Los 22 vecinos de Pomer asesinados durante la Guerra Civil van a recibir un homenaje el próximo sábado 28 a las 11:00 en el cementerio de la localidad zaragozana. Durante el acto, se entregarán los restos óseos a las familias de las 17 personas que se han encontrado en los últimos tres años en fosas comunes de la localidad. “Es un acto de reconocimiento hacia las víctimas y darles una sepultura digna en el cementerio de su pueblo, la mayoría de las familias decidieron enterrarlos todos juntos y se ha construido una sepultura común con una lápida donde figuran todos los nombres y leyendas que han decidido los familiares”, explica Miguel Ángel Capapé, representante de la Asociación por la Recuperación e Investigación contra el Olvido (Arico).
Tal y como explica Capapé, todos los cuerpos que se hallaron son vecinos del pueblo de Pomer que fueron asesinados al principio del conflicto en el pueblo, y enterrados después en el cementerio el tres fosas sin identificar. “Después de tres años de búsqueda conseguimos encontrar las tres fosas y recuperar a los 17 que estaban enterrados”, relata.
La primera exhumación se llevó a cabo en noviembre de 2017, en la que se hallaron dos fosas, una con seis cuerpos y otra con cuatro, todos ellos con signos de muerte violenta por arma de fuego y traumatismos. En junio de 2019 concluyó la búsqueda al localizarse la tercera fosa común, con siete víctimas más, hasta llegar a un total de 17 cuerpos.
La Guerra Civil en Pomer
Tras el golpe de Estado la comarca de Aranda, donde está situado Pomer, cayó en manos de los sublevados. Durante las elecciones de febrero de 1936, en la mayor parte de las lo que conforman esta comarca triunfaron las opciones de derechas, aunque en los pueblos de Jarque, Aranda de Moncayo y Pomer venció el voto al Frente Popular. Los vecinos de estas tres localidades hicieron frente a los golpistas y llegaron a asaltar el cuartel de la Guardia Civil de Jarque. Sin embargo, ante el avance de los sublevados, muchos vecinos decidieron huir a la sierra y otros regresaron a Aranda y Pomer para oponer resistencia, según relatan desde Arico.
Pomer era un pueblo pequeño de menos de 500 habitantes en 1930, una localidad muy aislada en la que las necesidades de su población eran elevadas. “Las duras condiciones de vida y las ganas de mejora condicionaron la implantación del sindicato UGT, de Izquierda Republicana y del PCE”, explican desde Arico. “Aquí el partido comunista tenía una presencia un poco más elevada que en otros sitios, era un pueblo pobre y la mayoría de los exhumados los zapatos que llevaban eran albarcas de neumáticos”, relata Capapé, que explica también que en esta localidad mataron a prácticamente todos de la corporación municipal, del partido comunista y afiliados a la UGT.
La resistencia en Pomer fue organizada por su entonces alcalde, Alberto Pérez Marquina, y por el teniente de alcalde y líder sindical Cipriano Muñoz Cisneros. En esos primeros meses tras el golpe de Estado, Pomer sufrió el asesinato de un importante número de sus habitantes. Aunque las cifras totales se desconocen, se han identificado 22 asesinatos que se llevaron a cabo en la propia población, aunque solo se han recuperado 17 cuerpos. Es a estos 22 vecinos a los que se rinde homenaje para “darles reconocimiento después de tantos años y la tranquilidad de las familias que por fin van a recuperar a sus familiares”.