En 2000, en Robres había 670 habitantes. En España 40,5 millones. En las elecciones al Congreso de junio de ese mismo año, ganó el PP con el 44,52 % de los votos. El porcentaje de apoyo a los populares en este pequeño municipio oscense fue del 43,62 %. Desde el inicio de la democracia, quien gana en Robres gana a escala nacional. Sucede lo mismo con el cómputo general autonómico. Aragón es nuestro Ohio, como escribió José Fernández Albertos. Y Robres es su principal exponente.
¿Por qué Ohio? En Estados Unidos, desde las elecciones presidenciales de 1964, siempre ha ganado en Ohio el que, a la postre, sería presidente del país. En España hay 81 municipios en los que se cumple esta premisa, 34 están en Aragón.
Quizás Robres deje de ser uno de los Ohios de España. Es lo que barruntan algunos de sus vecinos. Las cifras evidencian que esa cuasi milimétrica igualdad cada vez lo es menos: en 2000 no se llegó a un punto de diferencia porcentual (44,52 % y 43,62 %). En los últimos comicios generales (junio de 2016) –también con victoria popular–, la distancia se amplió a 7,39: 33,01 % nacional, 40,4 % en Robres.
¿Qué sucederá en las elecciones del 28A?
Es viernes. Las campanas dan las 12. Coches aparcados ocupan las entrañas de Robres en este ventoso 26 de abril. Hay poca gente (la población actual es de 541 habitantes). Será por el día. Una mujer saca la basura, otra avanza lentamente con el carro de la compra. La imagen rebate las palabras de su alcaldesa: “Evidentemente, hay un goteo continuo de pérdida (eran 709 en 1996), pero es un pueblo vivo: tenemos una escuela con 30 niños y niñas, escuela infantil, centro médico, gimnasio con piscina climatizada, un grupo de teatro premiado internacionalmente, un festival de teatro y hasta un equipo de fútbol en tercera”. Con el paso de las horas, sus vecinos y sus calles corroborarían esta verdad.
Es Olga Brosed, alcaldesa socialista desde 2015 –que aspira a repetir tras el 26 de mayo–. El hecho de marcar tendencia les ha dado a conocer por algo curioso e interesante, no “por algo malo, que es por lo que estos pueblos suelen salir en los medios nacionales”, asegura. Pero también les tiene “un poquito cansados: es que sois muchos, y al final siempre decimos lo mismo”.
A los vecinos y vecinas les cuesta empezar a hablar, pero pronto se sueltan. Lo de Ohio lo explica Miguel Ángel, natural de Caspe (Zaragoza), que lleva 35 años en Robres: “Aquí la Guerra Civil hizo mucho daño, así que con la democracia el voto estaba muy marcado, había familias de izquierdas y familias de derechas. Pero lo mayores se van muriendo, aparecen partidos nuevos y los jóvenes pueden cambiar la tendencia familiar. No creo que tarde en dejar de coincidir”.
De opinión similar es Nati, que, a sus 79 años, lleva 55 regentando la panadería. Entre panes y magdalenas (“exquisitas”, lo afirma quien escribe), permite ser fotografiada a regañadientes (“haber venido hace 20 años a hacer las fotos”, dice entre sonrisas). Volviendo a las urnas, apunta que ella cree que eso va a cambiar, “pero no sé, en este pueblo se habla muy poco de política”, puntualiza.
También a eso se refiere Miguel Ángel: “Es por la misma razón, los jóvenes no hablan de política, antes había más polémica, siempre aparecía la Guerra, pero, afortunadamente, eso ha cambiado”. Lo ratifica la alcaldesa: “La política no es, ni mucho menos, un tema de conversación habitual en Robres, no es un pueblo muy politizado”.
España viva
Robres es especial. Por sus infalibles dotes electorales (evidentemente), pero, sobre todo, por sus ganas de ser un pueblo vivo. Es (y no es) uno de esos miembros de la España vaciada. José María, que se identifica como comunista, limpia las ventanas de su casa. En el suelo le acompaña su gata; más arriba, la bandera del Club Deportivo Robres. Nació en Huesca, pasó 40 años en Zaragoza y, desde 2007, es un robresino más. “Es un pueblo con vida”, afirma, “a pesar de que mucha gente se tuvo que marchar”. Mira al campo y a las granjas como principales factores fijadores de la población y destaca lo que suman los venidos allende los mares: “Sobre todo marroquíes. Por mí siempre son bien recibidos”.
Apunta al mismo lugar Miguel Ángel: “Tenemos muchos servicios, esto no es la España vacía. La principal razón es que siempre ha habido agua, si no, estaría mucho más vacío”. En la panadería, convenciendo a Nati para que se ponga delante de la cámara, está Montse: “Hay mucha gente que ha vuelto para trabajar en las granjas”, explica.
Unas y otros destacan el acervo cultural del municipio: “La gente siempre ha sido muy activa”, dicen Miguel Ángel y la alcaldesa. “Aquí ha habido teatro, danza, jotas…”, afirma Montse.
Quizá Robres deje de ser Ohio. Puede que los jóvenes no sigan esa tradición. La de estar vivos y luchar por su pueblo no se perderá. La sonrisa y los brazos abiertos de José María, Miguel Ángel, Nati, Montse y Olga tampoco.