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“Me pone los pelos de punta la falta de autoridad moral de la izquierda y su desplome ético”

Iñigo Mas

Almería —

El actor José Sacristán (Chinchón, 1937) se ratifica en esta entrevista como un hombre profundamente crítico con su izquierda, a la que culpa de no haber sabido ser una alternativa para la derecha española por pecar de avaricia. En los años setenta fue el más taquillero de España junto a Alfredo Landa y López Vázquez, pero tuvo que esperar al año pasado para recibir el primer Goya de su carrera. Ha rodado más de cien películas y también ha sido director, triunfando ahora en los teatros representando a Don Quijote. Considerado como uno de los mejores actores del país, le gusta trabajar con gente joven pese a que su gran referencia será siempre Fernando Fernán Gómez, con quien plasmó como nadie el mundo titiritero de los cómicos ambulantes de postguerra. También rodó a las órdenes de Berlanga.

“La crítica que Cervantes hace de su tiempo en 1605 es perfectamente trasladable al nuestro. Son totalmente vigentes todos los trapisonderos del mundo de la corrupción. Hay un párrafo en que digo que 'la justicia estaba en sus propios términos sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interés que tanto ahora la turban y persiguen'. Y también están todos los consejos de Sancho con su valor ético. No creo que vayamos a peor, pero desde luego no hemos mejorado, no está todo al servicio de unos principios morales ni de unos valores éticos”, afirma críticamente José Sacristán antes de interpretar la versión de Don Quijote en el Auditorio de Roquetas de Mar (Almería).

“Por lo menos ahora lo sabemos, sabemos las cosas que pasan, no como antes”, destaca positivamente este hombre que, con 75 años, “gracias al orujo gallego”, ha logrado su primer Goya. “No me ha molestado esperar tanto para que me lo den, porque recuerdo que me decía Fernando Fernán Gómez: ”te darán muchos premios, pero habrá muchos más que no te den“.

Sacristán considera a Fernán Gómez el “artista contemporáneo español más importante de la historia, a la altura de Berlanga, Goya o Velázquez” y no descarta volver a dirigir para dar a conocer la infancia y adolescencia del mítico actor, siguiendo el primer volumen de sus memorias El tiempo amarillo, que recuerda el poema de Miguel Hernández “yo sé que algún día se pondrá el tiempo amarillo sobre mi fotografía”. “Son una especie de Episodios Nacionales de Galdós pero escritos muy brillantemente por Fernando”.

En relación a la situación actual, asegura coincidir “absolutamente con Antonio Muñoz Molina en su libro Todo lo que era sólido, y con el libro de Vicente Verdú El capitalismo funeral, donde hace cinco o seis años explicaba que lo que está pasando no es una crisis, es la tercera guerra mundial, es una contrarrevolución... Como decía el chiste de Forges el otro día, me da la sensación de que la estamos perdiendo, porque la va a ganar el capital. Entonces lo que a mí me pone los pelos de punta es la falta de autoridad moral de la izquierda, cómo hemos llegado a este punto de tanto mirar para otro lado, de tanto desbarajuste moral, de tanto desplome ético de la izquierda, y sabiendo que cuando se llega a una situación como ésta el peaje lo paga el de siempre”.

“Rajoy no se equivoca -asegura- Está haciendo lo que tiene que hacer, porque esto es la guerra. Me gustaría saber qué opción tienen ahora los movimientos de izquierda para revertir esta relación de fuerzas. Es lo que está pasando en Grecia, o en Italia, donde hoy volvería a ganar las elecciones Berlusconi; es la hostia”, exclama Sacristán indignado dando un golpe en la mesa de una cafetería frente al Auditorio.

“La crisis está poniendo en evidencia lo que no puso la corrupción evidente. Los corruptos de Valencia volvieron a ser elegidos por mayoría. Los políticos no vienen de un nave espacial, los vota la gente. Una reflexión obligada en este momento es pensar qué coño nos ha pasado a unos y a otros. Esta gente que nos representa, desgraciadamente nos representa. Yo represento Don Quijote y esta gente me representa porque les he votado”, reconoce quejándose.

Preguntado sobre si el personaje cervantino apoyaría los escraches actuales, contesta: “Sin duda ninguna. Aunque hay que matizarlo mucho, porque hay que tener cuidado. Los acosos acaban siempre volviéndose en contra, como los hijos de puta que queman contenedores en las manifestaciones. Siempre acaban provocando una reacción contraria en la inmensa mayoría de la gente. No puedes ir a la puerta de la casa de un señor con sus hijos a … pero la autoridad moral es más que sobrada. Aunque cuidado con traspasar una línea”.

“También estoy moralmente de acuerdo con que la Junta haya declarado territorio libre de desahucios Andalucía, pero hay que recordar que esta señorita del Partido Comunista hasta hace quince días estaba firmando desahucios... y los ERE ¿qué?, y ¿cuando el PSOE se negó a promover la ley de la dación en pago... ? pero bueno, rectificar es de sabios y nunca es tarde si la dicha es buena. Pero ¡a buenas horas mangas verdes! A mí todo esto me pilla ya mayor, pero manejo unos datos que me ponen de mala leche. Han pasado no tantos años desde la Transición y empiezas a ver ahora todas las grietas y la mierda que había”, destacaba.

“Está claro que están desfasados los partidos, los sindicatos y hay una corriente cívica como el 15M que ojalá no se apague, pero que no se radicalice porque acabaría perdiendo su razón de ser. Ahí es por dónde tiene que producirse una renovación, porque la partitocracia de los cojones es una cosa de vergüenza. Han hecho una sociedad anónima entre unos y otros, y tendría que reinventarse la izquierda para operar dentro de lo que es el Estado de Derecho. Y lo tenemos que hacer entre todos, porque esto es la guerra y la estamos perdiendo; porque, entre otras cosas, el vigía de la izquierda debió advertir en su momento -pero no lo hizo porque estaba mirando para otro lado y se lo estaba llevando- que el día que estallara todo esto los muertos no iban a ser de bombas sino que ahora te jodes y te quedas parado, te desahucian”.

José Sacristán lamenta que sea así, que estén en esta posición, “porque a ver, revuélvete, qué haces, qué pasa, dónde vas. Este monstruo lo hemos engordado nosotros. Y lo sabían Solbes y Zapatero, y en los consejos de administración de Bankia había gente de Comisiones Obreras y UGT llevándoselo, poniendo el cazo y meneando el rabo como dice Juanjo Millás. Y gente de Izquierda Unida y el PSOE, trincando. ¡¡ Y ahora qué!!”, exclama de nuevo indignado dando otro puñetazo a la mesa mientras se le acerca en la ciudad almeriense un admirador de Vizcaya a saludarle y ponerse a su disposición.

“La izquierda tiene una responsabilidad doble, triple, cuádruple. Si es una categoría ética, que yo creo que lo es, tiene una corresponsabilidad, pero no tiene nada que hacer. La derecha tiene la patria, tiene a Dios, tiene la familia, tiene al cuartelillo, lo tiene todo y sus votantes son feligreses y están perfectamente armados para que el cacique y el otro formen parte del reparto de esta derecha. Pero la izquierda tiene gran responsabilidad”, afirma casi con angustia.

Con más de medio siglo de profesión a sus espaldas se siente joven: “Es un privilegio que el cómico Sacristán y el ciudadano Sacristán vayan de la mano. Siento la satisfacción del deber cumplido”. El Centro Dramático Nacional le ha ofrecido trasladar al teatro la película El viaje a ninguna parte, “pero tengo una especie de conflicto emocional. Yo haría ahora el papel que hizo entonces Fernando y siento una sensación extraña”, reconoce.

Sacristán lamenta que la izquierda no haya sabido “presentar un frente cohesionado, coherente, impecable frente a esta derecha como la nuestra que, como decía don Antonio, ora y embiste cuando se digna a usar de la cabeza, y que nos ha ido corrompiendo y llevando al huerto de este capitalismo de mierda”, sentenciaba minutos antes de convertirse en el alucinado Alonso Quijano, mundialmente conocido como Don Quijote de La Mancha.