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El CAEM de Candanchú: la escuela donde la Guardia Civil adiestra desde el Pirineo a los mejores rescatadores en montaña

Los rescates en montaña se han multiplicado en los últimos años, especialmente en verano. Eso es fruto de que cada vez más gente visita estos espacios naturales, pero también por la buena labor que realiza el GREIM (Grupo de Rescate e Intervención en Montaña) de la Guardia Civil. Y aquí cobra un valor especial el Centro de Adiestramiento Específico en Montaña (CAEM), ubicado en Candanchú y donde se forman todos los rescatadores. Los aspirantes deben superar las exigentes pruebas físicas y mentales que requieren una elevada capacidad de resistencia, de técnica y de resolución.

Media y alta montaña, espeleología, escalada, montaña invernal, alpinismo… Son muchas las disciplinas que ofrece el montañismo y todas ellas deben ser afrontadas por los miembros del GREIM, un curso que se imparte en Candanchú y en el que pueden formarse un máximo de 25 alumnos dependiendo de las vacantes que existan. Todos ellos se someten a situaciones extremas con único objetivo: formar parte del GREIM. El capitán Fernando Rivero, OPC del Servicio de Montaña de la Guardia Civil, indica que “tras la convocatoria en el Boletín Oficial de la Guardia Civil, los aspirantes se enfrentan a diversas pruebas de carácter técnico como escalada, esquí de montaña o tránsito por un espacio confinado como otras de carácter físico como natación o carreras de fondo o velocidad”.

Una vez superadas las prácticas y presentar un certificado médico que acredite estar en condición de afrontar las pruebas físicas, pueden ingresar en el curso, donde se imparte la formación técnica en las diferentes materias. La duración es de un año escolar pero “desde mediados de noviembre a mediados de enero, los aspirantes regresan a sus unidades de destino, esperando que la montaña esté en las mejores condiciones para la formación en la época invernal”, añade.

Además de exámenes sobre la teoría estudiada, “se imparten prácticas de rescate en periodo estival, en grandes paredes, en cavidades subterráneas, primeros auxilios, barrancos, rescate con helicóptero, etc… y cada una de estas técnicas tiene una parte formativa y otra evaluativa”, indica el Capitán. Además de la práctica deportiva de las diferentes modalidades que ofrece la montaña, un rescatador debe saber afrontar incidencias, salir de ellas y auxiliar tanto a los accidentados como a los compañeros en caso de que haya un accidente.

La serie documental ‘CAEM. La forja del Rescate’ ha permitido acercar a la sociedad cómo se preparan los agentes de la Guardia Civil para formar parte del GREIM. Diez episodios en los que diecinueve alumnos llegan a la escuela de Candachú para hacer frente a pruebas exigentes y convertirse en rescatadores de montaña. Diferentes disciplinas del montañismo, herramientas de acceso y de seguridad para los rescatistas, evaluaciones, nervios y expulsiones son algunos de los momentos por los que pasan los alumnos. Todo ello en condiciones meteorológicas extremas, en terrenos de difícil acceso y con un alto factor de riesgo en el que un mínimo fallo termina con la excelencia perseguida.

En el Pirineo, los primeros pasos que desembocaron en el GREIM se dieron en el año 1967 con la creación de la especialidad de esquiador-escalador en la Guardia Civil, pero no fue hasta el año siguiente cuando se comenzó el despliegue por los diferentes macizos montañosos españoles. En noviembre de 1968 se crearon los Grupos de Jaca y Boltaña, en el Pirineo aragonés, antecedentes del actual GREIM.

Los rescates en montaña ascienden cada año

A nivel nacional, en el año 1981 se empezaron a recoger las estadísticas de forma conjunta. Desde entonces y hasta final de 2023, se realizaron 26.625 rescates, con 3.523 fallecidos, 16.173 heridos y 24.811 ilesos. Durante el 2024 se han realizado un total de 1.025 rescates. Un número que, como indica el capitán Rivero, aumenta significativamente en verano: “concretamente los meses de julio y agosto, en los que se han realizado 180 y 205 rescates respectivamente”.

Tras la pandemia, y con las ganas de estar al aire libre, se intensificaron el número de salidas a la montaña y, por tanto de rescates. La recomendación siempre es clara. Cada persona debe conocer su nivel y sus posibilidades y partir de ahí para hacer sus actividades deportivas en la montaña, siempre con un equipo adecuado. Cuando hay un accidente y se avisa al servicio de emergencia, muchas veces hay que desplazarse en helicóptero, además del servicio que prestan los rescatadores, material, etc. Son las propias comunidades autónomas las que establecen si se cobran los rescates a las personas que sufran accidentes. Algunas tienen tasas por servicios, que incluyen horas de helicóptero, de rescatador y gastos sanitarios. De ahí que cada vez sean más los amantes de la montaña que deciden federarse. En 2024, solo la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) ha batido su propio récord con más de 15.500 licencias.