Doble quietud de edificios vacíos

La casa taller de los hermanos Albareda (1939), en la calle Allué Salvador esquina con Jaime Balmes, en Zaragoza, al menos cerrada y tabicada, digamos preservada, es de propiedad municipal, siempre a la espera de alguna decisión. Entretanto, las tallas a medio hacer practican la doble quietud.

Antonio Tausiet le dedicó una entrada en su imprescindible blog tausiet.blogspot.com. Por detrás va a dar al Paseo de la Mina, frente a la gasolinera de la marquesina ovalada, al fondo el logo de la TSG y el Hotel Boston, donde se hospedó Michael Jackson en el 96, al otro lado del Huerva. La Mina. Los Albareda hacían retablos y arte religioso, de todo. El edificio es uno más de ese barrio exclusivo con grandes mausoleos sin uso: el Museo de Zaragoza, cerrado por obras sin fechas de inicio ni de final y la antigua Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, sin destino ni debate.

Estas manzanas hermosas y vacías o cerradas y los conventos cercanos dan mucha paz a la zona de la expo de 1908 cuyas cuentas cuadró Basilio Paraíso, un hito único que ya no se ha vuelto a ver. El caserón de los Albareda guarda silencio, aun deben de estar dentro las figuras de los últimos encargos... esperando, como usted y como yo, que llegue la hora del ángelus.

En la Plaza de Los Sitios han destinado una zona para perros sueltos. Lo que está abiertísimo y a toda máquina es La Caridad, fundación centenaria (lacaridad.org) donde entra y sale gente sin parar. La Caridad compensa el quietismo (RAE: 1/ Inacción, quietud, inercia. 2/ Doctrina de algunos místicos heterodoxos que hacen consistir la suma perfección del alma humana en el anonadamiento de la voluntad para unirse con Dios, en la contemplación pasiva y en la indiferencia de cuanto pueda sucederle en tal estado) institucional. El quietismo municipal aqueja a todas las ciudades ya que no hay recursos para resucitar tanto patrimonio, tantos siglos de hiperactividad.

Al lado del taller vivienda olvidado hay un Dia, así que hay fragor de carritos. La calle Allué Salvador va desde La Caridad hasta San Miguel. En la esquina frente a la casa Albareda, un recogido rincón, duerme bajo una manta una persona sin casa. Al turolense Miguel de Molinos, autor de Guía espiritual que desembaraza el alma y la conduce por el interior camino para alcanzar la perfecta contemplación y el rico tesoro de la paz interior, muy famoso por sus sermones y consejo espiritual, lo excomulgó un papa a mala idea y le hicieron confesar bajo tortura.

La calle que sale al Paseo de la Mina está dedicada a Jaime Balmes, que publicó en 1841 La religión demostrada al alcance de los niños.

Por esta zona -en sentido amplio- hay un caserón horrendo que guarda una lóbrega leyenda, que se contará en otra entrega si la confirman los testigos (y entonces no será leyenda, claro). Y el Garaje Aragón, con sus semicírculos sobre el rótulo, donde se anuncia un edificio... Esos bulbos con las grandes letras merecerían ser respetados.

Las Jornadas de Cine Mudo de Uncastillo, este fin de semana, estrenan un doc de los años 20 sobre la familia más rica de Argentina entonces. El pintor y coleccionista Eduardo Laborda compró los rollos hace treinta años a un chamarilero y no los había visto... al decirle Josu Azcona que iban a dedicar las Jornadas a la Argentina Eduardo hizo pasar a vídeo los rollos y ha salido un tesoro. El potentado que mandó recoger en celuloide las vacaciones de su familia en Mar de Plata era natural de Asturias, de un pueblo llamado Colungo, que no es el mismo de Huesca, el del anís de Ídem.

Los edificios históricos sin uso propician el trashumar de fantasmas que, al no haber visitas, se abandonan a la doble quietud.