Susana Díaz intenta caldear las primarias del PSOE andaluz frente a un Espadas que mantiene un tono bajo
Dice el clásico que dos no se pelean si uno no quiere. Aunque en el baile de las primarias del PSOE-A para elegir a su aspirante a la Junta son tres candidatos los que están en la pista, los focos apuntan al duelo entre Susana Díaz y Juan Espadas, con Luis Ángel Hierro muy desdibujado al fondo. Y si la jornada que arrancó la campaña es verdad que Díaz y Espadas tuvieron su cruce de reproches, desde entonces la expresidenta ha intentado caldear el proceso lanzando una y otra vez puyas que, por ahora, no han encontrado respuesta en un alcalde de Sevilla que no ha entrado al trapo. Y no piensa hacerlo, subrayan en su entorno.
Aunque el tono no puede decirse ni mucho menos que sea crispado, lo cierto es que Susana Díaz va dejando caer continuamente pequeñas perlas, como la penúltima, cuando reiteró que está orgullosa de contar con un equipo “que no tiene grandes apellidos, ni cargos, ni son ministros o ministras, pero son gente trabajadora, honesta y entregada”. El mensaje entronca con el que es uno de los ejes fundamentales de su campaña: Juan Espadas recibe un apoyo extra porque es un candidato teledirigido desde la sede federal del PSOE, en la madrileña calle Ferraz.
Esto no deja de ser un reproche de guante blanco, de lo más suave, aunque desde luego Díaz no está haciendo amigos entre antiguos correligionarios suyos que se han pasado a las filas de Espadas: los ha llamado pelotas, palmeros, oportunistas en busca de carguitos, faltos de talento… El punto culminante llegó cuando denunció que intentan apartarla como cabeza de cartel “por ser mujer” y en contraste frente a las oportunidades que han tenido compañeros masculinos que han perdido elecciones, cuando ella las ganó en 2018.
Pasada de frenada con el machismo
Muchos en el PSOE interpretaron que se había pasado de frenada, y que una cosa es lanzarse reproches y otra muy distinta denunciar machismo en el partido. Y menos una mujer que, resaltan, ha desempeñado casi todos los cargos orgánicos y públicos que se pueden tener, hasta alcanzar la cúspide de la pirámide con la Presidencia de la Junta de Andalucía.
Desde las filas de la candidatura de Juan Espadas, la consigna es no replicar. Lo máximo a lo que ha llegado el regidor hispalense ha sido a tildar de “desafortunadas” estas palabras, ya que “en el PSOE el feminismo es una seña de identidad”. “Sabíamos que iba a embarrar la campaña, así que la respuesta en todos los casos es ser hiperpulcros y no entrar en la provocación”, señalan desde el entorno del candidato.
De la ilusión al cabreo
En todo caso, ha sido una tormenta en el vaso de agua de una campaña de tono bajo, casi minimalista, en la que los dos principales candidatos optan por encuentros de pequeño formato con militantes. Ambos aseguran llevar la iniciativa y que su rival va a remolque. Los de Susana Díaz repiten que notan allá donde van “ilusión, alegría y fortaleza”, mientras que los de Juan Espadas inciden en que la expresidenta “ha cabreado a mucha gente”.
Y en cuanto a contenidos, ¿cómo van estas primarias? Pues básicamente coinciden en el mensaje de que hay que parar a Vox, y que eso pasa por derrotar a un PP que, avisan, meterá a la ultraderecha en el Gobierno andaluz si le hace falta. Al margen, lo más novedoso hasta ahora ha llegado de la mano de Espadas, que ha hecho encuentros con los sectores de sanidad y educación que alimentaron las mareas que se convirtieron en un dolor de cabeza para la Junta de Susana Díaz. Esta, por su parte, admite que ha aprendido de los errores y que tendría que haber echado más cuenta a estas mareas.
Envuelta en la verde y blanca
Díaz, por su parte, se ha envuelto en la verde y blanca, y pregona que su candidatura es la de la libertad de Andalucía, equiparándola incluso a las campañas que desembocaron en los referéndums del 28-F (para conseguir la autonomía plena) y, un año después, el del Estatuto de Autonomía. La libertad ahora es en clave orgánica: si ella no gana, Ferraz colonizará el PSOE andaluz, la federación más importante de España con más de 46.000 militantes, y cercenará su independencia.
Y es que, desde que la dirección del PSOE convocó las primarias andaluzas para prepararse para un hipotético adelanto electoral tras el batacazo del 4-M en Madrid, Díaz dejó claro que intercambiaba el rol que hace cuatro años le llevó a su primera gran derrota frente a Pedro Sánchez. En esta ocasión se erigió en la candidata de la militancia y colocó a Espadas como el ungido de Ferraz.
“No le debe molestar. Todos sabemos que le han puesto con un mando a distancia. Por mucho que les moleste eso ha sido así, otra cosa es que ahora se den cuenta de que no les viene bien y que a Pedro Sánchez le puede perjudicar lo que pase aquí después de lo de Madrid”, dice una dirigente fiel a Díaz. Espadas sabe que es difícil quitarse este sambenito, pero incide en que a él no le llamó Pedro Sánchez para pedirle que se presentara.
Objetivo: que no haya segunda vuelta
Sin embargo, en las dos candidaturas aseguran que tienen “buenas sensaciones”. “Tenemos buenos datos de la gente que acude a los actos. Hemos cambiado las tornas. No son cargos, pero son militantes, que son los que votan”, dice la misma dirigente afín a Díaz. “Va muy bien. La movilización es correcta y las adhesiones las esperadas”, replican en la candidatura del alcalde hispalense, que se ha marcado como objetivo que no haya segunda vuelta, es decir, obtener el 13 de junio más del 50% de los votos.
En su equipo sostienen que es factible, aunque admiten que no va a ser fácil y reconocen que una parte del sanchismo de pura cepa que apoyó a Pedro Sánchez en 2017 estará en esta ocasión con el tercer aspirante, Luis Ángel Hierro, que no tiene ninguna opción. Para evitar esta segunda vuelta, los cálculos del entorno de Espadas apuntan a que será necesaria una participación de al menos el 60%.
Oficialistas y críticos
La victoria en primera instancia se considera fundamental en el equipo del alcalde sevillano porque, de lo contrario, Díaz “dirá que tiene apoyos y se sentirá legitimada para seguir como secretaria general hasta diciembre”, cuando se celebre el congreso que debe elegir quién ocupa este cargo. Y eso significaría un freno de medio año a los planes de Espadas, que pasan por modificar la estrategia de oposición y hacer cambios en el grupo parlamentario.
Las dos candidaturas también se reprochan mutuamente el uso de los aparatos federal y andaluz, una doble situación de la que serían a la vez beneficiarios y perjudicados: Susana Díaz tiene en contra a Ferraz pero cuenta con el respaldo de San Vicente, justo al revés que Juan Espadas. Así que, según el punto de vista que se adopte, los dos son oficialistas y críticos. En ese clima, los tres candidatos se enfrentarán en un único cara a cara el próximo 8 de junio. Hasta entonces, Díaz y Espadas siguen rearmando sus ejércitos.
11