Lina Gálvez entró el jueves en la redacción de eldiario.es/andalucía, acelerada y pletórica. Aún le faltaban unas horas para acudir al Palacio de San Telmo a prometer el cargo como nueva consejera de Universidad, Innovación y Conocimiento del Gobierno de Susana Díaz. Y el viernes volaba a Australia, donde permanecerá una semana, para defender un proyecto de investigación de su departamento.
Gálvez es un torrente de palabras y energía, probablemente más de las que caben en lo poco que resta de legislatura, aunque su nombramiento no parece coyuntural. Es catedrática de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Pablo de Olavide tras una intensa e internacional carrera investigadora, directora del Observatorio de Género de Economía, Políticas y Desarrollo, activista del feminismo y la igualdad de género, partidaria de convencer y llevar el feminismo y su debate a sitios donde “ni lo huelen”. Es un fichaje con marcado perfil de izquierdas que Díaz -no es un secreto- le ha arrebatado a sus rivales de la confluencia Podemos-IU.
Tiene poco tiempo, pero no le interesa tanto la inmediatez de la política como “diseñar y proyectar a futuro”. “Tengo ideas muy concretas, quiero hacer algunas cosas”, dice, con misterio y visible ansia por remangarse y empezar. Tomamos café en la Plaza de Santa Marta y, a lo largo de la entrevista, repite varias veces: “No sé si ahora debería decir esto”. Luego ríe, y lo dice.
¿Está contenta con su cartera?
Tengo ilusión. Me gustó cuando me ofrecieron esta Consejería porque es el futuro, se pueden hacer muchas cosas. Te permite pensar, diseñar, y eso me gusta. La gestión del día a día de la política es importante, pero la investigación e innovación permite proyectar hacia el futuro. Se están dando cambios sociales brutales, las nuevas tecnologías están cambiando el contexto laboral y esto es una oportunidad para prepararse.
Cuando le llama la presidenta, ¿le ofrece la cartera que gestionaba Ramírez de Arellano o le explica que va a escindir el área de Economía y dejarle sólo Universidad e Innovación?
Me lo dice, me explica que habrá una remodelación de Gobierno. Y me parece bien, porque, en principio, esto es para unos meses. Es una forma de entrar en el Gobierno de una forma discreta. Pero también queda una parte de Economía: por ejemplo Extenda, la internacionalización de las empresas se queda conmigo.
¿Tiene una idea concreta de qué le gustaría cambiar?
A mí hay dos cositas de entrada, con prudencia y modestia, que me gustaría tocar. Se puede avanzar en sinergias entre universidades: se pueden hacer más titulaciones y escuelas doctorales conjuntas. Se puede ayudar a las universidades en la inserción en redes internacionales para doctorados, postgrados… Ésta es una consejería muy vendible…yo soy muy turronera, doy cada semana conferencias por toda España y parte del extranjero. Y creo que hay una idea de Andalucía que no es real. Me han llegado a decir -y no una, ni dos, ni tres veces- eso de: “Uy, mira, andaluza, mujer, catedrática y lista”… Como diciendo: ¿Esto lo hay allí?
¿Dónde le ha pasado esto?
Mira, me pasó el otro día en el País Vasco. En un foro de empresarios, sorprendidos de que seas una andaluza formada, que sabe idiomas… Esto pasa, claro que pasa. He llegado a escuchar en una emisora de radio catalana, durante un debate político, cómo un portavoz de En Comú Podem defendió la medida de Susana Díaz de matrículas gratuitas a partir del segundo año universitario…y el resto de la mesa le respondió: “Normal, ¿quién va a querer estudiar en las universidades andaluzas?”. Pero luego, cuando les conviene, nos llaman a catedráticos andaluces para participar.
La Junta tiene un margen competencial muy estrecho en materia universitaria. ¿Qué capacidad de toma de decisiones tiene?
Es importante para Andalucía liderar desde aquí cosas que afectan a toda la universidad española. También hay cosas que se pueden hacer pensando en los futuros científicos y científicas, los más pequeñitos. Se pueden tender puentes con la Formación Profesional. El hecho de que estén en consejerías distintas no impide un proyecto común. Un consejero no está sólo para gestionar, está para hacer política. Esto tiene una parte cortoplacista, pero también hay que proyectar al futuro.
Usted ha sido crítica con el ataque a la universidad pública, con la implantación del Plan Bolonia, con el salario de los profesores…Ha dicho que la universidad pierde espacios de crítica para ganar terreno a lo que le sirve al mercado. ¿Cómo gestiona eso?
Hombre, ya quisiera yo cambiar el mundo. No tengo la varita, pero una de las mejores maneras de contrarrestar eso es que la sociedad sienta que lo que se hace dentro de la universidad es útil. Hay que mejorar la calidad de la docencia y de la investigación, y hay que establecer puentes con las empresas, la economía social y los investigadores andaluces, porque hay algunos por ahí que son la caña. Son magníficos y punteros y me gustaría escucharles.
Ahora muchas carreras están implantadas en las ocho provincias, algunas con pocos alumnos. ¿Habría que redefinir el mapa de titulaciones?
Yo creo en la racionalización de todo, pero también que una universidad puede dinamizar una comarca. Cuando se pusieron universidades en todas las provincias andaluzas, sé que hubo mucha contestación. Si concentras el peso universitario en un mismo sitio, puede que brilles más internacionalmente, pero dejas el resto del territorio andaluz raquítico. Es una decisión política. Si quieres mantener vida y actividad económica en todo el territorio andaluz, necesitas universidades en todas las provincias, porque son herramientas de dinamización económica.
¿Usted está de acuerdo con ese modelo?
Sí. La universidad como eje vertebrador del territorio y motor económico de la comarca, sí. Ahora, que se oferten las mismas licenciaturas en todas las provincias, no. Eso creo que no. Tendría que volver a estudiarme el mapa andaluz de titulaciones, pero hay universidades que tienen una especialización muy clara en algunos campos, por ejemplo Veterinaria en Córdoba, que es muy buena. Pero no tendría mucho sentido poner esa universidad en más sitios.
¿Le gustaría introducir titulaciones nuevas?
No, no. Hay que repensar bien qué necesitan las titulaciones que ya existen, pensando en lo que se nos viene. Y se nos viene encima la cuarta revolución industrial, la automatización de los puestos de trabajo. Eso se puede unir con el mayor problema que tiene Andalucía, que es el paro. Eso ya está ahí. Sí, hay que actualizar las titulaciones un poquito, también pensando en las ventajas comparativas de Andalucía.
¿Cuál es el espejo en el que usted se mira? ¿Qué modelo universitario le gusta más?
A mí me gusta mucho el modelo del ICREA catalán, que es un programa de atracción de talentos de investigadores y profesores. Para eso hace falta más dinero. Pero es complicado traer a gente muy potente a un territorio que no es puntero en todas las ramas del conocimiento.
¿Por qué las universidades andaluzas no están a la cabeza en los ranking de excelencia?
Otros territorios han apostado por potenciar una de sus universidades frente a las otras. Por ejemplo, el sistema catalán tiende a centralizar los postgrados en Barcelona, y eso aquí en Andalucía políticamente es muy difícil. ¿Dónde lo hacemos, en Sevilla? ¿Y por qué no en Málaga? Pero también hay que tener en cuenta qué se mide.
Llega ahora con algunos incendios en la universidad. El problema de los profesores contratados, la carrera universitaria…
Lo que está haciendo la Junta es lo que ha pactado en la mesa con los sindicatos, pero algunos no están de acuerdo. Me va a tocar estudiar bien el tema de la precariedad laboral en la universidad. Podemos pensar cómo mejorar la calidad laboral de esos profesionales, aunque eso no depende sólo de la Junta. Los márgenes ahí sí son muy limitados.
También le va a tocar lidiar con el machismo en la universidad.
¡Ja!
Usted lo ha criticado ampliamente. ¿Contempla alguna medida concreta?
Mira, para empezar que se cumplan las leyes de Igualdad. Que las comisiones de evaluación sean paritarias. Y que en los contratos programas de la Junta con las universidades no se incluyan notas al pie de página que permiten subvencionar proyectos de investigación donde haya muchas mujeres en la base, pero pocas en puestos de responsabilidad. Si la Junta firma un contrato programa con la universidad condicionado a que haya más representación femenina, y en una nota a pie de página se computa a todo el personal de la universidad, te sale un universo muy feminizado. Pero si se computa a las catedráticas o directoras de grupos de investigación, no tanto. Esa nota a pie de página hay que quitarla.
¿Hay vicios machistas en la universidad?
Muchos. No es que haya vicios machistas, es que la universidad en sí lo es. Lo es toda la sociedad. No es una cosa exclusiva de Andalucía, pero desde aquí se puede contribuir -con mi querido astronauta [el nuevo ministro de Ciencia, Pedro Duque]- a cambiar las cosas. Nosotros hemos creado una red de todas las universidades de España para que los estudios de género sean considerados una rama de investigación, como otra cualquiera, como en Estados Unidos.
“Le pregunté a Susana Díaz si conocía mis críticas a Cs”
¿Podemos decir ya que el Gobierno de Pedro Sánchez es feminista? ¿O hay que esperar a ver qué hace?
Hombre, yo creo que es feminista en tanto en cuanto ha oído la voz del 8M, es decir, que las mujeres queremos la parte de la tarta que nos corresponde. Eso ya está ahí. Ahora queda la otra parte: queremos una tarta nueva, que las cosas sean de otra manera.
¿Y el Gobierno de Susana Díaz es feminista?
(Silencio) Lo tengo que descubrir ahora. Pero tengo que decir que durante la crisis económica, el Gobierno andaluz ha sido la única comunidad que no solamente no ha reducido los fondos en igualdad, sino que es la única que los aumentó. Eso es un dato.
Con el perfil tan feminista que usted tiene, ¿hubiera preferido la Consejería de Igualdad?
No. Prefiero gestionar la política universitaria. Me gusta llevar el feminismo a sitios donde esto se considera una cuestión ideológica y no está interiorizado. Ahí está el reto. Tener objetivos feministas, pero también gestión feminista en espacios donde eso no se ha olido o se ha olido muy poco: la propia economía, la universidad…
¿Qué le parece su interlocutor en el Gobierno central?
A mi hija le parece muy bien. (Risas) Ella quiere un autógrafo del astronauta. Me gusta mucho. Él viene de un mundo muy distinto, ahora tendrá que bregar con las universidades.
Usted es republicana, su nombre se ha mencionado en la órbita ideológica de Podemos e IU, se dijo que buscaban captarla para la confluencia. ¿Le sorprendió que le llamara Susana Díaz?
Mira, yo me instalé aquí en Sevilla en 2007 después de volver a España. Desde 2008 a mí me han llegado todo tipo de rumores. No propuestas en firme de nada, sino que yo estaba en todo tipo de quinielas políticas. Estando embarazada, a punto de parir, la prensa anunció que yo iba de número dos de Juan Espadas para la Alcaldía de Sevilla, en 2011. Nadie nunca me llamó.
Pero, ¿se ve negociando con Podemos e IU?
Con algunos tendré más sintonía que con otros, pero me veo negociando con todo el mundo que es lo que tengo que hacer.
¿Cuál es la diferencia política que ve entre el PSOE andaluz y Podemos e IU?
(Silencio) Podemos en Andalucía es claramente anticapitalista. En general, creo que les diferencia el lugar al que quieren llegar, el modo de llegar y la velocidad a la que quieren hacerlo, esa es la gran diferencia. Yo he sido muy crítica con la orientación neoliberal de la socialdemocracia europea, no lo voy a esconder, lo sigo siendo. Hay gente más a la izquierda de la socialdemocracia que cree que la manera de llegar a una sociedad más igualitaria es por la vía revolucionaria. A mí las revoluciones me gustan, son muy románticas, pero creo que cuando las cosas se mueven tanto, quienes más sufren son quienes menos tienen. Y eso a mí siempre me da miedo y prefiero otras formas de cambiar las cosas.
¿Entiende que PSOE, Podemos e IU, tres partidos de izquierda, no se entiendan?
No. Yo fui de las que firmó hace dos años que se tenían que entender Podemos, PSOE y Cs para formar Gobierno. Lo de Ciudadanos me costó en su momento, pero bueno, es verdad que aún no habían enseñado las uñas. Aunque yo ya lo veía venir…
Ha sido muy crítica con Cs, socio del Gobierno en el que acaba de entrar.
Sí. Pero más con Ciudadanos a nivel nacional y catalán que aquí en Andalucía. Aquí la única cosa con la que no he estado de acuerdo -sería absurdo no decirlo- es su pelea por eliminar el impuesto de sucesiones y donaciones. Creo que una de las cosas que falta en esta sociedad es la igualdad de oportunidades, y esto va en el sentido contrario. Eso me ha hecho ser crítica con Cs.
Cuando Cs se desvinculó de la marcha feminista del 8M, les acusó de “no haber entendido nada”, de “ocupar una posición más a la derecha del PP”, de ser “un partido machista”, y que todo esto “le pasaría factura”.
Sí. Vi venir lo que ha pasado. Verás, son cosas de fondo. La igualdad de oportunidades aún no existe como tal. Ciudadanos es un partido muy liberal, parte de la idea de que elegimos libremente, y yo no lo creo. Creo que hay personas con más libertad para elegir, pero muchas otras no tienen esa libertad. Porque las precondiciones materiales son distintas, la socialización es muy diferente, sobre todo en género, y porque las oportunidades reales hacen que las expectativas se adapten a esas oportunidades reales. Ciudadanos defiende que el permiso de paternidad y maternidad sea igual, pero no lo es. No lo es porque deja todavía 10 semanas a la libre elección, y yo no creo que tengamos la misma libertad para elegir, porque hombres y mujeres nos insertamos en el mercado de forma diferente. Basarlo todo en esa libertad, que yo no me la creo, me hace disentir con Ciudadanos. Eso, y su propensión a mercantilizarlo todo. Yo defiendo una mayor presencia de lo público, porque eso nos iguala. Ciudadanos está a favor de los vientres de alquiler, y yo creo que eso es una mercantilización del cuerpo de la mujer, porque al final entrarán ahí las personas con menos recursos…
¿Esto se lo advirtió a la presidenta andaluza cuando le llamó?
Sí. Le pregunté si tenía en cuenta que yo había sido muy crítica con Ciudadanos. Sería absurdo ponerme ahora a borrar tuits. Pero ahora no represento a Lina Gálvez, represento a un Gobierno. Esto cambia las cosas y yo eso lo sé. Mis críticas a Ciudadanos las tengo muy asumidas. No creo que haya que mercantilizar los cuerpos, y menos los vientres, de las mujeres. Lo creo. Y tampoco creo que basarlo todo en la libre elección nos permita avanzar en justicia y en igualdad, porque no todos la tenemos. Esas son mis desavenencias de base con Ciudadanos.
También entra en el Gobierno en una época en la que PSOE y Cs empiezan a tomar distancias uno de otro, con la vista puesta en las elecciones.
Pero, mira, yo a Juan Marín nunca le he escuchado declaraciones reprobables en este sentido. A Ciudadanos Andalucía sí le recrimino su defensa del impuesto de sucesiones y no haber firmado el acuerdo andaluz de financiación autonómica.
¿Usted cree que su fichaje tiene que ver con un interés de Susana Díaz de virar hacia la izquierda y distanciarse de Cs?
Eso pregúntenselo a la presidenta, yo no lo sé. Yo no me he autofichado.