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La “semana sangrienta” de julio de 1931 en Sevilla: ensayo del golpe de Estado y de las 'fake news' contra la República

Tropas golpistas cruzan el puente de San Telmo en Sevilla.

Juan Miguel Baquero

Julio de 1931. Sevilla. La República es un caos. Véase el bombardeo a Casa Cornelio. Una revolución comunista. Con la “revolución de los pueblos” como ejemplo. Un experimento anarquista que incendia las calles en todo el país y… Todo falso. “Una farsa de proporciones tan grandes que estamos en 2019 y todavía persiste”, subraya José María García Márquez, autor de La 'Semana sangrienta' de julio de 1931 en Sevilla (Aconcagua Libros, 2019), una obra que desmonta la memoria golpista.

El libro, con el subtítulo “entre la historia y la manipulación” es una aproximación “breve pero densa” a un suceso destacado del primer bienio de la II República española: la conocida como “semana sangrienta” o “semana roja” de Sevilla en aquel verano del 31.

Unos episodios que sumaron páginas como la “gran batalla del día 22” o la “revolución de los pueblos”. Y también el asesinato de cuatro detenidos en el parque de María Luisa, el cañoneo de Casa Cornelio o el asalto al cuartel de la plaza del Sacrificio. Los hechos alcanzaron una “enorme repercusión mediática en su tiempo”. Y sirvieron, además, como carnaza para la manipulación, como explica el autor.

“Esta semana fue un escándalo, una gigantesca 'fake news' que copó las portadas de los periódicos pero no fue lo que ocurrió en las calles de la ciudad”, explica el historiador. Y los sucesos de la capital de Andalucía sirven de paradigma del trasiego nacional. “El interés de la historia de Sevilla entre 1931 y 1936 desborda el marco local”, escribe en el prólogo Francisco Espinosa Maestre.

Manipulación mediática como herramienta

“Las claves de todo lo relativo a la 'semana sangrienta' tienen más de montaje mediático y de manipulación que de hechos documentados”, cuenta García Márquez. El trabajo de revisión histórica tiene fuentes documentales de difícil rebate: está constatado “gracias a los archivos militares y judiciales de la República”.

Los papeles oficiales recogen lo ocurrido en aquellas fechas, resuelto a tiros por unas autoridades –militares, policiales y políticas– herederas de épocas pasadas y que resolvieron la situación “a tiros, con más de 20 muertos y un montón de heridos en la provincia”.

Cinco años después, arrancó la tragedia. Una guerra civil española nacida del fallido golpe de Estado fascista y que trajo 40 años de dictadura. Pero las oligarquías patrias conspiraron contra la experiencia democrática desde el minuto uno, y vendieron luego una versión de la historia que permanece hasta nuestros días.

Alentar la conflictividad social y política era una herramienta de escalada hacia el golpe de Estado. El ensayo de la manipulación mediática era otro instrumento. Porque “la historia la cuentan los vencedores”, dijo el escritor George Orwell, como una suerte de vigilante 'Gran Hermano' de su novela 1984, en versión conspirador y golpista.

El uso de las fake news como influencia negativa sobre “la corta historia republicana” fue una constante. Tanto como promocionar los altercados callejeros que contaban los periódicos. Los sucesos fueron usados “políticamente de múltiples formas para desvirtuar y desacreditar las reivindicaciones sociales de una parte de la población que se debatía en la miseria y el hambre”.

El devenir de aquellos 'días rojos' dejó por el camino “grandes responsabilidades” que nunca fueron incorporadas “al relato histórico conocido”. Una rémora que viene a tumbar el libro La 'Semana sangrienta' de julio de 1931 en Sevilla. La versión “dominante” dicta que la experiencia republicana equivalió “a caos”. Pero este relato impuesto “no resiste la prueba” que supone el trabajo de García Márquez, subraya Espinosa Maestre.

Sevilla, ciudad doblemente golpista

“Ese es el esquema del libro, que demuestra y documenta cómo ocurrió”, enlaza el autor de La 'Semana sangrienta' de julio de 1931 en Sevilla. En aquel verano inaugural de la República “ni hubo ninguna revolución ni intento de insurrección ni nada de eso”.

Y el historiador desmonta cada lugar común de la memoria franquista. Como el bombardeo a Casa Cornelio, que sirvió de “intento de la propaganda de publicitar la fuerza del Ejército, cuando allí no se había disparado o se reunían elementos peligrosos”. O la muerte a tiros de cuatro trabajadores en el Parque de María Luisa, “que no fue intento de fuga ni nada que se le parezca sino un asesinato premeditado”.

“De cada cosa de estas se montó un número a través de la prensa” para calentar el ambiente de una joven República que tampoco supo controlar un termómetro social que ganaba grados. “Todas esas deformaciones mediáticas son las que se han trasladado a nuestros tiempos”, dice el escritor.

“Esto de las 'fake news' es muy antiguo, tanto como la prensa y la historia”, apunta. La barra libre para publicar funcionaba a través de un “enorme despliegue mediático”. Y en la capital andaluza formó la “versión de la 'Sevilla la roja' que se ha transmitido hasta ahora, y eso hay que revisarlo”.

Sevilla, por cierto, es la única ciudad donde triunfaron los golpes de Estado fascistas de 1932 y 1936. El golpe de Estado del general José Sanjurjo en el año 32, la Sanjurjada, y la sublevación armada del 36 que en el sur comandó el exgeneral y criminal de guerra Gonzalo Queipo de Llano. “Sanjurjo escogió Sevilla para sublevarse porque es donde tenía más seguridad de la oficialidad, le pareció el lugar más adecuado para que secundaran el golpe, igual que Queipo triunfa porque la oficialidad secunda el golpe masivamente”, relata el historiador.

“Historiadores como Ángel Viñas, Paul Preston o Francisco Espinosa Maestre han dejado claro que la conspiración contra la República empieza desde su nacimiento”, advierte José María García Márquez. Y el libro es “prueba clara de lo que se hace”. Una obra que García Márquez dedica “a Josep Fontana, que tanta historia enseñó”.

El prolífico legado de García Márquez

José María García Márquez (Alcalá de Guadaira, 1950) es un investigador especialmente dedicado al estudio del golpe militar de julio de 1936 y sus antecedentes. La muestra más actual de su trabajo es La 'Semana sangrienta' de julio de 1931 en Sevilla.

García Márquez suma otras piezas clave para entender la violencia fascista y de la dictadura de Francisco Franco. Como el libro Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1963), un recuento exhaustivo, pueblo a pueblo, de la magnitud de la matanza fundacional del franquismo en tierra sevillana.

Junto al también historiador Francisco Espinosa Maestre ha publicado Por la religión y la patria. La Iglesia en el golpe militar de julio de 1936La Iglesia en el golpe militar de julio de 1936. Y otros como Checas. Miedo y odio en la España de la guerra civil y El Golpe. 75 años. Bajo la coordinación del mismo autor ha participado en la colectiva Violencia roja y azul, España 1936-1950.

José María García Márquez tiene una colección de títulos donde dibuja la historia local de un buen puñado de municipios. Caso de La represión militar en La Puebla de Cazalla o República y golpe militar en Castilleja de Guzmán. Y otros, como Una razia espantosa. Arahal 1936, Morón: consumatum est. 1936-1953. Historia de un crimen de guerra y Villamanrique 1936. Romper el silencio.

Para la memoria de la provincia de Sevilla también deja obras como Salteras 1936: una historia silenciada, República, sublevación y represión en El Castillo de las Guardas o Albaida del Aljarafe: República, golpe militar y represión.

El prolífico trabajo del historiador acumula estudios como La UGT de Sevilla: golpe militar, resistencia y represión, 1936-1950 y textos como Trabajadores andaluces muertos y desaparecidos del ejército republicano. Otros libros colectivos donde participa son La gran represión –que coordinó Mirta Núñez–, La resistencia en Sevilla. Un intento de derrocar a QueipoUn intento de derrocar a Queipo –de Concha Morón Hernández–, Lugares de la memoria. Golpe militar, represión y resistencia en Sevilla –dirigida por Rafael López– y Objetivo Ronda. La represión en la Sierra Sur de Sevilla y las comarcas de Antequera y Ronda –coordinada por Manuel Velasco–.

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