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Opinión - Ni liderazgo ni autoridad. Por Esther Palomera

Raji Sourani, abogado palestino: “El sistema israelí está diseñado para dar cobertura legal a crímenes de guerra”

Raji Sourani (Gaza, 1953) habla despacio, en un inglés tamizado de inconfundible acento árabe, y mientras lo hace desgrana de forma precisa y rotunda las violaciones cometidas por Israel contra los palestinos de Gaza y Cisjordania. Sourani, jurista, está en Europa presentando el informe que el Centro Palestino para los Derechos Humanos elabora cada año. Insiste: todo cuanto denuncia está basado en hechos, pruebas, evidencias.

Han pasado 71 años de la Nakba, el éxodo y expulsión de los palestinos durante la Guerra Árabe Israelí,; 52 años desde la ocupación; y 25 de los Acuerdos de Oslo. Y ahora, todo está peor que nunca, dice Sourani. “Le puedo asegurar que este ha sido el peor año del conflicto palestino-israelí, en lo que se refiere a violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra”, asegura Sourani, que cita también el hito de la aprobación de la ley que reconoce el derecho de autodeterminación de los judíos en Israel o, como resalta Sourani, “la Palestina histórica”.

El bloqueo lo ha empeorado todo. “Pero Israel e incluso su Tribunal Supremo dijeron que no debíamos preocuparnos porque los palestinos de Gaza no caerán en la hambruna, dado que están contando calorías que ingiere cada gazatí”. Cuando los palestinos decidieron protestar, descubrieron que tampoco les estaba permitido. “La gente participó pacíficamente, cientos de miles, en las fronteras de Gaza. No hubo ningún caso de un solo soldado amenazado, herido o muerto, pero ellos mataron casi 230 palestinos, entre ellos mujeres, niños, discapacitados, periodistas. ¡De manera intencionada! ¡Sin que supusieran ninguna amenaza!”, denuncia Sourani, que lleva décadas pleiteando contra el gobierno israelí ante sus tribunales, y que es uno de los denunciantes ante la Corte Penal Internacional.

El Centro elabora este informe desde hace 25 años. ¿Ha habido alguna evolución en cómo se perciben sus denuncias?

No somos una organización política. Somos una organización de derechos humanos independiente y profesional. Nuestro mandato está claro: estado de derecho, democracia y derechos humanos. Y nuestra misión en los territorios ocupados es simple: proteger a los civiles de acuerdo al derecho internacional, porque hay normas que establecen un control a la relación entre la potencia ocupante y el pueblo ocupado. No documentamos todo, sino parte de lo que sucede, pero es 100% exacto, verificado, sólido, y de acuerdo con normas muy simples: hechos, estándares y conclusiones. Somos abogados, trabajadores de campo y damos cuenta de todo lo que hacemos. Por ejemplo, todos los casos que le he mencionado de asesinatos o heridos, los enviamos a los militares, al fiscal general de Israel, denunciamos y les enviamos el caso con pruebas completas.

¿Con qué respuesta?

¡Siempre negativa! Incluso el Tribunal Supremo no ve problema. Cuando vamos a los jueces y decimos que esto es ilegal, inhumano y contra la Convención de Ginebra, contra la ley humanitaria internacional, contra los derechos humanos elementales… Nos dicen: “No se preocupen. Estamos contando cuántas calorías ingieren los gazatíes y no permitiremos que caigan en la hambruna”.

¿Cuántas veces han rechazado sus denuncias?

¡Hemos abierto cientos de casos! Llevo 40 años haciendo lo que hago. He presentado denuncias ante el fiscal general, el fiscal general militar, el sistema judicial. Soy un profesional respetado, pero no se trata de si eres profesional o no, listo o no. Lo hago en cooperación con compañeros israelíes, porque no se nos permite ir a Israel. Hay nombres, hechos, expedientes, historias muy conocidas… Cada historia nos lleva años. Cuando le escribimos al fiscal general militar recibe nuestras quejas con respeto. Le decimos que podemos aportar pruebas y testigos, los llevamos, y no pasa nada. El sistema está podrido. Siento decirlo, es una conclusión dura, pero el sistema israelí está diseñado para dar cobertura legal completa a crímenes de guerra organizados y sistemáticos.

Por eso legitima asesinatos selectivos, tortura, demoliciones de casas, confiscaciones de tierras. Incluso cuando la Corte Internacional de Justicia de La Haya dice que el muro es ilegal, el sistema judicial replica que no, que es legal. Por eso legaliza las deportaciones o las detenciones administrativas. Todo lo que se hace en la ocupación palestina es, desde su perspectiva, legal. Por eso nosotros somos enemigos muy duros para el gobierno. El último informe del ministro de asuntos estratégicos nos llamaba “terroristas en traje”. Dicen que servimos a las organizaciones terroristas y aprovechamos el derecho internacional contra Israel.

Habla de un sistema corrompido. Pero ese sistema lo integran jueces y juristas, supuestamente comprometidos también con el derecho internacional y los derechos humanos. ¿Habla con ellos? ¿Cómo es su relación?

Solía conocerlos hace 25 años. Le contaré una historia personal, que me ocurrió en 1989, en la prisión de Ktzi'ot, en Negev. Estaba representando aquel día a 28 prisioneros, que estaban bajo detención administrativa. En esa situación no hay cargos, no hay pruebas en el expediente, todo lo que tienes son “informaciones”, que están en manos del fiscal militar y son secretas, lo que significa que no puedo verlas. Si insistes quizás te den algo, pero normalmente no ocurre. Así que le dije al juez: “Soy abogado, trabajo con hechos, pruebas, evidencias legales. Y usamos la lógica. Pero aquí me enfrento a fantasmas, no puedo hacer mi trabajo. Estoy aquí en un acto formal para legitimar al tribunal, pero no puedo ayudar a mi cliente”. Le dije que era una absoluta injusticia y que estaba cansado y asqueado. Que no seguiría con eso. Después de cuatro horas hicimos un receso, y el juez me preguntó: “¿Cómo puede seguir trabajando así? Tiene usted toda la razón. Lo que hace es una locura: no tiene hechos, pruebas, acusaciones… Y tiene que oponerse a pruebas secretas sobre las que no tiene ni idea. Yo también soy abogado, entiendo lo que dice… y me suicidaría si tuviera que hacer esto. Porque no hay lógica”. Le dije: “Entonces espero una decisión justa de Su Señoría”. Y me dice: “No, no. Soy abogado, pero ahora estoy cumpliendo mi deber y tengo que firmar”. Quizá en dos o tres casos fue algo razonable y redujo algo la detención, pero en los demás todo fue como habitualmente.

Son educados, profesionales, pero cuando tratan asuntos con israelíes judíos. Cuando se trata de palestinos son racistas. He dicho esto frente a la American Bar Associaton y en la Facultad de Derecho de Harvard.

¿En qué estado se encuentra la investigación preliminar ante la Corte Penal Internacional?

Nos tomamos esto muy seriamente, y es un sueño. He trabajado en esto desde el primer día y queremos aprovechar la oportunidad. Tenemos un grupo de juristas y académicos. Remitimos cuatro quejas a la CPI y a los fiscales: una sobre la ofensiva de 2014, otra sobre el bloqueo de Gaza, otra sobre los asentamientos de colonos en Cisjordania, y otra sobre el expolio de los recursos en los territorios ocupados. Pero no fuimos los únicos. Hubo otras demandas de palestinos, israelíes y organizaciones internacionales. Cooperamos con el comité de investigación preliminar. En junio me encontré con Fatou Bensouda [Fiscal de la Corte Penal Internacional] y el resto de su equipo, y me dijo que antes de final de año enviaría el caso a la Corte. Esperábamos una decisión del 10 al 12 de diciembre, pero John Bolton, su excelencia, fue muy claro, y por primera vez un asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, amenazó directamente a la fiscal de la Corte Penal Internacional y sus ayudantes, y le dijo: “Si cualquier fiscal o juez intenta tomar cualquier decisión contra EEUU, Israel o sus aliados, anularemos sus visados, no les permitiremos regresar a EEUU, congelaremos los fondos e iniciaremos procesos que pueden terminar en su arresto”. Es obvio que puso una gran presión sobre la Corte. Espero equivocarme, pero por ahora está funcionando.

El informe habla de la posibilidad de que se produzca un colapso en el sistema político de Gaza y Cisjordania. ¿Por qué?

Gaza ha estado sometido a un bloqueo inhumano, criminal e ilegal durante 14 años. Estamos en el pico de presión. Es una situación intolerable, que no puede continuar. No tiene precedentes. Todo en Gaza está expuesto a un colapso, y solo falta la chispa. Puede pasar hoy, mañana o la semana que viene. Cualquier cosa en cualquier momento puede pasar. No tenemos nada que perder. Los israelíes han llevado a Gaza a una situación sin precedentes. 2,5 millones de personas asfixiadas. Es el mayor desastre humano. Una limpieza étnica en Jerusalén, una judeización de Jerusalén, asentamientos en todos sitios, confiscaciones en todos sitios… La ley israelí se aplica en el 70% del territorio de Cisjordania. Queda el 30%, y ahí los israelíes tienen el derecho de entrar, de arrestar, de matar… Todavía hoy, cuando Abu Mazen quiere dejar Ramala tiene que comunicarlo. Incluso ese 30% está desconectado, de modo que moverse es imposible. En las últimas elecciones israelíes nadie mencionó Cisjordania ni el Estado Palestino. El Parlamento israelí acordó el derecho de autodeterminación de Israel en Palestina, lo que significa que no existimos. Por eso creo que los israelíes han tomado la decisión de que no habrá estado palestino, Abu Mazen será el último presidente palestino, y la autoridad palestina desaparecerá. En 2018 o en 2020.

Usted cree que hay ya una decisión tomada por Israel de ignorar la solución de los dos estados…

No sólo los dos estados. ¡No existimos! La ilusión de los dos estados se desvaneció hace tiempo. Ningún político israelí sacó el tema de los palestinos en las últimas elecciones. No existimos para ellos. Hablamos de una nación joven, ¡el 70% menor de 21 años! Llena de energía, con el mayor porcentaje de graduados universitarios, sin analfabetismo, con una clase trabajadora preparada, empresariado potente y con dinero. Pero esto es un desastre hecho por el hombre. Y todo el mundo lo sabe.

¿Cómo afectan las restricciones a los movimientos de los palestinos en su propio territorio?

Yo, Raji Sourani, hace 40 años que no puedo ir a Cisjordania. Solía ir cada semana a Tel Aviv, a Haifa, a Jerusalén. Mis hijos tienen 25 años y nunca visitan a sus primos en Cisjordania o Jerusalén. Estamos desconectados. En la introducción de los Acuerdos de Oslo se dice que Gaza y Cisjordania, incluido Jerusalén, integran un área política única. Jerusalén, con sus restricciones y sus check points, está totalmente desconectada de Cisjordania, y esta de Jerusalén. Ir de un sitio a otro es misión imposible. El sur de Cisjordania está desconectado del norte, y moverse entre ciudades y pueblos es otra misión imposible. Es un plan pensado con antelación, Israel sabe lo que hace, y al mismo tiempo los asentamientos israelíes se conectan con grandes carreteras a las ciudades israelíes para suministrar apoyo y conexiones, sólo para los israelíes. Es evidente. No somos estúpidos, lo sabemos desde hace 25 años. Este es su plan y por eso decimos que la paz no existe en realidad.

Usted también está en contacto con organizaciones israelíes. ¿Cuál ha sido la evolución dentro de Israel entre estos movimientos? ¿Qué papel deberían jugar, en su opinión?

Tienen un espacio menguante. Las organizaciones israelíes están sometidas a críticas muy severas por el gobierno israelí. Hablamos el mismo lenguaje, casi, porque los hechos, los estándares y conclusiones son compartidos. Pero no se les respeta en Israel. Su influencia es cercana a cero. También nuestro espacio se está reduciendo. Hay un increíble nivel de presión sobre los gobiernos europeos para que dejen de financiarnos. Uno de los informes israelíes sugería que la UE apoyaba el terrorismo, porque apoyaba las organizaciones palestinas de derechos humanos. Israel lleva en esta campaña al menos 15 años, acusando a las organizaciones de derechos humanos de cooperar con los terroristas o darles apoyo. También soportamos críticas de la Autoridad Palestina, que intenta controlarnos de una forma u otra. Porque igual que criticamos la ocupación, también criticamos la Autoridad Palestina en relación a los estándares democráticos y de derechos humanos.

¿Cuál es la importancia de Eurovisión para Israel?

El artículo 2 del acuerdo de asociación sugiere que si un Estado viola los derechos humanos, como Israel, debe ser castigado. Esto significa que deben cesar sus privilegios. Israel quiere tomar parte del programa de intercambio de estudiantes en Europa. Recibe del 60 al 70% de libre intercambio comercial con Europa. Los israelíes no necesitan visado para ir a Europa. Son parte de los programas científicos europeos. Son parte de la UEFA. Se benefician como nunca de sus acuerdos con Europa: ¿está Europa premiando a Israel por sus crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos contra los palestinos?

Cuando tienes estos privilegios, mientras niegas a otros su existencia e incluso lo firmado en los Acuerdos de Oslo, y ves que te va bien, en lugar de ser sometido a juicio ante la Corte Penal Internacional o a la jurisdicción universal ante la Audiencia Nacional, hasta viene la gente a los espectáculos más sublimes. Eurovisión. Somos como cualquier país europeo desarrollado, la creme de la creme, como Suecia, España, Irlanda… Es una gran vergüenza, no solo para Israel. Por supuesto que a ellos les conviene hacerlo, competir con Europa incluso en el arte. Mientras Netanyahu hace esto, y hace networking con la gente adecuada en Europa, comete crímenes de guerra y contra la humanidad en Palestina, a la luz del día, mientras nos niega el derecho de autodeterminación… Este es el mensaje a Oriente Próximo: Israel no tiene problemas con los palestinos, el problema de los árabes es Irán.

Dice usted que en Europa existe una “conspiración de silencio”…

Por supuesto. Los políticos europeos saben perfectamente lo que está sucediendo. Nosotros no dejamos nada al azar, todo lo documentamos legalmente. Los crímenes de guerra de Israel los comunicamos cada semana, cada mes, cada año. Tengo que decir que en la Segunda Guerra Mundial, el Papa sabía y no reaccionó, e Israel dijo que no lo olvidaría. El Papa tuvo que pedir perdón, porque sabía y no reaccionó. ¿Puede alguien en Europa decir que no sabe lo que está pasando? No necesitamos disculpas, necesitamos acción de Europa. No necesitamos que esté del lado de los palestinos, sino del lado del compromiso político y jurídico. Son parte de la Convención de Ginebra, y necesitamos una posición clara. Deben hacer más. Tienen poder e influencia, y tienen que actuar.