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Entiendo que Rajoy sea un presidente virtual, amigo del plasma, para disimular su vergonzante incapacidad dialéctica en el cara a cara, impropia de un presidente de Gobierno. Alguien le habrá dicho que es el momento de volver a esta tierra en los estertores de una legislatura en la que el responsable de la nación solo ha visitado una vez la comunidad para darse un paseo por la Expo cuando miles de ciudadanos veían como el agua y el fango arruinaban su actividad en plena crecida del Ebro. Una tierra que para el PP no es más que un sitio de paso, un lugar lleno de tipismos y gente noble que traga con lo que le echen. Solo así se entiende que Rudi dé la espantada y huya a Madrid cuando no puede gobernar o que Rajoy inaugure una obra proyectada y ejecutada por un gobierno socialista a punto de acabar su infausto mandato. Eso es lo que va a hacer con el embalse de San Salvador, un pantano que ya abastece de riego y que ejecutó un gobierno socialista.
Rajoy envió de avanzadilla a su ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, que nos regaló la enésima tomadura de pelo de este Gobierno, el mismo que convoca elecciones en plena campaña navideña y suelta la paga extra que arrebató caprichosamente a tres millones de personas. Piensan que pueden manejar el dinero público como si fuera un regalo a los ciudadanos y así lo anunció García Tejerina al anunciar que las obras de Yesa tendrían siete millones más el año próximo. De 23 a 30. ¿Por qué no los incluyó en el proyecto de presupuestos que ahora se debate? Sería demasiado respetuoso y poco rentable. Prefiere hacerlo usando la propaganda y prefiere anunciarlo en una visita a Huesca con la que el Gobierno trata de nuevo de comprar voluntades. Esta vez de regantes y agricultores.
La ministra anuncia más recursos para Yesa porque es la política fácil. Ahí basa toda su estrategia en materia hidráulica. García Tejerina volvió a ejercer con la pereza intelectual de su Gobierno y demostró de nuevo su escaso interés, cuando no desprecio, por esta tierra. Porque no le oímos hablar de Mularroya, ni de las aguas contaminadas del Gállego por el lindano, ni de esos planes para combatir las grandes riadas del Ebro. Más bien al contrario, estas cuestiones, tan necesarias, no están en la agenda de un Gobierno más preocupado en cortar cintas como la que va a cortar Rajoy en San Salvador: las de obras y proyectos que ellos son incapaces de ejecutar.
Entiendo que Rajoy sea un presidente virtual, amigo del plasma, para disimular su vergonzante incapacidad dialéctica en el cara a cara, impropia de un presidente de Gobierno. Alguien le habrá dicho que es el momento de volver a esta tierra en los estertores de una legislatura en la que el responsable de la nación solo ha visitado una vez la comunidad para darse un paseo por la Expo cuando miles de ciudadanos veían como el agua y el fango arruinaban su actividad en plena crecida del Ebro. Una tierra que para el PP no es más que un sitio de paso, un lugar lleno de tipismos y gente noble que traga con lo que le echen. Solo así se entiende que Rudi dé la espantada y huya a Madrid cuando no puede gobernar o que Rajoy inaugure una obra proyectada y ejecutada por un gobierno socialista a punto de acabar su infausto mandato. Eso es lo que va a hacer con el embalse de San Salvador, un pantano que ya abastece de riego y que ejecutó un gobierno socialista.
Rajoy envió de avanzadilla a su ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, que nos regaló la enésima tomadura de pelo de este Gobierno, el mismo que convoca elecciones en plena campaña navideña y suelta la paga extra que arrebató caprichosamente a tres millones de personas. Piensan que pueden manejar el dinero público como si fuera un regalo a los ciudadanos y así lo anunció García Tejerina al anunciar que las obras de Yesa tendrían siete millones más el año próximo. De 23 a 30. ¿Por qué no los incluyó en el proyecto de presupuestos que ahora se debate? Sería demasiado respetuoso y poco rentable. Prefiere hacerlo usando la propaganda y prefiere anunciarlo en una visita a Huesca con la que el Gobierno trata de nuevo de comprar voluntades. Esta vez de regantes y agricultores.