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Ser periodista en México es profesión de riesgo. El crimen organizado es culpable de que en muchas regiones del país no haya periodistas. Acaban con ellos a golpe de gatillo. Sin embargo, los grandes exterminadores de la libertad de información son los gobiernos locales. Salvador Frausto, periodista de investigación en El Universal, lo vive cada día. Es la realidad que ha querido mostrar durante la primera jornada del XVI Congreso de Periodismo Digital de Huesca, donde el ‘Nuevo periodismo en México’ ha sido protagonista.
La cita que se celebra en Huesca los días 12 y 13 de marzo ha mantenido el número de asistentes y ha girado en torno a temas como la agenda informativa, el rol del periodismo en la lucha contra la desigualdad o nuevos proyectos emprendedores. Entre las dos jornadas, el congreso batirá su récord de ponentes, con 52. Entre ellos, profesionales de Argentina, Colombia, El Salvador, Guatemala y México; como en anteriores ediciones, una nutrida representación del oficio en Latinoamérica.
La relación entre periodistas y poder ha marcado las primeras ponencias. México es uno de los países en los que esta convivencia resulta más difícil. Guerrero, Veracruz, Tamaulipas y Michoacán son algunos de los lugares donde las autoridades asesinan más que los narcos. “Contratan sicarios y matan a los periodistas locales que escriben sobre crimen organizado o que critican al propio Gobierno”, ha señalado Frausto. Los profesionales no reciben apoyo ciudadano, y tampoco del Ejecutivo estatal, “quienes prefieren dejarlo pasar”.
Desde el año 2000, 120 periodistas han sido asesinados por criminales y gobernantes. Las muertes vinculan crimen y política. “Hay una antitransición democrática que nos coloca en una situación muy vulnerable”, ha afirmado Frausto. Coincide con él Daniel Moreno, periodista en Animal político: “Al Gobierno no le gusta la libertad de expresión”.
A pesar de las muertes, amenazas y torturas, los periodistas consideran que la calidad de lo que se hace es mayor que nunca. Para ellos, informar es un servicio público y “luchar contra el silencio es luchar por la vida”, ha señalado Marcela Turati, reportera y asesora de periodistas amenazados.