El Obispado de Málaga dice que ahora no puede retirar la flamenca del artista urbano que coloca 'Space Invaders' por el mundo

La folclórica de ocho bits que baila vestida de gitana en una de las fachadas del Palacio episcopal de Málaga sigue trayendo de cabeza a las administraciones públicas y hasta a la autoridad eclesiástica. Todos dicen querer deshacerse de ella, pero allí sigue, flamenca como siempre, impasible el ademán ante los enredos que genera. El último en sumarse al serial ha sido el Obispado de Málaga, a quien el Ayuntamiento le pidió hace unos días que retirara por su cuenta el mosaico. El Obispado ha dicho que ahora no. Que mientras haya una querella pendiente, mejor dejar a la flamenca donde está.

El origen de esta polémica data de mayo del año pasado, cuando el artista francés Invader colocó 29 mosaicos con estética de videojuego arcade en Málaga. Quince de ellos los plantó en el Centro Histórico, y de esos quince, uno lo puso en una fachada lateral del Palacio Episcopal y otro en el Palacio de Salinas. Desde el principio, el Obispado manifestó su disgusto por no haber sido consultado, advirtió de que su edificio estaba protegido por la legislación de patrimonio histórico y pidió tanto al Ayuntamiento como a la Junta de Andalucía que la retiraran.

Después terció la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, que abrió expediente por esas quince obras y pidió al Ayuntamiento que las retirara. Un portavoz explica que la administración autonómica entiende que lo debe retirar el Ayuntamiento, y que lo quite quien lo quite, deberá presentar a Cultura un informe o proyecto que explique el método de retirada y “cómo va a dejar la fachada”.

La Junta ha pedido al Ayuntamiento que retire los mosaicos en tres ocasiones, según asegura, y como no tuvo respuesta, el Consejero de Cutura del Gobierno andaluz, Miguel Ángel Vázquez, llegó a decir que el Ayuntamiento de Málaga, gobernado por el PP, se estaba “haciendo el sueco” ante una “agresión” al patrimonio histórico de la ciudad.

El Ayuntamiento siempre ha alegado que no tiene “título jurídico” para intervenir de forma urgente, así que pasaron los meses, hasta que el 7 de febrero el Consistorio emitió una propuesta técnica, en la que pide al Obispado, según cuenta este, que retire la flamenca y repare su fachada. Cuando recibió esa resolución, el Obispado, que lleva meses pidiendo que alguien le quite la folclórica de su edificio, emitió un comunicado explicando que no puede ejecutar la orden de retirarla y que alegará ante la propuesta municipal.

Los motivos del Obispado son dos: que no puede hacer nada si no tiene la “preceptiva autorización” de la Delegación de Cultura (la misma que ha pedido al menos tres veces al Ayuntamiento que retire todos los mosaicos del Centro), y que mucho menos va a quitar a la folclórica ahora, que hay una querella contra Invader interpuesta por la Fiscalía de Málaga, de la que también espera instrucciones.

Actuación “concertada” entre Invader y Francés

La querella, a la que ha tenido acceso eldiario.es Andalucía, fue presentada la semana pasada, y en ella la Fiscalía de Medio Ambiente pide al juez que autorice que la Guardia Civil investigue quién es Invader, hasta ahora anónimo. Dice el fiscal que el artista urbano adhiere figuras pixeladas a los edificios, con “pegamento o sustancia similar”, “causando con ello un menoscabo a la edificación, al no ser parte de su configuración y apariencia original”. El Centro Histórico, como conjunto y el Palacio Episcopal y el sito en calle Salinas, 6, son Bienes de Interés Cultural protegidos por la Ley de Patrimonio Histórico.

La querella también se dirige contra Fernando Francés, director del Centro de Arte Contemporáneo, que había programado una exposición del artista para esta temporada. Según se explica, de las investigaciones policiales “se deduce claramente” la participación de Francés en los hechos, quien “se concertó” con Invader para colocar los mosaicos. El fiscal relata que el director del CAC cursó las solicitudes para instalar los mosaicos a los propietarios de los edificios, con respuesta negativa en la mayoría de los casos, pese a lo cual se colocaron las obras. El CAC y Francés han rechazado ofrecer su punto de vista.

Por ahora, la flamenca se aferra a su pared. La aparente maraña de competencias se impone a la voluntad, declarada por el Ayuntamiento, la Junta y el Obispado, de que la flamenca abandone el palacio.