El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.
Cuando algún tío, vecino o primo mayor te roza el muslo o te dice que te subas en sus piernas y te abraza muy fuerte cuando lo haces por no desobedecer a un adulto.
Cuando el “practicante” de tu pueblo te está curando un quemazo en la pierna y te soba sin parar la parte que está sana.
Cuando estás en un garito de marcha y acabas yéndote porque hay uno que no para de agarrarte o intentar abrazarte con el argumento de “sólo es para bailar”.
Cuando vas en el transporte urbano y sientes un aliento en la nuca y te das cuenta de que el asqueroso de turno ha decidido refrotarse con tu culo.
Cuando vas a una entrevista de trabajo, y por más que tu currículum te lo pongas con una chincheta en la frente, el entrevistador es incapaz de levantar la mirada más arriba de tu cuello.
Cuando por tener una discapacidad intelectual tus compañeros de clase te convencen que no es malo que te soben las tetas entre todos aunque tú te sientas rara.
Cuando te preguntan en la organización que militas “hasta dónde estás dispuesta a llegar” sin venir a cuento.
Cuando llevas andando por la calle cinco minutos con un tipejo al lado que no te habla pero que cada vez está más cerca de ti y no deja de mirarte y de “acompañarte”.
Cuando tu profesor de educación física del instituto decide que para que hagas bien las flexiones es mejor que te ponga el pie en punta debajo de tu pelvis porque “así seguro que las haces bien”.
Cuando tu profe de la Universidad te dice que eres muy buena en biología molecular pero que mejor te invita a un café y te explica cómo puedes subir la nota.
Cuando te vas de vacaciones sola y alguno decide que eso es motivo suficiente para acorralarte en un portal, y se aprieta mucho a ti hasta que se “desahoga”.
Cuando tu jefe te explica en qué te estás equivocando o qué espera de ti mientras te acaricia el brazo o el muslo.
Cuando te sientes como una mierda porque crees que es tu culpa que el tipo chulo de tu calle te espere todos los días en el mismo garaje para agobiarte con “sus piropos” porque aquella vez le devolviste el saludo.
Cuando te viola tu compañero de empresa en aquella cena de trabajo que se alargó más de la cuenta y en la que bebisteis mucho alcohol y no entendió el NO.
Esta es parte de la basura que sufrimos la mayor parte de las mujeres desde que somos niñas. Esto es lo que nos hacen los desechos humanos que nos creen de su propiedad y de su uso y disfrute. El acoso y los abusos sexuales a los que nos vemos expuestas en este lado del mundo. Casos que se multiplican con los que sufren las compañeras de otros océanos y desiertos, de otros pueblos y bosques. Porque #YoTambién, y tú, y ella, y nosotras, y vosotras, y ellas, y todas.
Pero algo está cambiando. Se empiezan a oír un susurro que pronto será un grito abrumador. Porque muchos #YoTambién sufrí acoso o abusos sexuales pronto, muy pronto, se convertirán en muchos #YoTambién hablé, me defendí y denuncié. #YoTambién #MeToo #MoiAussi #よタンビエ #Șieu #Eutambém #Namifuthi.
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