la última playa sin urbanizar en la ciudad, y una de las últimas de la provincia. Además, el PGOU reconoce que bajo la superficie hay restos de una villa y una necrópolis romana y la zona está incluida en el catálogo de protección arqueológica de la ciudad. La Agenda 21, el documento estratégico para el desarrollo y crecimiento de Málaga, recoge en varias ocasiones la necesidad de proteger el lugar.

En esos terrenos está proyectada, desde hace siete años, la construcción de la ciudad deportiva del Málaga CF. Para hacer realidad este proyecto, el Ayuntamiento, que había adquirido los terrenos a los particulares, los cedió gratuitamente por 75 años a la Fundación del club, de tipo privado y presidida también por el jeque Abdullah Al Thani. Como la norma impedía que la fundación tuviese la consideración de fundación de interés público, el Ayuntamiento cambió la norma.

Desde que formalizó la cesión del suelo, el pasado mes de julio, se ha anunciado en varias ocasiones el comienzo inminente de las obras. No empezaron cuando se colocó simbólicamente la primera piedra, el 15 de febrero, en lo que se interpretó como un acto destinado a evitar que se caducasen las licencias. Sin embargo, las primeras máquinas llegaron la semana pasada. Algunos activistas se movilizaron para dificultar su trabajo, y el pasado lunes llegaron a encaramarse a los árboles para evitar su tala. La Policía Local paralizó los trabajos, hasta este miércoles.

Mientras, una petición en change.org “por un gran Parque Natural en la desembocadura del Guadalhorce” pide “convertir el minúsculo paraje natural en todo un gran parque, que conecte la desembocadura del Guadalhorce con la sierra de Churriana, atravesando el campamento Benítez y pasando por los últimos tramos de costa sin edificar, como son Arraijanal y la Cizaña”. La petición acumulaba este miércoles por la tarde más de 60.000 firmas y se entregará este viernes a la delegación territorial de Medio Ambiente.