Antonio Laborda, hombre fuerte de Vox en el Ayuntamiento de Huesca entre 2019 y octubre de este año, se ha convertido en elemento distorsionador de la legislatura. Después de que la formación de extrema derecha, que cuenta con tres concejales en un consistorio de 25, le haya marginado y despojado de sus tareas, este ha dejado el partido y se mantiene en la corporación como único integrante del grupo mixto. Una posición en la que puede convertirse clave para el PP, que gobierna sin mayoría absoluta, entre acusaciones de transfuguismo de sus antiguos compañeros y la amenaza de que su situación termine en los juzgados.
Laborda, nacido -como la Constitución- en 1978, saltó a la primera línea de la política local en las elecciones municipales de 2019, cuando se convirtió en el único concejal de Vox y contrapeso a la derecha en una legislatura marcada por el voto en blanco que privó del bastón de mando de manera sorprendente a la popular Ana Alós en beneficio del socialista Luis Felipe. Había protagonizado una campaña sonada, con frases para la posteridad: “Cada uno, su orientación sexual en su casa y en su cama”; o “Huesca es una ciudad bilingüe: se hablan el castellano y el español”.
El electorado de derechas premió su labor de oposición triplicando la presencia en el Ayuntamiento de Vox, que pasó de uno a tres ediles. Laborda, de nuevo cabeza de lista, se acompañó de José Luis Rubió y Susana Magán. El Partido Popular ganó las elecciones pero se quedó a un concejal de la mayoría absoluta. Por tanto, Vox se convertía en muleta de la alcaldesa Lorena Orduna… y también en un posible elemento de tensiones a pesar de que el pacto de gobierno en las Cortes de Aragón contuviera alusiones a una necesaria sintonía en el consistorio oscense sin la necesidad de que esta se sujetase mediante firma oficial.
Un primer conato de crisis se produjo durante la aprobación de los presupuestos municipales para 2024, pues Vox amenazó con votar en contra, lo que habría bloqueado las cuentas con la suma de los diez votos de los concejales del PSOE. Salvada la situación, estalló la disputa en el seno del partido ultra. El papel de Rubió como portavoz municipal en detrimento de Laborda, evidente con el desarrollo de los diferentes plenos municipales, se confirmó en el del pasado 23 de octubre con el paso adelante de Rubió y el ostracismo de Laborda, ya ausente en manifestaciones públicas de Vox como la que protestó contra la amnistía.
En febrero de este año se había producido un primer cisma. Vox anunció de manera oficial que Pablo Ciprés, que había liderado la lista provincial al Congreso en 2019, iba a liderar la candidatura al Ayuntamiento de Huesca. No obstante, tras la renovación del comité ejecutivo provincial, el nacional volvió a apostar por Antonio Laborda como candidato a la alcaldía. Primero, abandonó la condición de dedicación exclusiva al consistorio, con lo que deja de percibir la retribución económica y el Ayuntamiento le ha dado de baja en el régimen general de la Seguridad Social.
Ahora, el papel de Laborda podría ayudar al PP a sacar adelante la legislatura con su voto desde el grupo mixto para conformar una mayoría absoluta. Así lo sospecha Vox, que le acusa de irregularidades que pueden ser graves y constitutivas de infracción: “Mientras estuvo con dedicación exclusiva, lo que conllevaba un suelo anual de 44.000 euros, ha estado llevando a cabo una actividad mercantil privada, que podría incluso haber realizado en el despacho municipal, con materiales del Ayuntamiento y durante el horario en el que debía trabajar para el grupo”, señala José Luis Rubió.
La formación ha hallado numerosos documentos en el ordenador personal de Laborda de su despacho municipal y los presentará a los servicios jurídicos del Ayuntamiento para que sean estos los que determinen su alcance y consecuencias. Tras este hallazgo, se pidieron explicaciones a Laborda, se le relevó de su cargo y se le sacó de las comisiones. Además, este remaba “en contra de las decisiones del grupo municipal y de las órdenes de la dirección nacional del partido, asumiendo compromisos propios que pretendía que fueran aceptados por el grupo”.
En el último capítulo por ahora de esta historia, el Ayuntamiento de Huesca ha modificado la composición de las comisiones informativas, que pasarán de siete a ocho integrantes para dar entrada a Laborda. Los dos concejales de Vox se oponen a esta medida y la formación sostiene que esta podría no ajustarse a derecho e incumplir el reglamento orgánico del Ayuntamiento, por lo que podría judicializarse.