Qué pasa con 700 familias de Polígono Sur cuando se cierran los colegios por el COVID-19

Ubicación del Polígono Sur en la ciudad de Sevilla a partir de la cartografía de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento / Comité René Cassin

Carmen Ibáñez

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Cuando la crisis del COVID-19 no había afectado a las rutinas más elementales de los ciudadanos, en el distrito del Polígono Sur había cerca de 700 niños que comían en comedores escolares becados en parte o en su totalidad por la Consejería de Educación. Con los colegios cerrados en toda España desde hace diez días, estas familias reciben la asistencia de los servicios sociales del Ayuntamiento de Sevilla y de fundaciones y ONG que trabajan habitualmente en esta zona desfavorecida de la ciudad en la que habitan cerca de 40.000 personas, si bien no todas las situaciones son homogéneas.

La coordinación entre la administración pública y la iniciativa privada, a través de fundaciones, ONG y otras entidades asistenciales, está favoreciendo que la excepcionalidad en la que vive el país desde el pasado 14 de marzo no se cebe con las personas más vulnerables del Polígono Sur, un distrito de la ciudad de Sevilla que alberga algunos de los barrios más pobres y marginales de España. Por el momento, los tres grandes retos a los que se enfrentan las autoridades esta zona son garantizar los alimentos a los vecinos más desfavorecidos, el respeto a la orden estatal de confinamiento y el refugio para las personas indigentes. 

La Oficina del Comisionado para el Polígono Sur, organismo en el que se coordinan las tres administraciones (Ayuntamiento, Junta de Andalucía y Gobierno central) dio la voz de alarma el pasado viernes sobre la desprotección en la que quedaban estas familias. Su representante, Jaime Bretón, se reunió con la delegada territorial de la Consejería de Educación, Marta Escrivá, con la directora general de Bienestar Social del Ayuntamiento de Sevilla, Emilia Barroso, además de con las entidades con mayor capacidad logística que trabajan habitualmente en estos barrios, como Cáritas, Cruz RojaFundación Alalá o la Asociación Entre Amigos. 

Niños atendidos

El Comisionado alertó entonces de que la mayor parte de estos 700 niños con becas de comedor quedan fuera del radar del programa SYGRA (Seguridad y Garantía Alimentaria) de la Consejería de Educación y que implica una bonificación total del servicio de comedor en los centros escolares. En el Polígono Sur hay un total de 32 niños en este programa y a quienes Educación seguía prestando este servicio a partir del confinamiento decretado por el Gobierno. Sin embargo, quedaban más de 650 menores con necesidades que no estaban siendo atendidos en este sentido. 

La solución acordada en esa reunión pasa por que la Consejería de Políticas Sociales de la Junta transfiera ayudas a los ayuntamientos para que éstos repartan cheques concertados con establecimientos de cada zona de influencia. Pero como pronto, esta medida no se pondrá en marcha hasta la próxima semana, debido a la burocracia y trámites administrativos necesarios. 

En estas dos primeras semanas se están haciendo cargo la Fundación Alalá y Cáritas, con la empresa local de cáterin social Abrecaminos, aportando fondos y llevando la comida a cada domicilio. El coste estimado de esta intervención durante la primera semana ronda los 30.150 euros, según ha explicado Bretón. 

De forma complementaria, Cáritas está facilitando vales-comida de 40 euros a la semana para familias vulnerables. Se trata de cheques concertados con tres supermercados de la zona. El Ayuntamiento, por su parte, está repartiendo a un total de 15 familias un bono de 200 euros mensuales también concertados con supermercados. La Fundación Atenea también está repartiendo comida en algunos barrios del distrito tras el acuerdo de algunas hermandades de Sevilla con el Banco de Alimentos. En todo caso, se espera que a partir de la próxima semana las administraciones públicas tomen el relevo.  

Desobediencia al confinamiento, puntual

El respeto a la orden de confinamiento decretada por el Gobierno el pasado 14 de marzo es otro de los retos a los que se enfrentan algunas zonas del Polígono Sur. Más allá de la polémica por un vídeo difundido hace unos días y que se hizo viral, sobre la celebración de culto en la vía pública, desde las asociaciones que trabajan en la zona se constata que existen problemas puntuales a la hora de hacer cumplir esta orden. Se trata de una minoría, según detalla Jaime Bretón, que está permanentemente en la calle y que es difícil que atienda a órdenes. Desde la Asociación Entre Amigos, con la que este diario se ha puesto en contacto, corroboran esta versión. 

En el caso de las personas indigentes presentes en esta zona de la ciudad, colectivo integrado en una gran mayoría por personas con problemas de adicción a las drogas, al alcohol o con problemas de salud mental, se ha habilitado el Polideportivo de la Avenida de la Paz, donde se les facilita el desayuno, la comida y la cena, así como refugio para pasar la noche. Atienden a una media de entre 70 y 100 personas al día, no todas del Polígono Sur, y está sufragado por la Fundación La Caixa, con la colaboración de Cruz Roja, que aporta camas, colchones o mantas. 

Bretón destaca la agilidad que posibilita a la hora de actuar la colaboración público-privada, algo “fundamental”. La Fundación Persán está suministrando geles desinfectantes para repartir en los barrios del Polígono, si bien, subraya el representante del Comisionado, en esta situación excepcional de confinamiento, la logística se complica y dificulta hacer llegar estos bienes de primera necesidad a los vecinos. “No tenemos capacidad para hacer llegar 10.000 geles a los vecinos, lo haremos a través de fundaciones y entidades colaboradoras”, indica.  

La brecha digital y la desinformación, otras amenazas

En un momento tan singular, de crisis sanitaria grave, en la que el acceso a la información es fundamental, un porcentaje muy importante de los habitantes del Polígono Sur parten también con desventaja. Lo corrobora Daniel Ramos, dinamizador del centro Guadalinfo ubicado en el barrio de La Oliva. Este Centro de Acceso Público a Internet (CAPI) atendía a los vecinos con regularidad a la hora de cumplimentar trámites en línea con la administración. Lleva cerrado desde el lunes 16 y sin embargo, su responsable no para de atender a vecinos para hacer sus trámites con la administración. 

Muchas personas ignoran que los plazos con la administración se han congelado a partir del decreto del Estado de Alarma, explican desde la Asociación Entre Amigos, que destacan la importancia que tiene para el trabajo social en esta zona el contacto físico y diario con los vecinos. Un contacto que de momento está suspendido y que no se sabe cuándo se podrá recuperar.  

 

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