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“A finales de siglo habrá muy pocos glaciares en los Pirineos”: en los últimos 35 años han desaparecido el 50 %

El espesor medio de la nieve en los Pirineos podría reducirse hasta un 50 % en 2050

Óscar F. Civieta

Zaragoza —

En 1983 había 41 glaciares en los Pirineos. Hoy hay 19. Es decir, la mitad ha desaparecido en los últimos 35 años. Mirando al futuro, incluso siendo ligeramente optimistas, “quedarán muy pocos glaciares en el Pirineo a finales de siglo”. La conclusión es de Juan Terrádez, coordinador del informe “El cambio climático en los Pirineos: impactos, vulnerabilidades y adaptación”, que presenta el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC).

El porvenir de los glaciares es solo una de las alertas que emanan de este pormenorizado estudio. Pero hay más, por ejemplo, que la temperatura media en los Pirineos ha aumentado un 30 % más (1,2º C) que la media mundial (0,85º C) en los últimos 50 años. También fue muy expresivo Blas Valero, investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC), al valorar la importancia de este dato: “Cambios de 1,2º C en el pasado han provocado grandes efectos en los ecosistemas y con importantes impactos en la sociedad, es como el canario en la mina, indica que algo malo va a pasar”.

“Hay que actuar ya, con urgencia, el Pirineo tiene fiebre”, lo dice Idoia Arauzo, coordinadora del OPCC. Confía en que los datos que de manera clara pone sobre la mesa este trabajo provoque que las instituciones tomen medidas de inmediato. Y para ello incide en que es el primer informe al respecto que se realiza “con tanto consenso y participación de la comunidad científica que trabaja en los Pirineos”.

El espesor medio de la nieve se reducirá un 50 %

Esta “variabilidad del clima que deriva del cambio climático”, advierten en el estudio los científicos, “podría provocar un incremento de los riesgos naturales como deslizamiento de terreno, desprendimientos de roca, aludes e inundaciones”. Para más inri, el cambio climático supone “un efecto de estrés añadido que agrava las problemáticas ya conocidas en el territorio pirenaico como la despoblación, cambio de usos del suelo o falta de relevo generacional en el sector primario”.

El descenso en las precipitaciones es otra señal de alarma: hay una tendencia a la disminución que llega al 2,5 % por década. Por añadidura, la disponibilidad de los recursos hídricos es cada vez más variable “y se esperan episodios de sequía y lluvias torrenciales cada vez más intensos”. Se verá también afectada la nieve, cuyo espesor medio, explican, podría reducirse hasta un 50 % en el año 2050 en el Pirineo central y a 1.800 metros.

Las distintas especies que pueblan el Pirineo se adaptan a los cambios: algunas aves migratorias han adelantado su fecha de llegada hasta 10 días desde los años 60 y el límite superior del área de distribución de las especies de fauna de montaña en Europa ha ascendido un promedio de 11 metros por decenio.

Apostar por estaciones de montaña y no solo de esquí

A tenor de lo concluido, los responsables del informe establecen los 10 desafíos más importantes a los que se enfrentan los Pirineos por el cambio climático. Entre ellos, afirman que habrá que preparar a la población ante los extremos climáticos, reforzar la seguridad antes los riesgos naturales, acompañar a los actores del territorio ante las sequías o asegurar la calidad de las aguas superficiales y de las aguas subterráneas.

También incluyen la necesidad de enfrentarse a los cambios en la productividad y la calidad de los cultivos “y sacar provecho de las nuevas oportunidades”, anticipar los cambios irreversibles en el paisaje, tener presente la posible pérdida de biodiversidad y los cambios en los ecosistemas, adaptarse a los desequilibrios entre oferta y demanda de energía y enfrentarse a la propagación de enfermedades, de parásitos y de especies invasoras.

Diferentes impactos que pueden afectar al turismo. En este sentido, Terrádez recomendó la “descentralización de la actividad turística y empezar a fomentar estaciones de montaña y no solo de esquí”.

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