Nueva oficina de turismo
He ido a ver la nueva oficina de turismo de Zaragoza, que se ha retranqueado un poco con respecto a la anterior, un edificio de base circular que ahora se desmontará. Soy un turista interior, me gusta escuchar al pasar las explicaciones de los guías a los grupos de turistas locales y extranjeros, siempre se aprende algo, o todo.
He ido a hacer turismo íntimo a la nueva oficina, espaciosa y vacía. Hay catorce libros sobre la ciudad expuestos en un banco y se pueden consultar. Podría haber cien libros, pues la Inmortal produce mucha literatura, ensayo, historia...
Lo mejor es que está al lado de un gimnasio con paredes de cristal y ese brío de forzudos y atletas de sí imprime vitalidad y energía a la oficina, que podría comprar energía sostenible al local de al lado: es raro que los gimnasios no usen el esfuerzo humano para producir y vender electricidad. El mejor mensaje al recién llegado a una ciudad es un gimnasio lleno de máquinas y personas sudando.
Sería bonito que hubiera más libros, quizá todos los libros. De hecho, la oficina de turismo municipal de cualquier ciudad, además de estar junto a un gimnasio, debería ser una biblioteca.
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