Las placas solares se adueñan de los tejados de Aragón: 2.000 instalaciones de autoconsumo en dos años

Conrad Blásquiz

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El paisaje aragonés se está llenando a una velocidad de vértigo de placas solares y de molinos de viento. La escalada imparable del precio de la luz ha impuesto el autoconsumo energético de empresas y consumidores como una forma de independizarse de las prácticas especulativas de las empresas eléctricas y fomentar el ahorro con energía limpia, mientras crece la contestación social a la instalación desordenada y sin planificación de molinos de viento en toda la comunidad.

Con la factura de la luz a niveles desconocidos, los paneles solares se han adueñado de muchos tejados de Aragón. En algo más de dos años se ha multiplicado el número de instalaciones de autoconsumo energético. En 2019, había apenas 30, mientras que en la actualidad, la cifra de instalaciones puestas en marcha llega a 2.000. En estos momentos, además, el Gobierno de Aragón tramita más de 2.800 solicitudes de ayuda para la instalación de paneles solares.

Otro dato ilustrativo: en apenas tres meses, el número de instalaciones se ha disparado en Aragón. En diciembre había 1.400 instalaciones que alcanzaban los 140 megavatios, lo que suponía un ahorro estimado de 40.000 megavatios al año. Es decir, “14.000 toneladas de CO2 evitadas al año, que sería el equivalente a lo que absorben 700.000 árboles”, aseguran desde el Ejecutivo autonómico.

En un momento en el que el precio de la energía se ha desbocado, los datos confirman que grandes empresas, pymes y consumidores están apostando de forma masiva por el autoconsumo energético. El objetivo de este boom es evidente y goza de un gran atractivo: independizarse de las compañías eléctricas y ahorrar en el gasto anual de la factura de la luz teniendo un mayor control de la misma. La apuesta por las energías renovables no sólo se queda en las viviendas unifamiliares como era habitual hasta hace poco, sino que son numerosas las comunidades de vecinos que han instalado paneles fotovoltaicos en sus edificios para hacer frente al pago de los servicios comunes, como el ascensor o la luz de la escalera, y el consumo particular.

El Gobierno de Aragón puso en marcha a finales de 2021 un programa de ayudas dirigidas a empresas y particulares para incentivar la implantación de energías renovables. La línea de ayudas asciende a casi 23 millones de euros en un programa de autoconsumo con o sin almacenamiento y “siempre vinculado a la energía renovable”, ha señalado el consejero de Industria, Arturo Aliaga. 

Molinos de viento polémicos

De forma paralela a la presencia masiva de placas solares, se han multiplicado también las instalaciones eólicas en el territorio aragonés y, según sus detractores, se está llevando a cabo de una forma desordenada y sin que exista un plan estratégico previo. En Aragón, hay en la actualidad 138 iniciativas eólicas y 402 solares en la fase de proyecto, “Renovables sí, pero no así” es el lema de los detractores con la proliferación de macroproyectos de energía renovable, ya sean parques eólicos o plantas fotovoltaicas, que, según algunas plataformas, quitan más de lo que dan al territorio en términos de riqueza, desarrollo económico y, sobre todo, preservación del medio ambiente. 

A mediados de marzo, más de 7.000 aragoneses protestaron en Zaragoza contra un modelo de transición energética basado en “el despliegue invasivo de instalaciones eólicas y fotovoltaicas a gran escala”, denunciando que “olvidan a las personas, al medio ambiente y a los sectores económicos del medio rural, centrando su objetivo en multiplicar los beneficios para unas pocas grandes empresas, con una ambición que imposibilita una verdadera sostenibilidad y el respeto a los territorios y a sus gentes”.

Entre tanto, las Cortes de Aragón han aprobado recientemente con apoyo de todos los grupos de la Cámara, incluidos los miembros del cuatripartito, una iniciativa instando al Gobierno de Aragón a la “elaboración urgente” del Plan de ordenación territorial de los recursos energéticos de Aragón. La proposición fue aprobada a instancias de Izquierda Unida, formación que canaliza la contestación social contra los proyectos de mega parques eólicos.