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El teniente Gonzalo Segura denuncia “tratos humillantes” durante su encierro en una prisión militar
Zaragoza —
“Me dejaron casi desnudo y me registraron, me incomunicaron y trataron de humillarme durante todo el encierro”. El teniente Luis Gonzalo Segura ha salido de su última estancia en el centro disciplinario de San Pedro, en Colmenar Viejo (Madrid). En él ha pasado 139 días, en tres periodos de privación de libertad, tras la publicación de su novela “Un paso al frente”, donde narra “corruptelas en el Ejército”. Ha denunciado al jefe del establecimiento disciplinario militar por “incumplir la normativa con procedimientos humillantes”.
El teniente del Ejército de Tierra Gonzalo Segura entró por tercera vez al centro militar el 15 de enero. Permaneció encerrado hasta el 4 de marzo y, antes de salir, habló con su abogado para denunciar al jefe del establecimiento por “registros personales ilegales, privar de intimidad las visitas familiares y prohibir la comunicación con otros compañeros”. Asegura que durante su estancia se le trató como “un condenado sin derechos”, anulándole cualquier relación con otros internos y militares de servicio en el centro.
“Prohibieron a los compañeros comunicarse conmigo y, cada vez que me acercaba a alguno de ellos, los policías militares me exigían que me alejara y no hablara”, explica. Sostiene que durante su internamiento sufrió registros humillantes: “No sé qué pensaban que podía introducir mi familia en el centro, ¿explosivos? Me pidieron bajarme los pantalones delante de personal femenino, levantarme la camiseta y vigilaban mis visitas con las persianas levantadas, sin intimidad, cuando eso no se lo hacen a ningún otro”.
Afirma que, tras recibir la sanción, entró al centro con el tiempo justo para avisar a su familia y sin posibilidad de poder coger algo de ropa, por lo que permaneció con la misma durante tres días. Asegura que se le denegó tener una radio “por si había algo extraño dentro del aparato” y que lo obligaron a salir del centro para visitar a un médico en contra de su voluntad.
Hasta su cese el 27 de agosto de 2014, el teniente formaba parte de la Jefatura de los Sistemas de Información, Telecomunicaciones y Asistencia Técnica (JCISAT) en Pozuelo de Alarcón. El 18 de julio entró, por primera vez, a la base logística de San Pedro, donde se le privó de libertad durante dos meses tras un expediente disciplinario abierto por hacer manifestaciones públicas en contra de las fuerzas armadas. En su segundo encierro, el 18 de noviembre, comenzó una huelga de hambre que duró 22 días. Salió el 17 de diciembre con la intención de “seguir denunciando las irregularidades del Ejército, a pesar de que las fuerzas flaqueaban”.
Durante su tercer arresto, el teniente también ha presentado un parte contra dos compañeros con los que ha coincidido en el centro madrileño. “Un sargento con un águila franquista tatuada y un teniente coronel cercano a la Fundación Franco realizaron delante de mí comentarios racistas, homófobos y antidemocráticos”. Ese comportamiento ha sido denunciado por el teniente dentro del estamento militar y espera que su acusación “llegue a buen puerto”.
Mientras, Luis Gonzalo Segura ha vuelto a recibir un nuevo parte y se enfrenta a otros dos meses de encierro en Colmenar Viejo. “Me acusan de manifestaciones contra la bandera. Solo he denunciado la corrupción y los comportamientos antidemocráticos. Aunque lo que tengo claro es que esta acusación contra mí sí prosperará”, afirma.
El militar, que no podrá solicitar un nuevo destino dentro del Ejército hasta dentro de dos años, espera su nuevo arresto. Este podría producirse dentro de dos meses, según el periodo de tramitación de estas sanciones.
