Soul Mountain: alpinismo y música para alertar sobre el cambio climático y el uso de la montaña “como patio de recreo”

Candela Canales

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La montaña ha estado presente en la vida de Jordi Mestres desde pequeño, desde que iba a su casa en Arties, en el valle de Arán, donde su padre le transmitió “su pasión y afición por la montaña”. La música llegó después, “en algún momento debía fusionar mis dos aficiones y lo he hecho a través de un proyecto muy personal, que busca también una reflexión”, explica Mestres en una entrevista recogida por la Diputación de Huesca. 

Soul Mountain tiene como objetivo encontrar su propio sonido como músico y concienciar sobre la fragilidad de la montaña y Mestres lo va a presentar en el Festival Sonidos en la Naturaleza presentará por primera vez al público su ascensión al Aneto y la grabación en el Collado Maldito de La Canción Maldita. 

Este proyecto surgió en plena pandemia, en abril de 2020, aunque la idea era anterior. “Yo le planteé el proyecto a Jordi Rulló (cámara y vídeo realizador outdoor), una de las patas más importantes del proyecto, y no solo lo vio realizable, sino que conveníamos que no se había hecho nada parecido. Pero llegó la pandemia y todo se paró. El primer permiso (profesional) que recibimos creo recordar que era en fase 0. Era abril de 2020 y estábamos solos. La pandemia hizo que aquella ascensión y aquella grabación resultaran memorables porque nos encontramos una naturaleza virginal”.

Quería alertar contra la masificación, contra ese concepto de la montaña como patio de recreo y a la vez alertar sobre el cambio climático

“Los Pirineos son las montañas que mejor conozco y tienen además una importancia sentimental para mí. El primer pico del proyecto, el Mulleres, donde grabé Behind the steps fue uno de los primeros tresmiles que hice de niño; el segundo, el Montardo, de 2.800 m., que lo subí con 6 años, era la montaña que siempre veía desde mi casa de Arties. Por eso los elegí. Luego llegó el Besiberri Nord para grabar The change. Desde allí se veían las cumbres anteriores. Aquí es cuando el proyecto adquiere un tono, al margen de proyecto artístico, más reivindicativo. Quería alertar contra la masificación, contra ese concepto de la montaña como patio de recreo y a la vez alertar sobre el cambio climático. Por eso busqué también una implicación social en el proyecto y así fue como contactamos con la fundación Kilian Jornet y con la Diputación de Huesca”, explica Mestres. 

La implicación de la Diputación de Huesca fue lo que llevó a este proyecto hasta Aragón, concretamente al Aneto, con la situación del glaciar como telón de fondo. “La grabación empezó en Mediano, que estaba prácticamente seco, y acabó en el Collado Maldito, a 3.200 m. No pudimos hacer cumbre por las condiciones atmosféricas, pero la cumbre no era el objetivo y ya teníamos un plan b, que al final fue el que llevamos a cabo. Quizá el hecho de retirarnos también pueda resultar pedagógico. Este proyecto también quiere reivindicar el respeto a la montaña, la figura del guía de montaña. Buscamos el mínimo riesgo y por supuesto el mínimo impacto. En el Aneto lo difícil fue la bajada porque subíamos a las 05:00 de la mañana con la nieve helada el 28 de abril y descendíamos hacia las 16:00 con nieve deshecha, o podrida, como decimos nosotros. Es una nieve que no te deja avanzar”. 

Mestres explica las dificultades de grabar a 3.000 metros de altura y, además, cargar con el equipo necesario para hacerlo: “subíamos cuatro personas con esquís, crampones, cuerdas, y también con el amplificador, que pesa más de 8 kg; el grabador, más pesado todavía, micrófonos, cables... Y sobre todo mucha voluntad y mucha determinación. Para ello, contó con la auida de Roger López de Haro, un guía de montaña, ”que puede ayudar a portear, pero sobre todo es básico para la coordinación y la prevención de riesgos“. 

Sonido sin eco

El sonido a esta altura es distinto, “muy seco”, según explica Mestres. “No hay eco, no rebota en ningún sitio. Con una guitarra acústica el sonido desaparece enseguida. Con la guitarra eléctrica logramos retenerlo un poco más. Pero quizá lo más difícil de gestionar son las rachas de viento, porque afectan al instrumento. Un golpe de viento te desafina la guitarra. Por eso es un proceso muy lento, hay que hacer muchas tomas”. 

Este proyecto se podrá ver el próximo 11 de agosto en Benasque, en el festival SoNna Huesca, donde se verá por primera vez la grabación del Aneto. Mestres explica que en el concierto tocará el tema para el público y luego se verá la grabación que se hizo en la montaña, “donde el sonido anterior se funde con el paisaje y todo cobra un significado más profundo. En Benasque me acompañará Joana Jove, que pondrá voz a algunos temas. Aunque en la ascensión y la grabación en el Collado Maldito me acompañó la cantante aranesa Alidé Sans, que ahora desafortunadamente, no podrá estar”.