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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Repóker de series para sobrevivir a un (largo) año electoral

“Winter is coming”. Así se antoja el año electoral en España… tan largo como el invierno de Juego de Tronos. Más allá del puro entretenimiento, las series de televisión más punteras de los últimos años nos dan las claves para entender los juegos y vaivenes de la política española. Para ello, Cámara Cívica, una startup de divulgación y asesoría política creada por emprendedores de Ciencias Políticas de la Universidad Pablo de Olavide, ha seleccionado cinco de sus series favoritas. Con ellas nos dan una idea de la ‘gestión de la polis’ que va más allá de siglas y nombres propios.

House of Cards: en Estados Unidos sí se dimite

House of Cards

Al que lo pillan, la paga. Y sin pasar por el banquillo. House of Cards, ganadora de un premio Emmy y dos Globos de Oro, no solo desvela esas relaciones entre el poder político y el económico vehiculadas por los lobbies, sino las consecuencias de que te cojan con las manos en la masa. “En House of Cards se ve que hay muchos movimientos irregulares pero en el momento que éstos salen a la luz, hay dimisiones”, cuentan los creadores de Cámara Cívica. Protagonizada por Kevin Spacey, que interpreta a Frank Underwood, un congresista ambicioso y sin escrúpulos, la serie ahonda en la idea de que “si hay indicios de que el partido del gobierno se ha estado financiando ilegalmente, el sistema tiene medios de hacerte pagar por los fallos que cometes”.

Manuel Rodríguez asegura que, en España, el caso Bárcenas simboliza la corrupción estructural de la financiación del partido en el gobierno. Es así como se hacen políticas favorables a las empresas “que han puesto el dinero. A través de las cuentas en B se ve muy claro que la corrupción es estructural. El Partido Popular recibe pagos de grandes empresas y a cambio hace leyes a favor de esas empresas”. La diferencia con la realidad (y la ficción) de Estados Unidos es abismal: en España esas dimisiones no llegan cuando el escándalo se destapa.

Juego de Tronos: el gran tratado sobre el poder

El Trono de Hierro representa la legitimidad del poder en Juego de Tronos, la popular serie de HBO, del mismo modo que lo hace el voto en nuestra democracia. “Juego de Tronos es un tratado sobre el poder. El poder se ostenta desde Desembarco del Rey, pero está muy repartido entre las diferentes casas. Por eso, es importante el juego de alianzas y el rol de los consejeros”, analizan los politólogos. La legitimidad hace que el poder sea obedecido, de modo que cuando el discurso que sustenta dicha legitimidad se rompe (Joffrey es un bastardo y, por tanto, no tiene derecho a suceder a su padre en el trono), el poder se fragmenta y aparecen cinco aspirantes a la corona.

Desde Cámara Cívica ven paralelismos con el discurso del 15M: cuando el que gobierna lo hace movido por los mercados, en vez de por el voto, la legitimidad del poder se pone en entredicho. Es en este contexto en el que nace, por ejemplo, el discurso de Podemos sobre la transición y sobre la necesidad de “un nuevo proceso constituyente”.

The Wire: cómo romper las reglas del juego

The Wire

Es, junto a Los Soprano, la serie de culto de una gran mayoría de seriéfilos. Según Cámara Cívica, “no es una serie estrictamente política, pero explica tan bien lo que es la política porque no tiene ningún tipo de determinismo moral, ya que puedes entender el punto de vista de policías, mafiosos o políticos. Dentro de cada grupo se actúa de acuerdo a una idea”. En la tercera temporada aparece un tipo, Tommy Carcetti, un concejal “muy ambicioso que va a por todas”, que quiere hacerse con la alcaldía de Baltimore, una ciudad norteamericana asolada por el crimen y la corrupción. El joven aspirante cuenta con una enorme desventaja frente a su rival: es un tipo blanco en una comunidad de mayoría negra. Para vencerlo, tiene que “romper el tablero” y poner sobre la mesa reglas nuevas: lo que está en juego no es que gobierne o no alguien de nuestra comunidad, sino la lucha contra el crimen y la corrupción.

Según los expertos de la UPO, es la misma estrategia que emplea Podemos, que se ha impuesto con rotundidad ante el electorado español al acabar con la retórica izquierda-derecha y sosteniendo “un discurso basado en 'los de abajo contra los de arriba'”.

Peaky Blinders: todos contra el nuevo

Peaky Blinders:

¿Cómo reacciona el poder cuando ve amenazada su hegemonía? Nos lo desvela Peaky Blinders, una serie británica sobre bandas criminales, que, según Cámara Civica, nos enseña mucho sobre política. “Las series británicas se están especializando en mucha calidad y pocos capítulos. Está todo muy bien documentado y cuidan mucho la estética”, cuenta Pedro Luis Nicolás. El politólogo destaca que en la serie ganadora de dos premios Bafta “se ve muy bien cuándo hay que competir y cuándo hay que cooperar”. De este modo, si, durante la primera temporada, la banda de los Peaky Blinders consolida su poder en Birmingham, en la segunda temporada tendrá que vérselas en Londres con dos bandas rivales. “Su jugada es entrar de la mano de un bando y expandirse. Entran de tapadillo, de modo que cuando los dos bandos se dan cuenta de que es una amenaza, los enemigos naturales se alían”, subraya.

Eso vendría a ser lo mismo que ha ocurrido en Italia con la coalición entre el centro derecha y el centro izquierda ante el surgimiento “de una fuerza crítica como 5 Estrellas” y la estrategia seguida por PP y PSOE contra Podemos. “El statu quo se compone por dos fuerzas antagónicas. Esa es la competición. En el momento en el que entra un tercero, se alían para autoprotegerse y que ese tercero no imponga las normas y les desbanque del juego”.

Orange is the new black: el poder de los favores

Orange is the new black

En toda institución hay un poder relacional, una idiosincrasia con unas reglas propias que te permiten acomodarte, o no, a dicho ecosistema. Unas reglas que Piper Kerman, la protagonista de Orange is the New Black, desconoce al entrar en prisión. “La jefa de cocina es la conseguidora. La protagonista no es consciente de ello y, al hablarle mal y cuestionar su autoridad, se queda sin comer durante varios días”. El capital o poder relacional de un partido se basa en saber quién es quién, hacer favores y dar apoyos mutuos. “Ahí está la clave para hacerte con el poder”, aseguran.

“En los partidos hay grupos o familias políticas. Compiten y tienen conflictos entre sí. Ahí tenemos las pugnas internas del PP entre la gente de Rajoy, Aznar y Esperanza Aguirre. Así se explica, por ejemplo, el volantazo que pegó Sáenz de Santamaría con la ley del aborto”, comentan los politólogos. En ese sentido, creen que “para evitar que una familia se haga fuerte dentro de un sistema y se haga con el poder y deje en el ostracismo a los demás, está el tema de las listas abiertas y las primarias. Siempre ha habido muchas diferencias entre las bases y los dirigentes. Gracias al capital relacional de estos, muchos casos consiguen ascender a puestos de responsabilidad. Es lo que Iglesias denomina la casta: una élite de miembros que se conoce entre sí. No se trata solo de apuntar con un dedo a un poder, sino a los contactos existentes entre ellos”. Como diría, con cinismo, el Underwood de House of Cards: “Siempre está bien que te deban favores”.