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La subida del nivel del mar expone al oleaje una red de saneamiento en una playa de Málaga

Playa de Arraijanal

Néstor Cenizo / Néstor Cenizo / VÍDEO: Ignacio Arnedo

En la playa de Arraijanal, muy cerca del parador y el campo de golf de Málaga, hay seis cubos que surgen de la arena como fantasmas de hormigón. Parecen bunkers dispuestos para repeler alguna invasión marítima, pero es una infraestructura civil que ha ido saliendo a la superficie a medida que el mar iba tragándose la arena que los cubría.

En realidad, los bunkers son colectores de aguas fecales, unidos por una tubería que discurre por la orilla. Esta infraestructura, que recoge las aguas residuales de unas 25.000 personas, está hoy expuesta al oleaje. Una rotura provocaría una catástrofe en esta playa, la última virgen en Málaga capital.

“Hay grandísimo peligro, medioambiental y para las personas, de que un temporal reviente y destroce los colectores y la tubería de fecales activa que los une a la estación de bombeo”, denuncia Mari Cruz Torres, portavoz de la Asociación Ciriana, un colectivo ecologista del barrio de Churriana, al que pertenece la playa.

Este verano la asociación grabó cómo la tubería había quedado al descubierto, merced a las olas, como se puede comprobar en el vídeo que acompaña esta información. El colector más cercano al campo de golf se rompió y hubo filtraciones. Para solucionar el problema EMASA, la empresa municipal de aguas, colocó unas piedras y selló la rotura. Ciriana denunció la situación ante Demarcación de Costas.

Vídeo: Ignacio Arnedo

Ahora, el aporte de arena ha vuelto a tapar la canalización, que sigue muy cerca de la superficie. Pero no es sólo la tubería. Toda la infraestructura está al descubierto por efecto de la transgresión marina. Son seis colectores, la tubería y una estación de bombeo que empuja las aguas residuales hacia la depuradora del Guadalhorce. La estación ha quedado tan a merced del mar que está prácticamente en voladizo sobre la escollera que la protege. Además, uno de los dos colectores del paraje sufrió una rotura en septiembre, provocando vertidos en una zona de dunas algo más alejada de la ribera.

El sistema da servicio al barrio de Churriana y la urbanización Guadalamar, recogiendo también las aguas residuales de tres grandes centros comerciales (Ikea, Bahía Málaga y Plaza Mayor, ampliado recientemente), los efluentes de la fábrica de cerveza San Miguel y la barriada de San Julián. En total, las aguas residuales generadas por al menos 25.000 personas, que llegan aquí sin ningún tratamiento. “Tal y como salen cuando se tira de la cisterna”, explica Torres.

El fuerte oleaje suele provocar graves daños en Málaga. Casi cada año hay un temporal que azota la fachada litoral y destroza lo que encuentra a su paso: chiringuitos, estructuras o el propio paseo marítimo. La última vez fue el pasado marzo. Torres denuncia que la exposición de la red de saneamiento al oleaje implica un alto de riesgo de que ocurra un desastre. La semana pasada el ayuntamiento anunció que cerraría la playa para realizar nuevos aportes de arena.

Incumplimiento de la ley

La ley obliga a que estas instalaciones estén alejadas de la ribera marina. “Las instalaciones de tratamiento de aguas residuales se emplazarán fuera de la ribera del mar y de los primeros 20 metros de la zona de servidumbre de protección”, señala el artículo 44.6 de la Ley de Costas, que prohíbe expresamente los colectores paralelos en la orilla marina.

Cuando se instaló, hace más de 30 años, es probable que el sistema cumpliera la norma. “Inicialmente desde aquí había cien metros hasta el mar”, asegura Torres. Sin embargo, la subida del nivel del mar ha llevado la orilla hasta las instalaciones de depuración, y los espigones artificiales para proteger el paseo marítimo de Guadalmar han potenciado este efecto.

Un anexo al Plan Especial de Arraijanal, de 2012, reconoce además que la red de saneamiento está obsoleta y que cuando llueve demasiado la estación de bombeo ni siquiera da abasto, por lo que se mezclan las aguas fecales con las pluviales y se vierten a un canal del Guadalhorce. El propio documento prevé la solución: una nueva red para eliminar las infraestructuras “situadas en el frente litoral”. Contempla una nueva estación de bombeo y hasta el ancho de las tuberías.

La solución se hizo más acuciante en 2015, cuando el ayuntamiento concedió a la Fundación Málaga CF, gratis y por 75 años, 100.000 metros cuadrados de suelo público en Arraijanal para construir la academia. El pliego de condiciones señala que es “necesario” ejecutar las obras de la red de saneamiento previstas en el plan especial, por exigencia de Demarcación de Costas. Además, un informe emitido el 12 de mayo de 2017 por el Departamento de Planeamiento y Gestión Urbanística señala que debe recabarse una certificación de EMASA que acredite que se han corregido las deficiencias de saneamiento.

Ciriana alega que estos incumplimientos han hecho decaer la autorización de Costas y comportan la nulidad de la licencia, por lo que ha denunciado estos hechos en los juzgados. Actualmente la obra de la academia está parada, debido a los impagos de la fundación. El ayuntamiento no ha respondido a las preguntas de este medio, si bien la semana pasada anunció una modificación presupuestaria que incluye una cuantía para la instalación de una nueva red de saneamiento.

Apenas a un centenar de metros hacia el oeste de las canalizaciones de aguas residuales que discurren por la orilla está la desembocadura del Río Guadalhorce, un paraje natural protegido, especialmente por ser estación de paso de aves migratorias. Torres denuncia que en la playa de Arraijanal el problema salta a la vista, que la solución está escrita y que, sin embargo, nadie hace lo suficiente para evitar una posible catástrofe natural.

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