“La bicicleta ayudó a las mujeres a tomar conciencia de la libertad a la que podían optar”

'Mujer y bicicleta: emancipación femenina a golpe de pedal' ha sido el título de la charla que ha pronunciado esta semana en Zaragoza Belén Álvarez (Vitoria, 1969), periodista aficionada al ciclismo desde la infancia. Para ella, conducir una bici le lleva a sentirse “libre, segura y capaz”.

¿Qué representó la bicicleta para las primeras mujeres ciclistas?

Históricamente, la aparición de la bicicleta a finales del siglo XIX supuso cambios para la sociedad, en general, y para las mujeres, en particular. Al principio, fue un nuevo objeto de deporte y de ocio, sobre todo, para las clases más pudientes. Cuando el precio de la bicicleta se fue abaratando, como suele pasar con todas las novedades, pasó a ser un medio de transporte para toda la población. Vino a sustituir a caballos, a burros, a mulos... Era un medio de transporte muy barato y de muy fácil mantenimiento. Para las mujeres, fue todo esto y mucho más, porque también fue un trampolín hacia adquirir unas mayores cotas de libertad que hasta entonces no tenían. Con la bicicleta, las mujeres empezaron a salir de sus casas, de sus barrios, a acceder a otros sitios en las ciudades... y, sobre todo, empezaron a moverse sin depender de un hombre; hasta entonces, las mujeres siempre solían ir acompañadas de un padre, de un hermano o un esposo en los carruajes. Las bicicletas les dieron alas para moverse libremente y esa libertad, a su vez, fue una forma de empezar a trasgredir ciertas normas sociales de comportamiento. Con la bicicleta, las mujeres empezaron a hacer cosas que hasta entonces no podían hacer.

¿Por qué les hacía ser más libres que otros medios de transporte tradicionales como los mulos o los burros que apuntaba?

Porque la bicicleta empezó a utilizarse en las ciudades y fue una manera de poder acudir, por ejemplo, a reuniones de los primeros movimientos sufragistas. Les permitía moverse por la ciudad con más libertad que con un animal. De hecho, la libertad y los derechos de la mujer han estado muy emparejados; las mujeres sufragistas de las décadas de 1880 y 1890 que empezaban a pedir el voto femenino y la igualdad de derechos fueron fervientes defensoras del uso de la bicicleta por parte de las mujeres. Decían que les otorgaba cotas de libertad que favorecían a su emancipación. Una de las líderes sufragistas de aquella época, Susan Anthony, dijo que “la bicicleta ha hecho más por la emancipación de la mujer que cualquier otra cosa en el mundo”. Lo decía porque le da libertad, autonomía, le permite moverse fuera de casa y así, empieza a esquivar el rol tradicional de madre y esposa, a involucrarse en movimientos en favor de sus derechos... En definitiva, a esta mujer de finales del XIX le transmitía una cierta autonomía para moverse más allá de su pequeño ámbito de actuación. No podemos decir que la bicicleta trajo el voto femenino ni la igualdad de derechos, pero sí ayudó a muchas mujeres a empezar a tomar conciencia de la libertad a la que podían optar.

¿A qué obstáculos se enfrentaron las primeras mujeres que usaron bicicletas?

Sobre todo, fueron obstáculos relacionados con la salud. Muchos médicos de la época hablaron de los beneficios que otorgaba la bicicleta a las mujeres: higiénicos, terapéuticos… Las mujeres estaban acostumbradas a estar mucho tiempo dentro de las casas y sus formas de ocio también solía ser en el hogar: cosiendo, con partidas de cartas... Por eso, hubo médicos que sí alabaron que las mujeres cogieran la bicicleta y salieran a dar paseos, pero también hubo otras muchas voces médicas que hablaban de que la bicicleta provocaba muchos graves perjuicios físicos para la mujer. Se hablaba de que a la mujer le provocaba unos fuertes dolores de espalda, de garganta, de lo que llamaban el “síndrome de la cara de bicicleta”, por unos efectos anti estéticos en la piel, con piel muy reseca, labios agrietados, facciones afiladas… También se decía que la bicicleta provocaba a la mujer menstruaciones muy irregulares y dolorosas, incluso infertilidad o abortos si es que la mujer estaba embarazada. Todos estos perjuicios en realidad ahondaban en la idea de que la mujer tenía que preservar su belleza y su capacidad reproductiva como sus únicos valores.

¿Llegaron a calar esas ideas de que la bicicleta era mala para la salud de las mujeres y no para la de los hombres?

Es curioso, pero solamente se hablaba de los perjuicios para las mujeres. Al parecer, la bicicleta sólo estropeaba la piel de las mujeres y sólo les provocaba dolores de espalda a ellas. Hacían hincapié en que el cuerpo de la mujer no estaba hecho para el ciclismo.

Aun así, las mujeres empezaron a utilizar la bicicleta, ¿conocemos a mujeres pioneras en este campo?

Sí, por ejemplo, Annie Londonderry fue la primera mujer en dar la vuelta al mundo en bicicleta en 1894. Katie Knox fue una de las primeras mujeres negras en ser miembro en la Liga de Ciclistas Americanos y luchó para evitar la segregación racial hacia los ciclistas porque, años después de que ella ingresara en esa Liga, se prohibió la entrada de las personas de color. Katie Knox se plantó en una las reuniones anuales de la Liga, reclamó su derecho a estar ahí y abrió un debate

¿Hoy sigue siendo un elemento de liberación?

En muchos países, sí. En el siglo XXI, en países como Irán, Irak o Arabia Saudí las mujeres no pueden andar en bicicleta libremente y se utilizan argumentos como los dolores de espalda o la infertilidad; son argumentos que, vistos con nuestra óptica, nos parecen trasnochados o decimonónicos. De hecho, ahora, en el mes de septiembre, dos chicas españolas, las 'Ruthis', van a ir a Irán a hacer una ruta por todo el país, como una forma de reivindicar el derecho que tienen las mujeres a andar en bicicleta. También está en marcha la plataforma Iranian Women Love Cycling, que se puso en marcha hace un par de años y anima a las mujeres a subir a las redes sociales selfies andando en bicicleta, como una forma de protestar contra la situación en su país.