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Zaragoza, un buen lugar para aprender chino

Examen en la academia Enseñalia

Ana Rodríguez / Ana Rodríguez

Zaragoza —

Durante este mes de junio Zaragoza ha acogido, por primera vez y con notable éxito, la convocatoria de los exámenes oficiales de chino YCT, para niños de hasta 14 años, y HSK, para el resto de estudiantes. La certificación que se obtiene en estas pruebas es el título oficial que concede el Estado chino y que, hasta hace unos años, solo podía obtenerse allí. “Es como el título que ofrece el Instituto Cervantes para el idioma español”, aclara Anna Kristina Quack, directora del departamento de Chino de Enseñalia, la academia que ha acogido los exámenes. Casi un centenar de alumnos de diferentes centros de idiomas se han presentado a las pruebas, “han venido estudiantes de todas las edades y prácticamente de todos los niveles. Proceden de la Escuela de Idiomas, de la Universidad o de otras academias y tienen interés en acreditar sus conocimientos”, explica Quack.

Los examinados fueron atendidos por los profesores nativos de la academia que han recibido una formación especial para poder asistir a estas pruebas. “No hubo ninguna incidencia”, recalca. El examen se diseña en China y se corrige también allí. Según la profesora, “tardarán un mínimo de cuatro de semanas en enviarnos los resultados, pero hemos corregido las pruebas en clase y los alumnos están bastante satisfechos con los probables resultados”.

Según Anna Kristina Quack existe un interés creciente por aprender la lengua de Confucio. “Cuando empezamos a impartir clases, hace diez años, los alumnos se apuntaban por hobby, por hacer algo distinto en su tiempo libre. Ahora viene también gente que quiere aprender el idioma con fines laborales, porque ve posibilidades de trabajo en el mercado chino. Estos alumnos son los más interesados en hacer un examen oficial, ya que es muy difícil testar el nivel de este idioma en una entrevista de trabajo”, comenta. También hay cada vez más niños que estudian chino. Algunos tienen raíces en este país, otros siguen la estela de sus progenitores, “pero la mayoría viene porque sus padres han decidido que el segundo idioma que deben aprender de cara al futuro es el chino”, apunta. Además, “para los niños resulta muy divertido, la escritura china es completamente distinta a todo y se sienten orgullosos de aprenderla”, explica.

Si la escritura es distinta, más aún lo es la pronunciación. Existen cuatro tonos que pueden suponer un significado completamente distinto para una misma palabra. Todo un reto que hace este idioma más atractivo para alumnos como Eva Castillero, que lleva seis años aprendiendo chino y que se ha presentado al examen oficial. “Habíamos hecho ejercicios tipo en la academia, pero la prueba me pareció difícil porque hay muy poco tiempo para resolverla”, lamenta. En apenas hora y media los alumnos se enfrentan a diferentes ejercicios de comprensión auditiva, de lectura y de redacción. Un modelo diseñado por el Instituto de Lengua de Beijing en 1984, aprobado por expertos en 1990 y presentado en el extranjero en 1991. Eva confía en aprobar este nivel y seguir estudiando “me encanta la cultura, las costumbres, la escritura…”, explica.

El siguiente reto es el HSK que certifica la capacidad de hablar chino, una parte que se supera con otro examen independiente. “En Zaragoza se puede practicar el idioma. En algunos bares y comercios donde me conocen sí que hablo chino, y se muestran encantados de que sepa su lengua”, explica. Esto lo pudo comprobar, además, durante un viaje a China con su pareja, que también estudia el idioma. “La gente se sorprendía mucho de escucharnos y se mostraban un poco desconfiados al principio”, cuenta Eva. Según Pablo Carranza, su marido, “menos mal que sabíamos algo de chino, porque allí ni en inglés podías entenderte. Pero el viaje nos vino muy bien para soltarnos a hablar y nos dio el empujón definitivo para seguir estudiando”. En su caso tampoco hubo ninguna motivación laboral para empezar a estudiar, “fue por hacer algo diferente juntos”, explica. Ahora se siente orgulloso de lo conseguido, pero “si no haces un examen al final de curso no estudias, así que las pruebas oficiales nos han motivado mucho”, asegura.

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