Nadie sabía que el cerro Hacho tenía un misterio oculto. La ronda sur de Lucena (Córdoba) toma forma, la pesada maquinaria araña la tierra… y pone al descubierto el cementerio antiguo de la ciudad, de época medieval andalusí. El hallazgo –año 2006– alerta a la comunidad judía de Nueva York, que añora la añeja ciudad de Eliossana (Dios nos salve, en hebreo), casi una república independiente en el califato de Occidente y los reinos de Taifas. Quieren regresar a América con los restos de sus antepasados pero el yacimiento, finalmente, queda como la única necrópolis sefardí visitable en España.
La excavación deparó 346 tumbas, pertenecientes a los siglos X y XI, en una superficie de más de 3.700 metros cuadrados. El trabajo arqueológico y antropológico extrajo datos sobre el modo de vida y el ritual funerario hebreo de la época. Hoy el recinto conserva su carácter sagrado para la comunidad sefardí. Para esto, se realizó –en 2011 y con la colaboración de la Federación de Comunidades Judías de España– un nuevo sepelio de los 117 restos humanos aparecidos.
Cualquiera puede visitar un espacio singular en la historia de Andalucía. Y conocer la importancia de Lucena, de Eliossana, para el legado judío. Una tierra que creó la Escuela Talmúdica tras caer Granada y Córdoba, universidad hebrea que enseñaba disciplinas como astrología o matemáticas y lenguas como árabe, latín o castellano. Es una ciudad mágica, dicen en Lucena, de la también conocida como 'Perla de Sefarad'.
Del homo heidelbergensis a Boabdil el Chico
homo heidelbergensisel ChicoPero la leyenda elisana tiene raíces anteriores. Lucena ancestral trae la cueva del Ángel –data del paleolítico inferior– y ahí dejaron restos de su estancia primeros europeos pre-neandertales, caso del homo heidelbergensis, y animales como elefantes o bisontes. Viaje al pasado que tiene estaciones un tanto más recientes. Como la Basílica Visigoda, la más antigua de la península Ibérica. Edificada en la época de Constantino (mitad del siglo IV), señala el asentamiento en la ciudad del Imperio Bizantino y los primeros cultos cristianos.
¿Y Boabdil el Chico? El último rey de Granada estuvo preso en la torre del castillo del Moral. Intentó conquistar el emplazamiento, ávido de posesiones, y cayó vencido por la astucia, cuentan, de un joven de 17 años: Diego Fernández de Córdoba. En pleno centro de Lucena, la fortificación es sede actual del Museo Arqueológico y Etnológico.
Un rico patrimonio histórico y cultural herencia de un importante pasado judío, árabe (nombrada al-Yusana) y cristiano. Un próspero enclave como ciudad de las tres culturas. Como muestra la ruta Caminos de Pasión, la huella barroca queda también en arquitectura de carácter religioso. Distingue a Lucena, entonces, ser una de las pocas ciudades hebreas de su territorio y que vivió, en los siglos XI y XII, una época dorada que la convirtió en refugio de notables correligionarios.
Qué visitar
La necrópolis judía, visita incluida en la actividad turística Perla de Sefarad. El castillo del Moral, en pleno centro de la ciudad y sede del Museo Arqueológico y Etnológico. La cima de la sierra de Aras –a seis kilómetros del casco urbano, acoge el santuario de Araceli–, un privilegiado balcón desde donde se divisan tierras de cinco provincias y más de treinta pueblos. La cueva del Ángel, yacimiento que muestra un asentamiento paleolítico pre-neandertal y neandertal. Hay, además, arquitectura civil y religiosa de interés.
Dónde comer y dormir
Para comer. Vinos enmarcados en la D.O. Montilla-Moriles y aceites de oliva virgen extra con D.O. Lucena producidos en almazaras locales sirven para consumir típicos platos como bolos, naranjas picás con bacalao, albóndigas de boquerones y, por supuesto, salmorejo. Se puede, acompañado de carnes ibéricas, en restaurantes como Araceli, Tres Culturas o Vía Veneto. De postre, dulces tradicionales: pestiños, gajorros y sopaipas.
Para dormir. Según prioridades o bolsillos, desde hoteles como AN Santo Domingo o Los Bronces, a hostales, pensiones y casas rurales: Casa Rosario, Las Palomas o Cortijo El Romeral.