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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

David contra Goliat

Raúl Gay

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“Los taxistas son unos privilegiados. Son unos chorizos. Unos casposos que no se adaptan a los tiempos. Unos violentos, que cortan carreteras y fastidian a la gente”.

Son algunos de los comentarios que hemos podido escuchar estos días, a raíz de la segunda huelga de taxis en pocos meses. Y son también comentarios que escuchamos en su día, referidos a los controladores aéreos, a los maestros, a los mineros, a los estibadores… Cada vez que un colectivo decide pelear por conservar sus derechos, surgen voces criminalizando a ese colectivo. Un patrón que busca que la opinión pública se ponga en contra de los trabajadores y, por desgracia, en muchos casos lo consiguen.

Pero ahora toca hablar del taxi. Recordemos que en verano ya salieron a las calles de las ciudades más grandes de España, Zaragoza incluida, para pedir auxilio frente a los gigantes de Uber y Cabify, que amenazan con destruir el sector. Entonces el Gobierno no fue valiente y propuso una medida que no contentaba a nadie y que iba a dar problemas a medio plazo. Así ha sido. Pasar el problema a otro nunca suele funcionar, si lo que se quiere es realmente arreglar el problema.

Así que ahora estamos de nuevo en las mismas. Trabajadores autónomos españoles frente a multinacionales, episodio dos. Porque de eso se trata. Aquí hay unas empresas mal llamadas de “economía colaborativa” que utilizan aplicaciones de móvil para explotar a trabajadores y obtener inmensos beneficios a cambio.

Un millón y medio de personas trabaja para Uber en todo el mundo y allí donde la empresa triunfa, donde logra el control del transporte privado, baja los sueldos y endurece las condiciones. Ni siquiera reconoce a los chóferes como trabajadores propios y ha logrado que la justicia los considere como independientes (algo similar a los autónomos de España). En algunas ciudades, duermen en los propios vehículos porque, como dice la publicidad, “la gente toma sus propias decisiones sobre cuándo, dónde y cuánto quieren conducir”. La realidad es que la competencia es feroz, los precios van bajando (una vez eliminada la competencia es sencillo) y hay conductores que pagan impuestos no por el dinero real que ellos se llevan a casa, sino por las ganancias totales (su parte y la de Uber).

¿Esto queremos en España? ¿Esto queremos que llegue también a Zaragoza?

Ciudadanos decía hace poco en las Cortes de Aragón que “no se pueden poner puerta al campo” y defendía el libre mercado, sin decir que no es una batalla entre iguales. Que es una batalla entre autónomos y multinacionales con mucho dinero detrás.

Pero sí se pueden poner puertas al campo, se puede limitar la actividad de empresas extranjeras que no hacen bien al país, que roban derechos de los trabajadores y dañan a la economía local al pagar impuestos en paraísos fiscales. Es necesario cuidar al sector del taxi, que en muchas ocasiones realiza un servicio público (llevando enfermos a hospitales, realizando servicios para personas con discapacidad); mejor eso que abrir los brazos a multinacionales que sólo buscan beneficio propio a diez mil kilómetros de distancia.

Unas 3.000 personas aragonesas viven gracias al sector del taxi ¿Qué es mejor? ¿Cuidar a los taxistas locales o a las multinacionales? La respuesta es obvia.

Uno podría creer que los partidos más “patriotas” deberían defender a los taxistas, pero resulta que no. Esto es lo que decía en julio, durante la anterior huelga, Ignacio Garriga, portavoz del Comité Ejecutivo Nacional de Vox: “Las mafias del taxi agreden y se creen dueños y señores de las calles. Así no. Los usuarios tenemos derecho a escoger el mejor servicio”. Resulta que Vox no quiere que vengan personas de fuera de España, pero no le importa que el dinero ganado por los españoles acabe en cuentas extranjeras y ahora hablan de “liberalizar” el sector. Cosas de patriotas de pulsera. Ojalá en las elecciones de mayo los taxistas tengan estas palabras en cuenta.

Mientras, Podemos seguirá apoyando a los trabajadores.

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